Exesposa al poder
Capítulo 35

Capítulo 35:

“Señores Ferguson ¿Tienen planeado tener un bebé en su matrimonio?”. Preguntó una reportera, por coincidencias de la vida, era la misma mujer que los entrevistó en Londres.

“Está en nuestros planes”. Respondió Vlad y decidió beber de una botella de agua que estaba ubicada en la mesa. Las reuniones con la prensa era algo que no toleraba y tampoco tenía paciencia.

“Señora Samantha, nos podría decir que pasó con el señor Dante Mickelson ¿Por qué abandonó sus obligaciones en la empresa y las obligaciones como padre de su hijo?”.

Samantha respiró, ya tenía en mente que iban a preguntar algo así.

“El señor Mikelson no abandonó ninguna obligación. Después de pasar por unas fuertes desilusiones, decidió buscar su propio camino y para eso necesitaba estar solo”. Respondió segura: “Y con respecto a mí, es un tema que me gustaría mantener en privado”.

“Entiendo, usted busco una forma para renacer y apaciguar el dolor de haber sido abandonada por su ex y decidió volverse a casar”.

Samantha apretó sus puños. Parecían que ellos contaban un lado de la historia de la que no tenían idea, o la reportera quería hundirla. Al querer responder, Vlad hablo.

“Las decisiones que nos llevaron a casarnos son absolutamente personales”. Se puso de pie, tomó la mano de Samantha y dio por finalizada la reunión.

Caminaron sostenidos de la mano hasta salir de la empresa de Samantha y subir hasta el auto que los esperaba.

“Adams, sácanos de aquí”. Ordenó Vlad y de inmediato el hombre se puso en marcha.

Samantha estaba tensa por aquella pregunta, no podía evitar morder sus labios sin parar y mover los dedos en contra de su pierna. Vlad la observó, la sujetó de la mano y le dijo.

“Nunca vas a dejar satisfecho a la prensa, siempre van a querer saber más y más. Es mejor dejarlos con la palabra en la boca y ser descortés”.

“Van a hacer preguntas hasta que todo esto dure, es mejor salir cuanto antes”. Dijo, miró hacia Adams y ordenó: “Por favor lévenos al hospital”.

El hombre asintió y fijó el rumbo.

Antes de entrar con una especialista para que llevara a cabo lo de la inseminación, decidieron ir a visitar a Nicolas. El niño se mostró feliz y energético cuando los vio a ambos entrar a su habitación.

“¡Señorita Samy, Señor Vlad!”. Dijo entusiasmado: “Gracias por venir a visitarme”.

“Es un placer”. Respondió Samantha y dejó un beso en sus mejillas: “¿Te encuentras mejor?”.

“Sí, mi mamá me ha cuidado mucho y he recibido la visita de mis compañeros de escuela junto con la maestra. Todos me desean una pronta recuperación”.

“Por supuesto, vas a recuperarte”. Le aseguró Samantha: “Sonia, creo que Miller ya le dijo que podría faltar al trabajo. Está en todo su derecho y descuide, no será despedida por los días de ausencia, todo lo contrario, serán pagados”.

“Señora Samantha, es como un ángel para nosotros, gracias. No sé cómo podré pagarle está gran deuda”.

“Tranquila Sonia, esto lo hago de corazón y no tengo segundas intenciones”. Para eso miró a Vlad y el hombre entendió muy bien aquel comentario: “No me debe nada”.

“Ustedes hacen una gran pareja”. Sonia sonrió encantada por verlos juntos: “Señor Vlad, mejor regalo no pudo haber recibido. Su esposa es una mujer encantadora y bondadosa, sólo espero que no se atreva a defraudarla y termine como el señor Mikelson”.

“No, eso no va a suceder. Samantha y yo tenemos muy en clara nuestra relación de pareja, sería imposible terminar odiándonos”. La acercó más a él: “Ambos nos queremos”.

Samantha asintió ante sus palabras mientras dejaba ver una sonrisa.

La puerta se abrió muy despacio, un doctor joven estaba por entrar.

“Disculpen”. Dijo y caminó hasta donde estaba Nicolas para revisarlo: “¿Cómo amaneció nuestro pequeño paciente?”.

