Esposo infiel
Capítulo 92

Capítulo 92:

“Podría preguntarte lo mismo, pero la pregunta del millón es ¿Por qué estás con él? No te ofendas, querido Adam, pero pensé que ya eras historia”, clavan su mirada en mí.

“Bueno, no es ofensa viniendo de alguien que jamás tuvo historia con mi esposa, así que…”, me río, poniendo las manos en mis bolsillos.

“¿Jamás? ¿Es que no le contaste de lo nuestro todavía? Esto no era parte del trato, yo hice lo que me pediste, ¿Por qué tú no?”, dice, observándola

Volteo a verla con el ceño fruncido. Sé exactamente a lo que se refiere, pero él no sabe que yo también formo parte del juego así que tengo que hacerme el desentendido para no cagar el trabajo de horas que le costó a la mujer que parece estar contra la espada y la pared.

Se recupera en segundos, acercándose a él, tomándolo por las manos como si te estuviera suplicando o algo peor. Me da asco.

“Te dije que tendría que venir con él a la boda para agradarle a Paulson. Necesitamos… necesito ese proyecto, ¿Entiendes? Y no podré concentrarme en conseguirlo si te tengo ahí. Él ya sabe que el divorcio es un hecho y que contigo me quedaré, pero los demás no y tiene que quedarse de esa forma hasta que pase el evento”, le susurra.

Él la mira confundido y yo intento que el veneno de mi corazón no se traslade al resto de mi cuerpo pues terminaré siendo una completa mi%rda el resto del viaje.

“¿Quieres que no asista a la boda?

“Necesito que te quedes porque eres una distracción. Si se dan cuenta de que nos estamos divorciando, seguramente le darán el proyecto a otro y ahora mismo la empresa es lo más importante para mí. ¿Puedes entenderlo? Porque si lo haces no vendrás a la boda, me apoyarás, como mi pareja, porque eso es lo que eres ¿Cierto? Mi pareja”, finge. Lo sé por el tono que emplea

El nivel de manipulación que existe en el tono de voz de Ava es impresionante. Ahora entiendo por qué mi%rda me creí durante todo un mes que yo estaba jugando bien cuando claramente, ella siempre me tuvo entre las cuerdas, dándome la información necesaria para no sospechar una mi%rda, como está haciendo ahora mismo con Nick, quien en poco segundos suelta un suspiro, tomándola de la cintura.

Me hierve la sangre, pero tengo que mantener la compostura. Por más difícil que eso sea.

“De acuerdo, pero después de esto, tú y yo estaremos juntos para siempre ¿Cierto?”, ella le acaricia los brazos, acercándose a su boca.

Ver esto me está revolviendo el estómago, logrando que me dé una acidez terrible, pero tengo que aguantarlo. Así sienta que me están quitando las entrañas con las manos, tengo que aguantarme porque, a decir verdad, se está comiendo el cuento que le entregamos.

Y lo peor viene después, cuando Nick la acerca lo suficiente como para comerle la boca frente a mí, dejando en claro que, en su mente, ya ganó, sin saber que probablemente, ambos saldremos perdiendo si Ava es el trofeo pues el ganador no lo escoge nadie más que ella misma.

POV Ava.

La isla privada, la cual pensamos que era rentada para la ocasión y en realidad forma parte de la lista de propiedades a su nombre, se deja ver frente a nosotros. Antes de bajar tuvieron que llamar a los Paulson para asegurarse de que sí fuésemos sus invitados dado que solo se accede con invitación de un residente.

La exclusividad del ambiente me deja perpleja. Por unos momentos pensé que tendríamos que regresarnos por donde vinimos, pero por suerte nos permiten el paso.

Un carrito de golf nos está esperando en el puerto junto a un botones quien se encarga de subir las maletas mientras espera a que nos bebamos las dos copas con champaña que nos trajo como obsequio de bienvenida.

Por mi parte la recibo gustosa, pero Adam se la pasa de un solo tirón y es que desde que nos vimos con Nick hace solo unas horas atrás, no ha dicho absolutamente nada, lo cual es comprensible.

No pude evitar que me besara como lo hizo, tampoco pude evitar decir esas cosas porque ambos sabemos que el objetivo era engañarlo, sin embargo, aunque se siente mal y es evidente, yo no comparto para nada su reacción pues desde antes de eso, no tengo cabeza para pensar en nada más que no sea el mail que llegó antes de salir del hotel.

No he sido capaz de procesar todavía aquella información que podría cambiarlo todo en solo un instante, por ahora solo me concentro en admirar las vistas que tengo frente a mí, el ocaso del sol, los colores tan cálidos que no hacen más que darte ganas de quedarte mirando este atardecer por el resto de la vida, mientras que a mi lado tengo a una estatua que parece no quedar admirado por nada de esto.

El carrito de golf se mueve en dirección al hotel donde nos quedaremos. La boda será en dos días porque primero tendrán una recepción de bienvenida esta noche, mañana será la boda de ensayo y su renovación de votos será al tercer día, aunque la celebración se extenderá por toda la semana.

Apenas llegamos quedo demasiado asombrada por el hermoso edificio que tengo frente a mí.

Un hermoso hotel de dos plantas, donde el estilo de Miami está más que asegurado. Con un hermoso jardín extenso y lleno de distintas flores a ambos lados, me doy cuenta de que realmente escogieron Un paraíso para contraer matrimonio de nuevo, lo cual es encantador.

En cuanto llegamos a la entrada, tenemos al comité de bienvenida quienes nos permiten escoger la habitación. Pensé que Adam estaría emocionado por esto, pero en cambio le dice a la recepcionista que aceptará cualquiera y es mi deber entonces, escoger la mejor solo para darle el gusto cuando se le pase su berrinche.

Nos entregan las llaves de la habitación con salida al mar directo y con una piscina privada, completamente segura y alejada de los demás huéspedes, lo cual me fascina dado que tengo pensado c%ger con él durante todo el tiempo que estemos aquí, al menos como una despedida.

El botones lleva nuestras cosas delante de nosotros. Llegamos al cuarto del que quedo enamorada apenas cruzo la puerta principal. Afuera, la noche ha caído de golpe pues la oscuridad nos recibe, aunque las luces en el jardín pequeño de la habitación me enseñan la piscina que luce exquisita a estas horas.

Y no es sino hasta que cierran la puerta de la entrada, dejándonos a solas, que me doy cuenta de y la tensión que hay en el ambiente. Él camina a mi alrededor sin siquiera ver algo en realidad, solo caminando para no tener que quedarse de pie a mi lado sin decir absolutamente nada, lo cual es estúpido.

Observo el reloj que tengo en la muñeca. En dos horas más o menos tendremos la fiesta de bienvenida de los Paulson y quiero dar una buena impresión.

El proyecto depende de esto, de lo que ellos vean pues se supone que estamos intentando recuperar nuestro matrimonio, sin embargo, si bajamos con estas caras, es más que obvio que nos mandarán a casa con las manos vacías.

Agotada de la situación, suelto un suspiro volteando para enfrentarlo.

“¿Vas a estar toda la noche sin decir ni una palabra y comportándote como si fueras un zombie? Porque planeaba divertirme esta noche”, comento.

Ni siquiera me mira cuando niega con su cabeza.

“Yo no quiero divertirme”, dice.

“Entonces estás molesto”, ruedo los ojos.

“¿Molesto? “, espeta.

“Por el beso de Nick, ¿Cierto? ¿Eso fue lo que te molestó tanto como para que actuaras todo el viaje como si no existiera? Estoy a tu lado, animal, tenemos…”, le digo.

“¿Por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo permanecerás a mi lado? ¿Una semana? ¿Hasta qué consigas todos los proyectos que quieres?”, dice, clavando la mirada en mí.

Solo aquí veo que el tema es incluso más profundo de lo que pensé porque, a decir verdad, el dolor que veo en sus ojos no es mínimo, es… desolador.

“¿De qué estás hablando?”, pregunto.

“¡De que no estás a mi lado realmente! Te tengo aquí, te he tenido en mi cama todas estas noches y jamás te he sentido tan alejada, Ava. ¿Es que de verdad quieres tenerme cerca o es solo parte de tu plan?”, grita angustiado.

“Wow, creo que necesitas relajarte y pensar en otra cosa que no sea ese beso porque creo que estás volviéndote loco”, parpadeo, sorprendida de su planteo y de la intensidad que denotan sus palabras.

“¡Tú me vuelves loco! Tú eres la causante de que quiera arrancarte los p%tos labios ahora porque permitiste que te besara, dejaste que yo lo viera, permitiste que te tomara como si fueras cuando en realidad eres…”.

“De nadie. No soy de nadie más que de mí misma ¿Entendido?”, le corto, bajando un poco su enfado.

Rueda los ojos. Está tan molesto que ahora mismo intentar llevar una conversación coherente con él sería una completa pérdida de tiempo pues.

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