La boda del heredero
Capítulo 132 (FIN)

Capítulo 132: (FIN)

Al menos teníamos a Hugo, en aquella nueva etapa por iniciar.

“¡Resolviste lo de los anillos?” preguntó Adrien inclinándose sobre mi hombro.

“Aún no lo sé… Eso espero, ¡qué pasa si el Padre pide los anillos y no los tenemos?” pregunté preocupado.

“Supongo que lo averiguaremos” respondió conteniendo la risa.

“Gracias, hombre… Era justo lo que quería oír”

Mantenía la vista fija en la puerta de la iglesia, rogando por ver entrar a Caspian, pero la Marcha Nupcial empezó a sonar y ya no hubo tiempo de nada.

La imagen de Irina caminando lentamente hacia mí, me hizo olvidarlo todo.

En mi mente, el recuerdo borroso de una Irina más joven y nerviosa, mordiéndose las uñas en la sala del juzgado, esperando a que nos dieran la orden de pasar, era todo lo que tenía.

Aquella noche, casi cinco años atrás, no había podido apartar los ojos de ella, con su delicado vestido blanco de flecos, comprando a última hora en una tienda de segunda de Estrasburgo y con una trenza de lado, pensé que se veía maravillosa, aunque quizás la emoción de saber que realmente iba a casarme con ella, incluso aunque no me amara, me tenía ciego de felicidad.

Pero esa noche estuvo llena de contención, no pude decirle todo lo que sentía, no pude besarla con la emoción que me llenaba el pecho, en cambio solo me quedó sentarme al borde de la cama al final de la noche, mientras ella estaba encerrada en el baño, llorando probablemente.

Hoy, sin embargo, era distinto. Irina caminaba hacia mí con una sonrisa deslumbrante.

Habíamos decidido tener una boda tradicional, como si fuese la primera, pero ella quiso entrar sola… Que fuésemos solo ella y yo durante ese trayecto, y había sido una decisión acertada.

Fue como si el resto del mundo, todos los invitados, desaparecieran. Yo solo tenía ojos para ella y ella para mí, aquello era lo que siempre había querido, sentir que estaban tan deseosa de unirse a mí como yo lo estaba.

Cuando llegó al altar, estiré mi mano para recibirla y no pude evitar inclinarme hacia ella y besar sus labios, maravillado de que me recibiera con tanto entusiasmo.

Eso provocó unas cuantas risas entre los invitados, y que el sacerdote se aclarara la garganta. Ambos sonreímos y nos separamos mirándonos con complicidad mientras el hombre frente a nosotros daba inicio a la ceremonia.

Tres horas después, nos encontrábamos en los viñedos, nos habíamos escapado un rato de todo el alboroto de la fiesta, para tener un momento a solas.

Tuvimos cuidado de no pasar cerca de la bodega. Irina aseguraba que seguía teniendo pesadillas con aquel lugar, y en el fondo yo tampoco había vuelto a pisar el interior de aquella en particular, era demasiado doloroso, pero al menos los viñedos seguían siendo nuestros…

Un hermoso lugar donde tener un momento romántico con mi esposa recién renovado los votos.

Había estado abriendo una botella de champagne, y cuando regresé hasta donde estaba Irina, la encontré mirándose y removiendo el anillo de boda.

“¿No te gusta?” pregunté con burla.

“Bueno, no te lo tomes a mal, no quiero ser pretenciosa ni nada, pero hubiese pensado que el CEO de la mayor empresa exportadora de vino del país tendría algo mejor para darme que un morrión de alambre”

Reí y le pasé su copa, recordando con humor la cara que había puesto cuando el Padre nos pidió los anillos y Caspian nos entregó aquellos trozos de alambre enroscado y transformados en dos anillos.

“Debes admitir que la joya hecha con papel aluminizado le da un toque sofisticado”

“Sí, sí… es que casi no se ve la marca de la botella. Debería dedicarse a eso” dijo entornando los ojos.

“Te prometo que te compraré uno de verdad, pero debemos conservar estos unos días, al menos… Elliott se sentirá menos culpable”

“Pues no sé tú, pero yo el mío lo conservaré toda la vida” respondió sonriendo y apoyando su cabeza sobre mi hombro cuando la rodeé entre mis brazos por la espalda.

“Eso me gusta… ¡Eres feliz ahora que estamos casados ante los ojos de Dios? ¿Ahora que los dos nos amamos?”

“Lo soy, fue una linda boda, con todo y los anillos perdidos” sonrió.

“Imagina la cara que pondrá la persona que los encuentre… dos anillos de diamantes”

“Tal vez le cambiamos la vida a alguien con eso, se sentirán afortunados”

“Tal vez”

Admití sonriendo.

“Pero por ahora… brindemos por nosotros, por nuestra familia, y por ser los verdaderos afortunados. Estar contigo es lo que siempre quise, Irina; y que hoy estés aquí conmigo… sintiendo lo mismo, y dispuesta a pasar tu vida a mi lado… me hace el hombre más feliz de la tierra, gracias por eso”

“Pues… aunque esto no inició como un cuento de hadas, y tuvo un clímax dramático y doloroso… siento que estamos teniendo un final de ensueño… mágico y lleno de mucho amor. El día que me encontraste tirada y llorando en el sendero… jamás imaginé que terminaríamos aquí justo, así… así que la que tiene que agradecerte soy yo, por no darte por vencido conmigo”.

“Te amo, Irina” susurré emocionado por sus palabras.

“Y yo te amo a ti, Emmett…Y eso jamás cambiará”

Juró, poniéndose de puntillas para besar mis labios, y ahí, ante aquellos viñedos que tanto significaban para nosotros, nos besamos largo y tendido.

No nos importó si se preguntaban por nosotros, o si esperaban vernos aparecer…

Solo nos enfocamos el uno en el otro, en disfrutar de aquel momento que daría inicio al resto de nuestra vida, que con suerte, sería una vida plena y llena de amor.

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FIN

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