Esposo infiel
Capítulo 118 (FIN)

Capítulo 118: (FIN)

POV Ava.

Mantener mi mente sana me ayudará a sanar mi corazón y aunque ahora mismo llevo meses asistiendo a terapia, me cuesta comprender todavía, que la infidelidad de Adam no se debió al plan que tenían Kim y Nick, sino a una decisión que él mismo tomó, no un error.

Cuesta comprender que hieras a alguien a propósito, pero trato de centrarme en cada sesión, en practicar mi perdón pues, aunque dije que lo perdonaba, dentro de mí no estoy segura de haber dejado todo atrás como se supone que haces cuando perdonas de corazón.

Según mi psicóloga, afrontar una infidelidad y el trauma del secuestro llevará tiempo. Se convirtieron en heridas profundas que debo de sanar en un proceso, y no por obligación así que trato de tomarme las cosas con calma.

Me enfrenté al regreso al trabajo sola, con heridas todavía en mi rostro y aunque en la sede de Londres las cosas se mueven con más lentitud que en Nueva York, me acoplé demasiado a esta idea de tener una vida más tranquila.

Con el pasar de los meses hice una vida, una rutina y me estaba acostumbrando demasiado cuando me llamaron para informarme que debía de prestar declaración en el juicio contra Kim.

Los nervios me corrompieron toda la semana. Me sentía incapaz de afrontarme a Adam, así sea a través de una pantalla pues daré mi declaración de manera virtual.

Tuve que pedir una cita inesperada con mi psicóloga, pero ni siquiera eso me ayudó, porque creo que me hubiera sentido mejor si lo hubiera visto y como no lo hice, mi ansiedad se disparó al mil al ver solo a Kim de pasada mientras acomodaban la cámara.

Tuve que decir cada cosa que me hizo, lo que vi, lo que pasó con Adam y una vez que terminé, la defensa no tenía preguntas para mí porque mi declaración es tan consistente con lo que dije hace meses atrás, que ni siquiera tenían cómo tergiversarme.

Cuando me mudé a Londres estaba decidida a no prestar atención a este juicio, pero dado que es el último día, una vez que termino mi declaración y me cortan la videollamada, busco la sesión en internet ingresando a la sala de la corte, teniendo el golpe que temía al ver a Adam sentado detrás de la fiscalía.

Los ojos se me cristalizan al momento porque, sin importar lo que haga, estoy segura de que siempre lo amaré. Me guardé durante tanto tiempo este sentimiento, me negaba a aceptar que a pesar del daño que me causó, todavía seguía sintiendo esto tan grande por él y por fin acepté que jamás se irá.

No sé si alguna vez podré ser capaz de amar a otro hombre como lo hago con él, pero una cosa si es segura y es que, nadie podrá reemplazar lo que Adam significa para mí.

Es como si fuera una moneda. Tiene dos caras, una que duró la mayor parte de nuestro matrimonio, la misma que dio cuando me engañó, cuando me humilló y cuando intentó hacerme a un lado de su vida sin siquiera darme una oportunidad para defenderme y la otra cara, la que me volvió a enamorar; la misma que me hizo replantarme si podía darle otra oportunidad o no, y la misma con la que deseo despertar cada día.

Siento que soy adicta a él. Las pulsaciones están al límite, tengo mi cuerpo rígido y aunque la sesión está en proceso, ni siquiera miro a Kim, sino que lo miro a él. Todavía se maneja con cuidado, pero está con el típico traje hecho a la medida y con su habitual peinado perfecto.

Es como si nada hubiera cambiado en él, ni siquiera su expresión fría al mirar a Kim de vez en cuando, con su padre a la parte.

Casi sonrío al darme cuenta que son un poco más cómplices que antes pues murmuran cosas entre sí, y se siente bien saber que al menos no está completamente solo en esa gran ciudad. Me da cierto alivio. La sesión se reinicia y los jurados no tardan más que cinco minutos en sentenciarla por todos los cargos.

No sé realmente cómo sentirme y creo que todavía seguimos teniendo una conexión con Adam pues él tampoco se emociona o hace ningún gesto, a diferencia de Kim quien comienza a gritar de tal manera que la tienen que sacar de la corte y la lectura de la sentencia pasa para otro día.

Son solo minutos los que tengo para darle una última mirada a Adam, antes de que la pantalla se apague dando el fin de la sesión y creo que segundos antes, él miró fijo a la cámara, como si de alguna forma supiera que yo estoy al otro lado o al menos, es lo que me hago creer a mí misma.

Cuando todo se termina y esa breve pausa de mi necesidad de olvidarlo también, regreso a la realidad donde la soledad me recuerda por qué acabé aquí en primer lugar. Y no es como si lo hubiera planeado, pero supongo que todo viene en el momento justo.

Incluso esto.

De repente quedo sola de nuevo y dado que es viernes y que tengo dos días por delante llenos de tranquilidad y trabajo, me levanto de la silla caminando hacia la única habitación que no he terminado de decorar todavía.

Apenas enciendo la luz del cuarto, que no es muy grande que digamos y tampoco tiene muchos muebles armados por la pintura fresca en la pared, sonrío casi por inercia recordándome que después de todo lo malo, siempre sucede algo bueno.

Le puse tanto esmero a cada cosa dentro de estas cuatro paredes, que poco a poco comencé a sentirme feliz cada que ingreso aquí. Es como un cuarto zen para mí, pues mi mente viaja hacia cosas que no tienen nada que ver con el pasado, ni con el dolor, ni el sufrimiento. Aquí se respira futuro, oportunidades, amor y lo mejor de todo, es que es amor verdadero.

Tomo asiento en la silla mecedora que puse junto a los libros cerca de la ventana. La vista es espectacular. Cuando compré la casa lo hice por la vista hacia el jardín trasero, completamente despejado, donde las aves reposan de vez en cuando a media mañana.

La paz que se respira en este pequeño espacio me recuerda que a veces, sin buscarlo, las cosas buenas se presentan.

Y me llevó tiempo comprender que algo me incitaba a separarme de Nueva York, de Adam, y aunque creí durante semanas que se debía a mi necesidad de tener que poner distancia entre el pasado y las cosas que Adam me hizo, me di cuenta luego que no era eso, sino que aquí es donde debía de estar justamente por la paz que necesito en estos momentos.

No negaré que fue difícil al principio. Todavía quedan cosas por hacer que no sé cuándo querré ponerlas en marcha, como ser el divorcio pues los papeles firmados se perdieron y no volví a pedirlos, Adam tampoco, así que por consiguiente seguimos siendo marido y mujer bajo la ley.

Intento no pensar mucho en eso, tampoco en que seguimos unidos. Ahora mismo solo quiero enfocarme en mí y en el único objetivo que me puse en mente, el cual es ser feliz. Tengo muchas razones para serlo, principalmente el bebé que cargo en mi vientre.

Bajo la mirada hacia la gran barriga que cargo. Fueron meses duros, difíciles de asimilar y con el único objetivo en mente de mejorar antes de su nacimiento pues, la sorpresa de que estaba embarazada me llegó un mes después de venirme a Londres, lo que significa que fue concebido en la isla.

Fue por esto que dejé de tenerle resentimiento a ese lugar, pues me quebró, pero también me devolvió la vida.

Encontré en este bebé un motivo más para salir adelante y aunque he guardado el secreto todo este tiempo, sé que en cualquier momento Adam lo sabrá, solo espero que para entonces yo haya podido olvidar el amor que siento por él, pero eso se dificulta cuando pienso en que estaremos más atados por nuestro hijo que, por ese papel, por eso no me preocupo en pedir el divorcio.

A fin de cuentas, de por vida tendremos un recordatorio de lo que fuimos, de cómo nos herimos y de lo mucho que nos amamos esas últimas semanas.

Y fue duro. Hacerme a la idea que después de todo lo que pasó, podía pasar algo tan bueno como esto, fue cruel e injusto, incluso podría decir que un capricho del bendito universo, pero sea como sea, mi bebé es lo único rescatable de toda esa situación de mi%rda, y aunque queda menos de un mes para conocer su rostro, su se%o y su carita tan preciosa, cada día me despierto ansiando el día en que pueda tenerlo conmigo.

Suelto un suspiro mirando por la ventana. Quizás las decisiones que tomé no fueron las correctas, puede que incluso haya dejado mi moral por el suelo por mis acciones demasiado cuestionables, pero llegué a la conclusión de que no me arrepiento de nada de lo que hice.

Mi venganza me llevó a conocer a otro Adam, otro lado mío incluso, y cuanto más lo pienso, más afirmo que de tener que hacerlo todo de nuevo para terminar aquí, lo haría con mucho gusto.

Mis manos viajan por mi vientre redondo y firme. Siento una patada de mi bebé y sonrío, porque sé que no estoy sola en este nuevo comienzo que escogí para mí.

Y sonrío mientras miro mi vientre porque sé que esta nueva vida es mía… mía y del hijo que espero de mi esposo infiel, Adam Byrne.

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FIN

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