“Amaneció muy bien, Doctor Damián”. Respondió Sonia: “oda la noche estuvo tranquilo”.

“¿A qué hora se despertó?”.

“Hace cinco minutos, justo cuando los señores Ferguson llegaron”.

“Excelente”. Dijo y volteó a verlos.

Observó a una mujer encantadora de agradable sonrisa y a un lado ella, un caballero muy serio de aspecto intimidante.

“Un. gusto en conocer a los Señores Ferguson”. Saludó y extendió su mano: “Damián Jackson”.

Samantha decidió tomarla por cortesía, al igual que Vlad.

Vlad asintió, fijando su mirada en el doctor y en la forma en la que veía a Samantha.

“Señora Sonia, Doctor Jackson, mi hermosa esposa y yo nos retiramos. Tenemos asuntos que resolver”. Miró a Nicolas un momento y le dijo: “Recupérate pronto. Si necesitan algo no duden en buscarme, tengo buenos médicos que pueden ayudarlos”.

La mujer asintió agradecida ante sus palabras, y el doctor se sintió extraño por aquella mirada fulminante que le dio Vlad.

“Nos vemos otro día”. Dijo Samantha estirando sus labios. Luego sintió la mano de Vlad tomar la suya y salieron de la habitación.

“Su cuerpo es perfecto para poder llevar al niño”. Dijo una de las doctoras de Vlad. Al parecer tenía doctores para todo: “Antes de iniciar con la inseminación, te mandaremos en una dieta estricta. Se basa en verduras, frutas, granos, proteínas y una que otra vitamina. También algo de ejercicio y yoga. Tienes que liberarte del estrés, reducir tu trabajo, mantenerte en calma, sin alterarte y dedicarte a algo que te guste. Esto también lo harás cuando logres quedar embarazada”.

“Manejo una empresa y estoy obligada estar ahí para verificar que todo salga como quiero. Estar ausente de mis obligaciones sólo provocará que me estrese más”. Dijo Samantha a la defensiva.

“Divide tu tiempo, medio tiempo en el trabajo y el otro tiempo en casa. Y si tienes trabajo extra lo puedes hacer desde la comodidad del hogar. Todo esto hasta cumplir los cinco meses de embarazo, a partir de los seis debes quedarte en casa. La inseminación es algo delicada, por lo que es esencial llevar estas reglas”.

“De acuerdo”. Aceptó Samantha con tal de liberarse pronto: “Si sigo sus concejos ¿Cuándo empezaremos con la inseminación?”.

“En la tercera sesión”. Respondió la Doctora Beatriz y miró a Vlad: “Tu historial médico es excelente, tienes buena salud y haces ejercicio constante, creo que no hay nada que decir en esa parte, pero… cuando Samantha logre quedar embarazada tienes que pasar tiempo con ella. Ambos tienen que pasar tiempo juntos y a partir del sexto mes, Samantha estará sentimental y necesitará a alguien de su lado, que mejor que el padre para eso. Las medicinas y vitaminas provocaran eso en ella, es necesario consolarla para que el niño se sienta seguro y pueda crecer bien dentro de su vientre”.

Samantha y Vlad se observaron por unos segundos. Querían evitarse, pero por lo visto eso no iba a suceder.

“Todo sea por el bien del bebé”. Habló Vlad antipático. Se puso de pie preparado a irse: “Gracias por recibimos, nos vemos en la otra sesión”.

“Los estaré esperando, señores Ferguson”. Habló Beatriz para despedirse.

“Te veré otro día”. Dijo Samantha y salió tomada de la mano de Vlad.

Al caminar por los pasillos Samantha le dijo.

“Creo que no va a hacer necesario que ve les por mí en el embarazo. Puede sola con Matías, podré con este niño”.

“Lo siento, pero eso es imposible. Beatriz lo dijo y lo haremos a su modo”. La miró y continuo: “Samantha, tú y yo vamos a pasar mucho más tiempo de lo esperado hasta que des a luz, así que no mal interpretes esa cercanía, todo es por mi hijo”:

“Lo sé, vas a sacrificarte al pasar tiempo conmigo por el bebé”. Dijo sarcástica y sin gracia: “Pues déjame decirte, Vlad Ferguson que me apiado de ti, que gran castigo va a hacer el tuyo al tenerme cerca. Ahora me estoy preguntando si el niño tendrá tus mismos rasgos, porque corazón si lo tendrá y será gracias a mí”.

