La boda del heredero
Capítulo 100

Capítulo 100:

“Quizás deberías conseguirte una vida, Juliet” dije, dando un paso hacia la puerta.

Por su mirada aterrada, era evidente que no sabía que yo estaba allí.

“Quizás lo que debe conseguir es otro empleo”

Intervino Emmett, mirándola severamente.

“Porque esa lengua viperina que tiene no le viene bien a ninguna sirvienta”

Me regodeé en su miseria, aunque una parte de mí sentía pena por ella, tan solo una pizca.

La mujer era una pesadilla, pero Emmett era el Diablo cuando la rabia lo dominaba.

“Era solo un chiste, señor, yo…”

Intentó disculparse Juliet.

“Pues ahórrate tus condenados chistes para otros… conmigo solo encontrarás que te lance a la calle” cortó Emmett.

“Sí, señor, lo siento” dijo Juliet, visiblemente amedrentada.

“Dile a mamá que estoy aquí y que baje en ese mismo instante”

Ordenó Emmett.

“Sí, señor” dijo Juliet antes de salir disparada escaleras arriba y desaparecer de nuestra vista.

Emmett se quitó el abrigo y lo dejó en el perchero. Dentro de la casa, el frío no era tan intenso como en el exterior, pero no sabía si el escalofrío que sentía se debía al fuerte otoño o a los nervios y el miedo que danzaban en mi interior.

“¿Emmett?”

Los tres nos giramos al oír la voz de Gioconda, que bajaba pausadamente los escalones, seguida de una atenta Juliet, que palideció cuando Emmett fijó la mirada en ella otra vez.

“Retírate… y si me entero que te quedas por aquí para oír lo que voy a decir… estás despedida”

Juliet, sorprendida por la actitud de Emmett, pero sintiéndose apoyada por su jefa, decidió mirarla primero.

“¿Qué pasa, Emmett? Juliet es mi ama de llaves… no puedes despedirla” dijo Gioconda.

“Pues entonces empezarás tú a pagar su salario y todos los gastos que representa tenerla aquí” respondió Emmett encogiéndome de hombros.

“Ni un centavo más saldrá de mi bolsillo o de la cuenta de la empresa”

Gioconda frunció el ceño pero asintió y miró hacia Juliet, indicándole que se retirara.

“Retírate, Juliet… Ve a la cocina y empiecen a preparar la cena”

“Sí, señora” La orden no le había hecho feliz, pero podía oler el peligro, así que salió del salón de inmediato mientras la tensión entre Adrien y yo aumentaba como la espuma.

“¿Me puedes decir qué te pasa? Es una desfachatez llegar a la casa de tu madre y comportarte así”

“Primero que nada… es mi casa, madre… mía. Ustedes siguen aquí porque yo lo he permitido, y sin embargo no han hecho nada para ganárselo. Cuando me casé con Irina decidí marcharme y vivir en otro sitio en lugar de reubicarlos a ustedes… eso fue un error”

Gioconda tensó los labios con rabia al oírle, no le gustó nada aquello, y le humilló ver que se lo decía frente a Adrien y a mí.

“Segundo: no vamos a perder tiempo con rodeos y cosas sin importancia, vine aquí para hacerte algunas preguntas y no quiero nada más que la verdad, madre, ¿Entendiste?”

“Pero qué tono tan grosero usas con…”

“¿Conoces a Elijah?”

Lanzó Emmett sin darle oportunidad de nada más.

“¿Elijah? Es primo de Nadine, nos lo presentó hace un tiempo, el hombre vino a cerrar algunos negocios y…”

“¿Con negocio te refieres a la conspiración para robar fondos y materia prima de Lefev’s?”

Gioconda abrió los ojos con sorpresa al recibir el primer arponazo.

“¿Robo? ¿De qué hablas?”

“¿Sabes lo que es D’vine?”

Emmett alzó una ceja esperando la respuesta.

Yo, en parte estaba tan confundida como parecía estarlo Adrien.

De entrada creímos que Emmett le cuestionaría sobre lo de Harold, no sobre lo de Elijah.

“¿D’vine? No, ¿Debería saberlo?” preguntó Gioconda, y solo pude pensar que realmente era una gran actriz o su confusión era real.

“Pues, considerando que Lefev’s ha estado financiando su formación y auge desde las sombras… creo que todos deberíamos saber al respecto”

“¿Qué ocurre?”

Nos giramos hacia la puerta trasera del salón, la que da hacia los jardines, para ver a Paulette entrar y mirarnos con el ceño fruncido.

“Cariño, creo que deberías subir a tu habitación y…”

Empezó a decir Adrien, pero Emmett alzó una mano para callarlo.

“No, que se quede. Como dije… aquí todos deberíamos saber sobre esto”

Exigió Emmett haciendo que el ambiente se tensara aún más.

Paulette miró a Adrien y comprendió que no le quedaba de otra.

“¿Qué es lo que debemos saber?”

“Lo que debemos saber es que hay una jodida empresa en California, con viñedos en el Valle de Napa que se fundó y está iniciando su producción con dinero que ha sido robado descaradamente de Lefev’s. Una empresa que está siendo representada por un hombre que resulta ser primo de Nadine, un hombre al que ustedes invitaron a mi fiesta de bodas, y no solo eso, sino que Lefev’s tiene una nómina fantasma con cien… Oiganme bien, cien malditos nombres a los que se les transfería dinero mes a mes, y ese dinero terminaba en E$tados Un!dos, a nombre de D’vine”

“¿Estás seguro de eso, Emmett?” preguntó Paulette con los ojos como platos.

“Eso tiene que ser mentira” murmuró Gioconda.

“¡Es verdad! ¡Llevamos semanas investigándolo!” vociferó Emmett.

“Hay pruebas de todo lo que he dicho, y no duden que las presentaré a la Junta Directiva. Esto no va a quedarse así”

“Aguarda”

Gioconda bajó los dos escalones que le faltaban y se acercó a su hijo.

“¿Insinúas que tenemos algo que ver?”

“¿Quién más podría sino ustedes?”

Siseó Emmett en el mismo tono que la mujer.

“No pasé por alto el hecho de que todo esto se puso en marcha tan pronto caí en coma… no perdieron tiempo, madre, eso se los aplaudo”

“Esto que estás diciendo es muy grave, Emmett”

“No, lo que ustedes hicieron es muy grave, madre… pero me han demostrado que la ambición no conoce límite algunas veces, durante días me debatí internamente pensando en alguna excusa para ti, algo que pudiera exonerarte, pero… al final entendí que no hay forma de hacerlo, tú harías lo que fuera con tal de asegurarle un trono a Damien… ¡Admítelo! Te da igual si para eso debes pasarme por encima”.

“Emmett… ¿Cómo dices esas cosas?”

Chilló Paulette al borde del llanto mientras Gioconda empezaba a temblar de la ira mirando fijamente a mi esposo.

“¿Quieres saber por qué lo digo?”

Se giró hacia su hermana.

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