Esposo infiel
Capítulo 115

Capítulo 115:

POV Adam.

Es como si el silencio dijera demasiadas cosas que no quiero saber, y por eso preferí quedarme con este silencio sin importar cuántas preguntas tenga para hacer.

Estuve tres días en la unidad de Cuidados Intensivos, hoy me pasaron a una habitación normal. Me sacaron el aparato que medía mis signos vitales porque ya no corro riesgo de muerte y aunque me toca recibir a los detectives del caso, no estoy seguro de querer hablar con ellos ahora mismo.

Mi padre los hace pasar. Lleva tantos días aquí conmigo, según la enfermera que me designaron, desde el primer momento en que llegó no se despegó de mí, que ahora es prácticamente normal tenerlo tanto tiempo a mi alrededor, cosa que antes me habría parecido algo terriblemente surrealista.

“Buenos días, detectives. Adelante, por favor”, digo.

Veo que dos hombres ingresan. No deben de tener más de cuarenta y no se diferencian tanto, salvo por la ropa que traen puesta.

Ambos me saludan con un asentimiento de cabeza y comienzan a preguntarme qué pasó con Kim, mi relación con ella, cómo la conocí, porqué estuve tantos años a su lado y a medida en que voy relatando cómo fue que se dieron las cosas, no puedo dejar de pensar en Ava.

Pienso en ella y en todo lo que me perdí estos tres años. Cumpleaños, aniversarios, fiestas, salidas.

Incluso lo más simple y banal, como el arreglar la cama juntos o preparar desayunos, quizás sentarnos a disfrutar de las festividades que normalmente unen a las familias como Navidades y fiestas de Año Nuevo.

Me perdí cosas importantes como la boda de su prima hace unos años, a la que tuvo que asistir sola, así como a las citas médicas cuando le mentí que era el momento de tener un bebé. Hice que se preparara para algo que jamás le hubiera dado de no haberse enterado de mi infidelidad y es que esa es la cuestión, que siempre tuvo razón.

No me arrepentí de Kim sino hasta que vi que podía perderla, que en ella siempre hubo lo que me pasé tiempo buscando y que mi padre tuvo razón al obligarme a ser su esposo.

Siento que él sabía que entre nosotros podría pasar algo grande, que podríamos tener la vida que cualquier persona de nuestra edad busca, pero la cagué y mientras más cuento, más imbécil me siento.

¿En qué momento pensé que podría amar a otra persona como la amo a ella? Siento un nudo en la garganta mientras cuento todo lo que pasó. Por más que me sienta como un imbécil, les digo absolutamente todo, incluso lo moralmente cuestionable como ser lo que planeaba hacer con la empresa.

Sale todo de mi sistema. Cuento cómo me arrepentí y lo que Kim dijo cada vez que nos vimos después de que Ava se enterara. Cuento las amenazas, las llamadas, los mensajes anónimos y todas las cosas que le vi hacer estando en el barco.

Me involucro hasta el punto de contar cómo tuve que hacerle creer que me quedaría con ella, que asesinaría a mi esposa para que estemos juntos y hasta siento repulsión por ello.

Para cuando termino me dicen que mi relato se compagina con los dichos de Ava. Nuestras historias concuerdan y aunque Kim intentó voltearlo todo en contra nuestra alegando que nosotros los secuestramos y no sé cuántas mi%rdas más, acabó por cavar su tumba cuando admitió que le disparó a Nick, aunque según ella, fue por accidente.

Cada día su relato cambia, según los detectives, pero gracias a los residuos de pólvora en sus brazos y manos, además de su ADN en el arma, pudieron descartarme como el tirador.

Para cuando pienso que terminamos, se enfocan en mi padre, preguntándole si es que alguna vez conoció a una mujer llamada Dolores. Con el ceño fruncido lo miro, preguntándome qué mi%rda tiene que ver esa Dolores con mi padre y por qué es relevante para el caso.

“Disculpen, ¿Esto es importante? Porque parece algo mínimo y fuera de contexto”, digo, sosteniendo mi lado derecho, donde Kim me apuñaló pues a veces cuando respiro demasiado profundo, siento que la herida se estira y es demasiado incómodo.

Uno de los detectives clava la mirada en mí.

“Tenemos que hacer estas preguntas, Señor Byrne ¿Conoce alguna mujer llamada Dolores Knight?”, dice.

“Ciertamente, el nombre no me suena de nada”, mi padre niega con su cabeza.

“¿Ni siquiera del Club Ecco?, insisten.

Cuando escucha el nombre de ese lugar, mi padre, quien dijo no recordarla, parece esclarecer su mente hasta el punto en que lo llevan a los recuerdos, haciéndolo sonreír.

“Bueno, recuerdo a una pr%stituta a la que frecuentaba en ese club, pero jamás supe que se llamara Dolores. Esas chicas usan nombres falsos para luchar con los acosadores y tipos raros”, responde mi padre.

“De acuerdo, ¿Cuándo fue la última vez que la vio?”, le preguntan.

“Hace décadas atrás. Dejamos de frecuentarnos cuando mi hijo cumplió tres años. Mi esposa me amenazaba con pedirme el divorcio y dejarme en la ruina si seguía frecuentando pr%stitutas así que me alejé”, comenta mi padre.

La forma tan natural en la cuenta las cosas por las que mi madre tuvo que pasar es algo normal para mí, por eso no lo cuestiono sobre su pasado pues incluso su presente sigue siendo cuestionable así que no tiene sentido alguno.

“¿Es esta la mujer que recuerda?”, le enseñan a papá una fotografía. Él asiente y de repente su expresión cambia por completo. Se vuelve serio, casi taciturno y eso sí que es extraño.

“¿Lo confirmó?”.

El detective asiente y yo me quedo sin nada. No entiendo qué está pasando, por eso cambio la mirada entre ellos, preguntándome qué está pasando aquí.

“¿Quién confirmó que?”, intervengo preguntando.

“No puede ser”, mi padre suelta un suspiro, echándose hacia atrás.

“¿Qué no puede ser?”, pregunto nuevamente.

La mirada que me da dice tanto y tan poco al mismo tiempo. Siento que hay una historia demasiado grande detrás de todo esto y no comprendo cómo demonios sacarle toda la verdad de golpe, aunque ni en un millón de años hubiera pensado que la verdad sería tan espeluznante.

“Sabemos por qué Nick estaba obsesionado con vengarse de ti, Adam, y es porque Nick, era tu medio hermano”, dice el detective.

Las palabras del detective resuenan en mi cabeza durante varios segundos en los que me mantengo por completo en silencio. La palabra medio hermano va y viene, una y otra vez y no termino de comprender qué mi%rda está pasando.

“¿Qué?”, le pregunto.

“Hace días, una prueba de ADN confirmó que Nick era pariente de tu padre. Lo consultamos con él, a primera vista saltó que se trataba de su hijo, de tu hermano, pero se negó a que fuera verdad así que repetimos la investigación con cautela. Visitamos otra vez a la madre, preguntamos cómo conoció a tu padre y las historias concuerdan”, continúa diciendo el detective.

“¿Lo sabías y no me advertiste?”, miro a mi padre.

“Tenía la esperanza de que no fuera cierto. Las pruebas a veces fallan, digo, quería que fallaran parque de otra manera, esto significa que quien falló, fui yo”, sacude la cabeza, totalmente perdido.

“¿Qué mi%rda significa esto?”, pregunto.

“Esa aventura de tu padre dio como fruto a Nick. Su madre no quería contactar a tu padre así que envió al niño a un orfanatorio porque no podía cuidar de él. Cuando creció, Nick buscó respuestas en su madre y ella se las dio, solo que creyó que tu padre jamás lo quiso y cuando vio la vida que tenías, suponemos que se puso celoso y quiso reclamar lo que le correspondía”, el detective interviene.

Parpadeo sorprendido, comprendiendo que lo tuve a mi lado y de haberlo hablado hubiera integrado la familia porque fue su derecho, sin embargo, todo se une como piezas de puzzle en mi cabeza, dejándome comprender por qué mi%rda tenía tanta obsesión con que Ava lo escogiera, con que vendiéramos la empresa y le diésemos el dinero.

“La investigación no falla, Señor Byrne y el ADN nunca se equivoca. Nick era su hijo, el único problema aquí fue que quiso todo de mala manera”, dice el detective.

Mi padre asiente. Me siento mal por él porque, a fin de cuentas, también era su hijo. Veo que no le pesa tanto el haber dejado un niño regado por el mundo, sino que le pesa el daño que causó porque fácilmente podría haber acabado con mi vida o con la de Ava.

Los detectives le aseguran a mi padre que Kim no saldrá de prisión y me sorprende que pregunte cómo se encuentra esa tal Dolores, quien resulta que dio al niño por ser adicta al crack en esos momentos.

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