La boda del heredero -
Capítulo 129
Capítulo 129:
“Un bebé al que casi pierdo por mis acciones… Todo lo que hago es una m!erda”
“Pero no sucedió”
Le corté de inmediato.
“Y no lo has arruinado, te lo puedo probar, de hecho… Es posible que hayas salvado todo el caso”
“¿De qué hablas?” preguntó confundida.
“Fue una idea muy acertada la de haber grabado lo sucedido… La fiscalía ingresó hoy la grabación que hiciste y…la admitirán como prueba”
“¿¡En serio!?” preguntó más emocionada.
“Sí, y Nadine habló mucho… dijeron que con esa grabación podrían conseguirle la pena máxima”
“¡Eso es en serio una buena noticia!” dijo sonriendo mientras apoyaba su cabeza en mi hombro con cariño.
“Al menos sé que no lo arruiné todo”
Apoyé mi mentón en su cabeza y acaricié su cabello hasta que vi que se empezó a quedar dormida.
Ya habría tiempo para conversar sobre lo demás, de momento solo me importaba que entre tanto caos, entre tanta desgracia…
Yo seguía siendo afortunado, seguía teniendo a mi esposa, a mi hijo y al que estaba por venir, no podía pedirle más a la vida de momento.
…
Una semana después…
“Para terminar por hoy, Señora Lefebvre… ¿Tuvo usted intenciones de utilizar el arma de su padre?” preguntó Olivier Dubois, abogado principal de la fiscalía.
Respiré profundo, ya estaba cansada de todo aquello, necesitaba recostarme otra vez, pero sabía que no podía huirle a la situación, a fin de cuentas… mucho de eso era mi culpa, no solo por haber llevado el arma, tampoco por haberle dicho a Nadine sobre la amante embarazada, sino por haber ido con Emmett aquella noche a contarle los planes de Damien…
Quizás desde ese punto había sentenciado al hombre, que la fiscalía y la defensa estuvieran tan enfrascados en por qué llevé el arma se me hacía ridículo, pero ellos no sabían la historia completa.
“No de forma consciente” respondí, provocando con esto la intriga del abogado.
“¿Cómo así?”
“Bueno… debe entender, que esa noche yo temía por Emmett, no sabía dónde estaba, solo sabía que lo habían visto salir con Damien y para ese momento… creíamos que él era cómplice de Nadine”
“¿Asegura entonces que no lo era?”
“Aparentemente”
Me encogí de hombros.
“No tuve oportunidad de hablar con él, pero mi esposo asegura que Damien estaba dispuesto a colaborar con él para atrapar a Nadine, y por lo que ella misma dijo… ustedes tienen la grabación, él era más un estorbo para ella que una ayuda”
“De acuerdo. Entonces… ¿El arma?”
“La llevé en caso de ser necesario, sabía de lo que era capaz Nadine, o al menos creí saberlo… al final fue peor de lo que creí. Y pensé que con un arma estaría más segura, pero sinceramente no pensé nada con claridad”
“No es momento de evadir las preguntas, señora Lefebvre. Debe decirme lo que pensaba hacer con…”
“No estoy evadiendo nada, abogado… Le digo las cosas tan y como pasaron, llevé el arma, sí; la llevé con intención de protegerme, sí; pero si lo que quiere que le diga es que pretendía dispararle a Nadine… me temo que no puedo hacerlo, porque no fue un pensamiento claro en mi mente, solo quería saber dónde estaba mi esposo”
Me llevé una mano a la gente mientras cerraba los ojos, la sensación de vértigo volvió más fuerte, quería vomitar con urgencia.
“De acuerdo, veo que no se siente bien, lo mejor es que siga su reposo, volveré mañana y seguiré tomando su declaración”
Asentí con un suspiro resignado.
El juicio contra Nadine aún no había comenzado, solo habían hecho un par de audiencias previas en las que ella, conmocionado a todos, se declaró inocente, y alegó que tanto Damien como Emmett y yo la habíamos orillado a eso…
Una completa locura.
Pero desde entonces, Emmett y yo habíamos sido obligados a dar hasta el último detalle de lo sucedido esa noche, y que el arma hubiese llegado a la bodega en mis manos no ayudaba.
Empecé a temer que pudiera salirse con la suya, pero me aseguraron que la grabación que había logrado hacer era algo de lo que Nadine jamás podría librarse. Sin embargo, había cosas que aún no habíamos podido resolver.
“¿Sabe algo de Moreau padre?” pregunté cuando el hombre empezó a recoger sus cosas.
“No mucho, la verdad… No es mi caso”
Asentí en silencio con pesar.
Toda la atención de la fiscalía estaba puesta en el asesinato de Damien; el fraude hecho por la familia de Nadine ocupaba quizás el último peldaño de sus prioridades.
Aún se estaba tratando con los americanos el permiso para obtener información sobre D’vine, y de momento solo se le había cortado el suministro de dinero desde Francia.
Alguien nos había dicho que a lo que podríamos aspirar con ese caso era una demanda en la que D’vine le devolviera a Lefev’s el dinero que recibió todo ese tiempo, pero Emmett no parecía muy interesado, parecía solo tener cabeza para Nadine.
En ese momento, cómo si lo hubiese llamado con el pensamiento, Emmett entró al salón. Se le veía cansado, pero irguió si espalda al ver al hombre frente a mí.
“Señor Dubois” saludó con voz grave.
“Buen día, Señor Lefebvre”
“No sabía que estaría aquí hoy”
“Yo tampoco, pero la orden fue apresurarnos a tener todas las declaraciones, las suyas ya las tenemos… Faltan las de su esposa”
“Sí, pero creí haber dejado claro que mi esposa no puede alterarse demasiado y estas visitas no pueden prolongarse”
“Por supuesto, justo estaba recogiendo todo para irme y volver mañana, entiendo que la señora debe descansar”
El abogado ordenó todo y cerró su maletín antes de ponerse de pie y mirarnos con cortesía.
“Gracias por su atención, Señores Lefebvre, volveré mañana para terminar la declaración, y les llamaré si hay alguna novedad en el caso”
“Hasta pronto”
Alcancé a decir antes que Emmett despachara con gestos apresurados al hombre, en una inusual falta de modales.
“¿Qué fue eso?” pregunté cuando estuvo de vuelta.
“Ya era hora de que se fuera, es todo, detesto verlo aquí”
“Creí que estábamos en el mismo equipo”
“Lo estamos, pero no por eso voy a sonreír mientras ese imbécil se babea por ti”
“Oh, claro, se babea por mi cabello deslucido y mi ropa arrugada… seguramente” respondí con humor.
“No pienso discutirlo ni te vas a empeñar en negarlo” dijo poniendo los ojos en blanco.
“Pero solo para que sepas… Te ves hermosa, como siempre, quizás más”
Se inclinó hacia mí y besó con ligereza mis labios.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar