La boda del heredero
Capítulo 111

Capítulo 111:

“¿Nadine Moreau? ¿Es tu amante, no?”

“Uh, ojalá tuviera ese biscochito para mí, pero no… solo me pagó en efectivo cada vez”

“¿Cómo la conoces entonces?” pregunté, entendiendo que Dimitri no había acertado del todo.

“Hace unos años hice unos trabajos para su padre, él me contactó con ella”

“Puro hijo de perra” gruñí de inmediato.

Ese imbécil estaba determinado a quedarse con un buen botín de mi empresa, y no parecía dispuesto a descansar hasta conseguirlo.

“¿Por qué estás diciéndonos todo esto?”

Intervino Edmond con el ceño fruncido.

“Estás apuntándome con un arma” respondió Williams, pero la ceja arqueada de mi guardaespaldas le hizo alzar las manos en señal de paz.

“Lo hago porque esa z%rra no quiere responder mis llamadas ahora… tengo a la policía tras mis huellas y ella se está haciendo la sorda a mis llamados luego de todo lo que me prometió… los ricos siempre se creen más listos que nosotros, y ella en particular siempre me trató como un estúpido, no me parece justo que se salga con la suya”

“¿A todo lo que te prometió? ¿Y qué es eso?”

“Me dijo que sería capataz de sus viñedos en el Valle de Napa si le ayudaba a deshacerse de los obstáculos en su camino… por fin podría salir de este asqueroso país, los europeos son la cosa más aburrida del planeta” dijo con desdén, casi poniendo los ojos en blanco.

“¿Los viñedos son de Nadine?” pregunté sorprendido.

“Eso dijo ella, la verdad me importa poco… solo quiero irme de aquí”

“¿Por obstáculos te refieres a mí?”

“Y a tu familia… incluso el niño estaba en la cuenta”

Tan pronto como dijo aquello me lancé sobre él sin pensarlo y le atiné un puñetazo en la cara que le hizo sangrar la nariz.

“Te mataré, puro infeliz” gruñía mientras seguía golpeándolo, pero los brazos de Edmond me apresaron y me obligaron a dar un par de pasos atrás.

“No nos servirá de nada muerto” musitó casi a mi oído, pero logró calmarme… tenía razón; él, su declaración era lo único que tenía en contra de Nadine.

“Debes confesar” le ordené, apuntándole con mi dedo.

“¿Y por qué diablos haría eso?”

“Porque la policía está a tan solo horas de venir por ti, eso pasará así ella responda tus llamadas o no… ¿No dices que quieres que pague lo suyo? Para eso solo debes confesar e implicarla”

“¿Y ganarme una cadena perpetua por lo de París? Debes estar bromeando… me va mejor seguir huyendo” respondió con burla.

“Si ayudas a destapar todo este complot… el juez puede ser benevolente contigo; huir, en cambio, solo sumará años a tu condena”

Agregó Edmond sin dejar de apuntarle en ningún momento.

“Un juez francés jamás será piadoso con un extranjero que mató a una de las suyas, y que atentó contra uno de los hombres que mueve su economía… ¿Me creen idiota?”

“Lo será si él aboga por ti… cosa que hará solo si colaboras a poner a Nadine Moreau tras las rejas”

Edmond arqueó una ceja provocándolo.

“Me condenarán igual”

“No será cadena perpetua… ¿No te parece eso suficiente?”

Me mantuve en silencio mientras ambos hombres se desafiaban con la mirada; la nariz de Williams seguía sangrando a borbotones, pero parecía no importarle.

Entonces me miró y escupió sobre la alfombra en actitud altanera.

“Quiero un millón de euros”

“¿Y dices que no eres idiota?” rugió Edmond.

“La policía congelará todos tus bienes… si es que tienes dónde caerte muerto”

“No los depositarán a mi cuenta… a la de mi madre en San Diego, dos meses después que me encierren… y entonces cantaré como un canario”

“Su nombre”

Exigió mi escolta.

“Samantha Williams”

Edmond me miró de reojo, yo meditaba su propuesta…

La verdad no me encontraba en posición de rechazarla.

“¿Cómo puedo estar seguro de que harás lo que dices?” pregunté, temiendo arruinarlo todo por confiar en un criminal.

“Yo le diré cómo lo estaremos”

Siseó Edmond.

“Cuando te sentencien, te enviarán a Le Santé y te puedo dar una lista de nombres de los que te tienes que cuidar ahí adentro si llegas a traicionarnos, ¿Comprendes lo que digo?”

Williams lo miró en silencio con altanería, pero en sus ojos se veía el miedo tomando lugar, así que finalmente asintió y volvió a mirarme.

“Tan pronto como salgan de aquí, iré a entregarme”

“No, saldrás con nosotros y te seguiremos hasta la comisaría más cercana” desafió Edmond.

“No, no hará tal cosa”

Intervine, ganándome la mirada sorprendida de ambos hombres.

“Esperarás aquí hasta que la policía venga por ti. Seguirás llamando a Nadine, y si te responde… lo grabarás todo. Ella es una mujer importante y tú un jodido don nadie, tu palabra valdrá poco si ella lo niega, así que la quiero a ella confesándolo todo, ¿De acuerdo? Haz eso… y tu madre no tendrá que preocuparse por dinero en años, ¿Trato?”

Williams meditó un minuto mi propuesta y finalmente extendió su mano hacia mí. La estreché sintiendo que había conseguido un acuerdo crucial.

Los minutos seguían pasando sin saber nada de Emmett, y mis nervios estaban empezando a hacer estragos en mí, mi estómago se retorcía sin piedad y las náuseas amenazaban con hacerme devolver el yogurt que había tomado como única cena.

En esa situación se me hacía imposible comer, pero la posibilidad de estar embarazada me daba vueltas en la cabeza, cada vez estaba más segura de eso, y la mortificación me ganó, tuve que obligarme a ingerir algo.

Esa mañana, tan pronto llegué a la casa, había llamado a la clínica para reservar una cita con el obstetra. Recordé cómo la última vez había sido descubierta por Emmett mientras me realizaba la prueba rápida y no estaba dispuesta a tomar ese riesgo otra vez.

El estrés al que estaba sometida esos días era demasiado intenso como para ser muy optimista al respecto, y no quería causar ningún tipo de conmoción o ilusión en la familia para luego terminar con el corazón roto.

Pero lo cierto era que estaba ilusionada, la idea de tener un nuevo bebé con Emmett era el sueño que no sabía que tenía.

‘Pero mi ilusión se equipara con el terror que llevo dentro’ pensé mirando el reloj una vez más.

Miré por la ventana pero no se veía señales de ellos.

“Tenga paciencia, señora… ya volverán”

La voz de Nicolaj a mi espalda me sobresaltó, el hombre había estado sentado en la entrada de la terraza todo ese rato.

“No sabes lo peligroso que es ese hombre, temo que pudiera hacerle algo a Emmett y…”

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