Vlad estiró sus labios, iba a decir algo, pero vio a su doctor personal.

“Camina al auto, yo te alcanzaré en unos minutos”. Dijo y fue en busca del doctor.

Samantha lo vio marcharse, una vez más la dejaba con la palabra en la boca.

Respiró para encontrar la calma y salió del hospital.

Al bajar las escaleras para ir al auto donde esperaba Adams, recibió una llamada y decidió responder.

“¿Sí?”. Habló y de un momento a otro Olivia caminó hasta ella e hizo que su celular rodará por las escaleras.

“¿Qué hacían en el hospital?”. Preguntó furiosa. Sostenía una muleta en cada brazo y un pie vendado.

“¿Me estás siguiendo?”. Preguntó Samantha al verla aparecer como un fantasma.

“Yo hable primero, responde”.

“No tengo porque responderte, ahora si me disculpas debo irme”. Estiró los labios y empezó a caminar, pero Olivia la tomó del brazo e impidió que se fuera: “No tengo ánimos de hablar y mucho menos contigo, ahora por favor suéltame”.

Samantha habló con mucha calma para no perder los estribos. Los consejos de Beatriz no iban a funcionar con Olivia si continuaba provocándola.

“No, tengo algo mejor en mente”. Caminó hasta el final de las escaleras, boto las muletas y se recostó ahí: “Por favor ayúdenme, esta mujer acaba de golpearme”.

Luego empezó a llorar desesperada pidiendo por algo de ayuda.

Samantha sonrió, cruzó sus brazos y pregunto.

“¿Crees que alguien va a creer tu actuación?”.

“¿Qué sucedió aquí? ¿Por qué Olivia está en el suelo?”. Preguntó Vlad en cuanto observó a Olivia tirada en las escaleras.

Olivia se alegró por verlo, tomó las muletas fingiendo sentirse débil y fue a sus brazos como una damisela en apuros.

“Vlad, amor”. Dijo y se aferró a su pecho: “Está mujer es una bruta, me golpeó estando en estas condiciones. Esta realmente mal de la cabeza”.

“Samantha ¿Eso es cierto?”. Preguntó Vlad al verla a los ojos.

“¿Tú qué piensas, Vlad? ¿Me creer capaz de eso?”. Samantha no iba a responder ni intentar defenderse, quería saber lo que él pensaba al respecto.

Vlad respiró, tomó a Olivia en sus brazos y se la dio a Adams. Arregló su corbata y dijo.

“Olivia, conozco la mujer con quien decidí casarme y también te conozco a ti. Sé que eres caprichosa, berrinchuda, inmadura y qué harás lo que fuera para que volviéramos. Esto sólo es parte de tu show, que por cierto te quedó muy bien, pero no convence tu argumento”. Miró a Samantha y continúo hablando: “Confío en mi esposa con los ojos cerrados y ella confía en mí. Si te llegara a atacar, es porque le hiciste algo y lo único que hace es defenderse, así como lo haría cualquier otra persona”.

“Pero, Vlad”. Habló ella sin poder creerlo.

“Adams, por favor lleva a la señorita Olivia al hospital, que revisen sus heridas, yo pagaré los daños”.

“Si, Señor Vlad”. Respondió el hombre.

Vlad asintió, tomó las manos de Samantha, ubicó sus lentes de sol y caminaron juntos hasta el auto, donde desaparecieron por las calles.

“Señorita Olivia, por favor permítame llevarla adentro del hospital para que la revisen”. Habló Adams al intentar caminar con ella en brazos.

“¡Suéltame!”. Gritó la mujer perdiendo la cordura y parándose: “Dile a tu señor que me no se va a liberar tan fácilmente de mí. Vlad es mío y sólo mío”.

Se señaló así misma, botó las muletas al suelo con todas sus fuerzas y empezó a caminar perfectamente. Mientras lo hacía tomó el celular e hizo una llamada.

“Padre necesitamos hablar, ahora”. Subió a su auto conducido por un chofer y se alejó con un amargo sabor de boca.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar