Exesposa voy a conquistarte -
Capítulo 64
Capítulo 64:
Gina pasó un trago.
“Es tu decisión si firmas el contrato o no, pero…”
“¡Por supuesto que no lo voy a firmar! ¡No voy a ser cómplice de todo esto! ¡Creí que éramos profesionales!”
“Cassio, esto está fuera de control” le comunicó su agente apenas contestó la llamada.
“En las últimas dos horas hemos perdido demasiados clientes y los empleados comienzan a cuestionarse su futuro en la constructora. Este asunto familiar está dando mucho de qué que hablar y…”
“No me digas algo que ya sé” expresó Cassio con la voz profunda.
“Y te pago mucho dinero para que sepas manejar este tipo de situaciones, no para que me des excusas que ahora mismo no necesito”
“Lo sé, Cassio, y hemos estado trabajando arduamente las últimas horas sin resultados, por eso el motivo de mi llamada. El equipo y yo creemos que una solución factible para esto, y para limpiar tu apellido, es que demandes a la periodista”
Cassio echó la cabeza hacia atrás y tomó una profunda bocanada de aire.
“La periodista a la que te refieres es la madre de mi hijo”
“Lo sabemos”
“¿Y aun así te atreves a sugerir semejante estupidez? ¡Resuelve esto, carajo!”
El hombre del otro lado de la línea se quedó varios segundos en silencio.
“Cassio, soy Vanessa”
Escuchó de pronto en la línea a la relacionista pública.
“Creo que tengo alguna forma de comenzar a disuadir todo este cotilleo”
“Te escucho…”
Kathia llevaba alrededor de tres horas caminando, pensativa, cuando comenzó a llover. Y Piero, que la seguía prudentemente a una distancia de cinco pasos, colocó una mano en su hombro.
“Kathia, nos hemos alejado demasiado, lo mejor será que regresemos al pent-house”
Ella asintió con esfuerzo, le dolían los pies y sentía un hueco profundo en el centro de su pecho. Se deslizó en el asiento trasero del auto y revisó por mero acto automático el móvil. Tenía varios mensajes de Cassio.
“¿Dónde estás?”
“Kat, sé que llevas un par de horas caminando sin rumbo. ¿Qué ocurre?”
“Kat… ¿Puedes al menos contestar y decirme que pasa?”
“Cariño, estoy preocupado por ti. Piero va a ir donde sea que tú le digas, pero, por favor, regresa pronto”
Ella tipeó un rápido ‘de camino’ y volvió a guardar el móvil.
Cassio se incorporó en cuanto la vio atravesar la puerta minutos más tarde de ese mensaje, y se quedó congelado cuando vio en ella esa expresión devastada en su rostro.
“Kat…” musitó, y se acercó hasta ella solo para descubrir que temblaba del frío. En seguida se quitó la chaqueta y la colocó por encima de sus hombros, después la pegó a él y le frotó los brazos.
“¿Está todo bien?”
Ella se recargó contra el pecho masculino y se encogió con desgarbo.
“¿Dónde está Cassie?”
“En una de las habitaciones” le dijo.
“Ha preguntado por ti”
“Iré a verla…” susurró quedamente, pero él la tomó del mentón para que lo mirase a los ojos.
“¿Qué ocurrió en la revista, Kat? ¿Quieres hablar al respecto?”
Ella pasó un trago y se quedó en silencio por largos segundos.
“Gina, mi jefa, ha sido quien ha tomado mis apuntes de la web” musitó al bajar la mirada.
“Ella fue quien lanzó el libro bajo mi nombre”
Cassio asintió, comprendiendo.
Había un culpable, eso era bueno…
¿No?
“Se puede hacer algo al respecto, me imagino, lo resolveremos. Podemos interponer una demanda y…”
Ella negó.
“Sería mi palabra contra la de ella”
“¿Eso te dijo?”
“Técnicamente… mientras me felicitaba y me entregaba el contrato de ascenso que por supuesto no firmé” dijo con voz rota, como si de todas formas, no hacerlo, le pesara.
Cassio alzó las cejas. Recordaba que el beneficio del éxito de la biografía iba acompañado de un ascenso y un aumento de sueldo.
Joder, era por lo que Kat había estado trabajando durante largos años.
“Debe haber algo que se pueda hacer, Kat, no por mí o mi empresa, sino por… ti”
Ella sonrió triste y se abrazó a sí misma.
“No quiero seguir hablando de esto, no por ahora, iré a ver a Cassie antes de que se quede dormida”
Cassio asintió y le besó la cabellera, pensativo, y de repente tomó su mano antes de que pudiera marcharse y la pegó a él.
“Te amo, Kat, no lo olvides” le dijo Cassio cerca de los labios.
Ella respondió con un leve asentimiento y cerró los ojos cuando sintió sus labios sobre los suyos, besándole ávidamente, como si fuese el último contacto, como si fuese…
Se separó un par de centímetros y enterró los dedos en las hebras de cabello masculino.
“Yo también te amo” le confesó sincera, después él la dejó ir, observando como su figura desaparecía en la penumbra del pasillo.
Cuando se supo solo, tomó el móvil y marcó el último número en la lista de llamadas.
“¡Mamiiii!” exclamó la pequeña Cassie en cuanto vio a su madre entrar a la habitación.
Kathia se acercó con una sonrisa y se arrodilló a un lado de la cama de la pequeña.
“Ve a descansar, Sarah, por favor. Hay una habitación al final del pasillo para ti”
La joven asintió y se despidió esa noche de ambas, al tiempo que Kathia tomaba la mano pequeña de su hija y le daba besitos por todas partes, como cuando era pequeña.
“Lamento lo de estos últimos días, mi estrella de mar”
La niña alzó la mano y acarició la mejilla de su madre.
“No estés triste, mami. ¿Quieres dormir conmigo?”
La joven madre asintió con los ojos vidriosos.
“No hay nada que me gustaría más, mi amor” y se metió bajo las sábanas, abrazando a ese pedacito de su alma con todas sus fuerzas.
Ya había empezado desde cero una vez… podría volver a hacerlo, sobre todo si tenía a ese ser de luz a su lado.
Segundos más tarde, el sueño las venció a las dos.
Despertó casi a las nueve de la mañana. Cassie todavía seguía dormida, así que salió con cuidado de la cama y se abrigó por el frío abrasador que seguía haciendo desde la noche anterior.
Escuchó ruidos en la sala y miró desconcertada como varios de los escoltas ingresaban con un par de maletas y las dejaban en el recibidor.
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