Esposo infiel
Capítulo 108

Capítulo 108:

No me importa nada, más que centrarme en el hombre que yace en el suelo, observando todo con pavor. Adam puede haber sido todo, pero jamás fue así de ruin ni conmigo ni con nadie.

Me siento como una idiota al dejar que pasara, al permitir que llegara a nuestras vidas de nuevo porque no me importaron las advertencias de Adam sobre Nick y estas son las consecuencias. Al final, parece que no solo los malos acarrean con los fantasmas de sus elecciones pasadas, sino también los inocentes.

Grito desesperada cuando siento su mano haciendo contacto con la piel de mi espalda. Está desnudándome de a poco y yo solo… quiero morirme. De verdad, siento que estoy a punto de desfallecer en este preciso instante, sin embargo, después de cerrar los ojos y entregarme al cruel destino que al parecer está escrito sobre mí, algo sucede.

“¡Ava!”, el grito de Adam se funde en un sonido ensordecedor que me deja helada, completamente fría.

Caigo al suelo, cubriéndome los oídos por instinto casi. No puedo respirar bien, no quiero ni siquiera abrir los ojos, pero el que un líquido me esté corriendo por los pies me obliga a mirar.

El cuerpo de Nick yace en el suelo, con un orificio de bala entre los ojos mientras que Kim está de pie junto a mí, sosteniendo el arma con el que acaba de quitarle la vida a su compañero de toda la vida.

Jamás en mi vida había visto un cuerpo. Nunca estuve cerca siquiera de una escena como esta, donde la sangre brota de la cabeza abierta de Nick, quien ahora se ha convertido en absolutamente nada.

Lo tengo cerca. Me arrastro para alejarme porque ciertamente no quiero tener nada que ver con él pues su sangre casi me toca, sin contar que estoy salpicada de ella en algunas partes del cuerpo que prefiero no ver porque ahora mismo hay cosas más importantes, como el ser que Kim sigue con el arma apuntándole, incapaz de darse cuenta de que le ha quitado la vida o al menos eso es lo que pienso.

Aunque quiero, me cuesta voltear la mirada pues pienso que todo es una broma, que en algún momento se va a poner de pie para continuar haciéndonos la vida imposible, pero lp imposible es eso, que se ponga de pis, porque justamente, acaban de arrebatarle la vida.

“Siempre fue un idiota egocéntrico. Quería ayudarlo a que consiguiera lo que quería para que me dejara en paz y creí que lo conseguí la última vez. Le di todo el dinero que puse, mis padres también y solo… carajo, nunca fue suficiente para él”, menciona Kim entonces”

No sé qué decir. Solo quiero alejarme de ella pues no ha de estar muy cuerda después de haber asesinado a quien fue su compañero en el crimen durante más de una década.

Intento moverme un poco más, pero entonces se voltea, apuntando el arma hacia mí. Su mirada de loca está más latente que antes. Parece desbordada por la situación incluso estando en calma, lo que me pone peor.

La ansiedad que corre por mis venas es tanta que apenas puedo respirar. Veo sus intenciones y aunque jamás le tuve miedo, conozco de lo que es capaz. Su ejemplo está en el suelo, derramando sangre por la cabeza.

“Todo hubiera sido más fácil si le hubieras dado la atención que te pidió hace años”, comenta, dejándome con el ceño fruncido.

“¿Qué?”.

Se ríe levemente, dejando que las lágrimas caigan por sus mejillas.

“Quería quedarse contigo. Me dejó por ti, maldita, y lo acepté porque me enamoré de Adam. Se suponía que se iba a terminar todo, ¡Pero tenías que hacerte la difícil!”, susurra, con su voz quebrándose al final.

Se limpia las lágrimas con fuerza, casi con ira, y luego mira a Adam. Noto que su mirada se dulcifica cuando lo mira a él, sin embargo, cuando la regresa a mí no veo más que ira y resentimiento de su parte.

“Si hubieras caído… sí tan solo hubieras prestado atención a lo que quería darte, nada de esto hubiera pasado”, dice.

“Kim”, la llama Adam.

“Tenemos lo que queremos. Tenemos que irnos”, sacude la cabeza con fuerzas, todavía apuntando el arma a mi cara.

“No podemos irnos con ella aquí. No nos dejará tranquilos”.

Trago grueso. Tener que escuchar esta locura me provoca demasiados sentimientos y ninguno de ellos es bueno. Adam hace lo posible porque se concentre en él y yo me quedo en el suelo porque no puedo moverme y correr el riesgo de terminar herida.

Es más que obvio que tiene buena puntería, ahora mismo mi única alternativa es quedarme quieta y esperar porque él tenga algo bajo la manga.

“Kim, dijimos que la necesitábamos”, dice.

“¡Ya no! Podemos decir que ella mató a Nick y después se suicidó. Que ellos eran los del equipo y…”, grita alterada.

“¡Eso no va a funcionar porque no tiene sentido!”, le espeta.

Puedo sentir la desesperación de Adam, intentando detenerla para salvarme la vida y me siento inútil de no poder hacer absolutamente nada.

“Lo vemos después, esos son solo detalles”, menciona ella, sonriéndole.

Regresa a mí, puedo oír cómo acomoda el arma en su mano, lista para presionar el gatillo y es en este momento donde siento que ya no puedo más.

Pasé tanto tiempo luchando con ella, contra Nick, incluso contra Adam. Me perdí a mí misma por esta tonta venganza cuando quizás, la mejor decisión hubiera sido separarme apenas los vi juntos y no hubiera estado metida en esto.

Estoy cansada. Por primera vez me siento tan agotada que lo único que hago es cerrar los ojos y esperar ese momento turbio en el que dejaré de existir. Lo presiento, se está acercando hasta que…

“¡Kimberly! Ven aquí y quítame esta mi%rda antes de que me moleste”, le grita Adam.

“¿Qué? ¿No puedes esperar?”, ella se voltea para mirarlo.

“¡Ahora! Estoy cansado, por tu culpa estoy aquí y no me quedaré en el piso mientras la matas porque… quiero hacerlo yo”, le responde.

De inmediato volteo para mirarlo. Sé que es una mentira, supe desde el principio que diría cualquier cosa para hacerla feliz y poder sacarme de esto, pero jamás creí que diría algo como eso.

El dolor que me provoca se siente real, así como el pánico cuando siento la risa diabólica de Kim, sacando las llaves de las esposas para lanzárselas.

“Siempre supe que recobrarías el sentido, cariño ¿Vamos a decir que lo hicieron juntos? ¿Qué nos secuestraron? Ay, por Dios… ¿Te imaginas lo que va a pasar?”, dice emocionada

No deja de apuntar el arma hacia mí mientras. ve como Adam se quita las esposas con rapidez.

Se pone de pie a los pocos minutos, se toma unos segundos para estirarse por el tiempo que pasó recostado en esa mala posición e incluso toca su rostro y su costado donde de segura le duele por los golpes que recibió. Entonces se aproxima a Kim, sonriéndole, lo que revuelve mi estómago.

Ella no tarda en lanzarse a sus brazos, besándolo en los labios como si se tratase de un reencuentro pasional. Eso me deja aún peor, incluso con náuseas.

Adam parece no estar fingiendo cuando la besa como si de verdad tuviera sentimientos por ella. Hasta la toma de la cintura acercándola a su cuerpo, casi abrazándola.

“Sabía que ibas a recuperar la cordura”, le dice ella, casi en las nubes por los besos que recibió.

“¿Vas a asesinarla aquí o tienes un lugar especial?”, pregunta Nick.

Trago grueso cuando veo que le quita el arma, sonriéndome.

“Lo haremos aquí. ¿Quieres ir por algo para sujetarla?”, responde ella.

“¿Sujetarla? Vas a asesinarla, ¿Para qué?”, él la mira con seriedad.

“Los tiraremos al mar, a ambos. Ahora ve. Rápido”, dice.

Por su actitud comprendo que es demasiado manipulable pues sale corriendo por las órdenes de él.

Kim siempre será así, jamás podrá tomar decisiones por su cuenta porque es la clase de persona que necesita que la manden, necesita tener un hombre tomando el control sobre su vida y sus acciones.

Adam ni siquiera me mira y por un momento comienzo a cuestionarlo absolutamente todo. ¿Y si Nick jamás formó parte de este juego? ¿Qué tal que Adam influyera a Kim para llegar a este punto? ¿Y si todo fue parte de su plan para sacarme del juego? Quiso quitarme mi dinero, mis acciones de la empresa, mi posición en su vida y solo…

“Adam…”, susurro. Espero a que me mire, a que me dé una señal de que nada es como estoy pensando, pero entonces me doy cuenta de que puedo estar en lo correcto, y que al final, mi vida, acabará por su mano.

El temblor que me toma se profundiza cuando Kim regresa con un tipo de cinta y cuerda. Le entrega las cosas a Adam, él toma el arma y entonces se voltea hacia mí, observándome con una sonrisa.

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