La boda del heredero -
Capítulo 127
Capítulo 127:
“La policía puede tomar su declaración en el hospital…Vaya” repitió Edmond y yo solo me limité a asentir y hacer lo que decía.
Estaba demasiado conmocionado para poder argumentar nada. Sintiendo un gran vacío en el estómago, pasé junto al cuerpo de Damien…
Seguía sin poder creerme que realmente ya no estuviera con nosotros.
En el camino de salida, vi a Nadine en el suelo, Edmond la había atado de pies y manos a la espalda, pero ella seguía batiéndose entre ratos, completamente enloquecida.
“Me las vas a pagar, maldito” siseó al verme pasar frente a ella.
Detuve mis pasos y la encaré, hasta hace solo unos minutos mi odio hacia ella no era realmente tan intenso, pero ahora que había puesto en riesgo el embarazo de Irina… nada me daría satisfacción nunca hasta verla arder en el infierno.
“Te di la oportunidad de arreglar las cosas civilizadamente, Nadine… Pero ahora me encargaré de que te pudras en una maldita celda, y que ni tu jodido apellido ni todos los sobornos del mundo te libren de un castigo acorde a lo que acabas de hacerle a esta familia”
Nadine soltó una carcajada cínica que retumbó en todo el lugar y luego me miró desafiante.
“¡Crees que te tengo miedo?”
“Sé que no, pero lo tendrás… Te lo aseguro”
“Debe irse, señor, la ambulancia ya se marchará” me indicó Nicolaj.
Le di la espalda a Nadine y salí de la bodega, la ambulancia estaba estacionada a un lado de la terraza de concreto, terminando de subir la camilla.
Caspian se había adelantado y había explicado todo, porque cuando subí a la ambulancia el paramédico me vio rápidamente el brazo y me colocó una cosa blanca y pesada en la herida.
“Debo ocuparme de su esposa, pero usted no deje de hacerse presión aquí, ¿Entendió? Pronto estaremos en el hospital”
Asentí y le vi cerrar las puertas de la ambulancia para ponerla a andar, un segundo antes de eso pude ver la patrulla de policía llegar a la bodega…
Pero no pensaría en ellos en ese momento.
Noté que Irina no estaba consciente, preocupado tomé su mano y dije su nombre, mi alma se avivó un poco cuando sentí el ligero movimiento de sus dedos.
Abrió los ojos y empezó a llorar, me incliné hacia ella y besé su frente.
“Descuida, estarás bien”
“No estoy preocupada por mí, yo…”
Empezó a sollozar, pero el paramédico nos interrumpió.
“No hable, señora y no llore, manténgase relajada, todo saldrá bien”
Me incliné hacia atrás, y descansé mi espalda sin soltar la mano de Irina o la presión en mi brazo, y cerré los ojos mientras yo mismo rogaba que el paramédico tuviese razón y realmente lo poco que se podía salvar de aquella noche… sobreviviera, era el último gramo de esperanza que me quedaba.
…
Tres días después…
El sacerdote terminó sus palabras y los trabajadores del cementerio empezaron a movilizar todo el mecanismo que haría bajar el féretro de Damien.
Mi madre, que parecía ya haber llorado hasta secarse, rompió en llanto nuevamente; a su lado Paulette lloraba de forma más discreta mientras intentaba consolarla.
Ambas habían quedado desconsoladas cuando recibieron la noticia, Caspian me contó que mamá incluso le había abofeteado y llamado mentiroso, pero que cuando finalmente lo entendió se había desplomado sobre el sofá.
Los funerales jamás eran momentos gratos para ninguna familia, pero en aquella circunstancia… Todo parecía ser incluso peor.
El hecho de que Damien muriera de aquella forma tan violenta, en manos de su propia esposa, alguien a quien tuvimos durmiendo bajo nuestro techo…
Era una conmoción de la que dudaba que pudiéramos librarnos pronto.
Mamá se inclinó sobre el féretro antes de que descendiera más, para colocar una nueva rosa blanca sobre la superficie que siempre estuvo cerrada…
La situación lo requería así.
Alrededor de las dos mujeres había un gran grupo de personas, principalmente amigos de mi madre, y algunos de Paulette, gente de la empresa y algunos familiares lejanos, pero ni una sola persona ligada a Nadine, tampoco algún miembro de la familia Moreau, a quien explícitamente le prohibí la entrada.
Era como si, de algún modo, todos hubiesen sentido cierta aprensión de asistir motivado a que fue su amiga quien perpetró el crimen que le había arrebatado la vida a mi hermano…
Aunque este había pasado a formar parte de su círculo también; por lo visto sus conocidos eran personas con mucha más sentimiento que ella.
Por mi parte yo me encontraba con la hiel en la garganta, jamás tuve una buena relación con mi hermano, estaba resentido con él por muchas cosas que hizo, pero jamás llegué a pensar un fin así para él…
Los días pasaban y yo no podía dejar de sentirme culpable por eso, y ver cómo su cuerpo estaba metido en una caja de madera y puesto bajo tierra, solo avivaba ese sentimiento, carcomiéndome el pensamiento de si realmente pude haber hecho algo para evitarle ese fin.
Sentí una mano sobre mi hombro, y respiré profundo, ya estaba empezando a cansarme el tener que mantener la compostura con la gente que quería darme condolencias…
Odiaba eso.
¿De qué modo se suponía que debía hacerme sentir mejor?
Pero eso no siquiera era lo que realmente me llevaba mal, sino todas las preguntas que venían luego. Lo sucedido esa noche en la bodega le había dado la vuelta al país entero.
A esas alturas no había ser francés que no supiera lo que había pasado entre las dos más grandes familias de la nación, y todos esos detalles jugosos divulgados por la prensa, incluían muchas teorías de por qué estábamos Irina y yo ahí…
Que era lo que más curiosidad generaba en la gente.
Miré sobre mi hombro esperando encontrar algún rostro curioso fingiendo dolor, pero solo encontré a Adrien y su rostro ligeramente inexpresivo.
“¿Estás bien?” preguntó dándome un apretón en el hombro.
“Todo lo bien que puedo estar dadas las circunstancias” respondí con un largo suspiro.
“Este circo acabará pronto y podrán sentarse a asimilarlo en paz y en la soledad que todos necesitan”
“Eso espero, siento que mamá colapsará de un momento a otro”
Miré en su dirección y la vi arrodillada junto a la fosa, con Paulette tomándole de los hombros mientras ambas lloraban.
“Están destrozadas, nosotros hasta cierto punto éramos conscientes del peligro… Ellas realmente jamás se esperaron algo así. Tu mamá está destrozada y Pau… Está un poco perdida, siente que ya no sabe en quien confiar”
“¿Has hablado con ella?”
“Sí, estuve un rato ayer en la mansión antes de volver al hotel… Ayudando en todo lo que pude, tratando que descansaran un poco para hoy, sabía que tú ibas a estar atareado”
“Y en serio te lo agradezco, Adrien… Con todo lo de Irina, el funeral, la policía, los abogados… Mi cabeza es un caos”
“Lo sé, he estado atento a todo para cubrirte la espalda”
Aseguró palmeando mi hombro una vez más.
“Pero espera… ¿Te quedas en un hotel? ¿Tú y Paulette no…?”
“No” mi amigo sacudió la cabeza con energía, que poco a poco se fue apagando hasta volverse en una mueca de pesar. “No… nosotros, lo estamos manteniendo platónico, con el tiempo amistoso”
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