Esposo arrepentido
Capítulo 91

Capítulo 91:

“Ese es el asunto, hija. No le gusta”.

“Pues tendrá que aceptarlo o tendré que tomar otras medidas”.

Mamá tiene que fruncir los labios para no reírse a carcajadas.

“¿Vas a secuestrarlo y obligarlo a que le agrades? Por favor, Ava, no conoces a ese hombre”

“Y él no me conoce a mí. No sabe que haré hasta lo imposible por encontrar su punto débil”.

“¿Punto débil?”

“Lo que sea que nos pueda acercar. Tiene que haber algo, ya lo verás”

Se da por vencida, soltando un suspiro.

“Te deseo buena suerte. La vas a necesitar si ablandar a Byrne es tu objetivo”.

Guardo silencio.

Soy demasiado segura de mí misma y sé que encontraré una razón para ablandar a ese hombre, solo que todavía no sé cómo, pero lo encontraré.

Llevo días pensando en trazar un plan que nos acerque como familia, aunque hasta ahora ese plan carece de pasos y de todo lo que conforma un plan en realidad.

Frustrada por no poder hacer avances, decido enfocarme en los platillos que nos sirven a ambas.

Estamos en la degustación de pruebas para nuestra moche de bodas y es que decidí que una simple ceremonia no sería suficiente.

Después de todo. lo que pasamos, quiero tirar la casa por la ventana, hacerle saber al mundo que por fin estamos donde pertenecemos y que nos quedamos juntos, a pesar de todo.

También decidí que sería sin planificadora de bodas porque quiero tomar la decisión de hasta el último detalle.

Quiero saber que ese día fue todo de mi elección, de Adam y de hasta Brooklyn que fue quien decidió los tonos de las flores para los arreglos principales.

Los tres estamos tan metidos en esto que sé que será un gran recuerdo en algunos años.

Nos presentan todo tipo de platillos y como mi madre tiene un paladar fino, según ella, la tomé como encargada de crear un menú.

Se lo ha tomado tan en serio que esta es la cuarta degustación que hacemos en dos semanas porque no fue capaz de tomar a una sola agencia.

Al cabo de una hora, cuando ya hemos probado hasta el último postre, nos decidimos por este servicio.

Mi madre anota cada cosa que nos gustó, pide otra degustación para Adam y nuestra hija en casa solo con las cosas que pedimos y ellos acceden, asegurándonos que no van a defraudarnos en un día tan importante.

Para cuando salimos, un fuerte viento me golpea el rostro justo al tiempo en el que recibo una llamada.

Con mamá corremos hasta el coche con una leve llovizna cayendo sobre nosotras y es que el clima no ayuda en nada cuando tienes tantas cosas por hacer.

“¿Quieres ir a buscar tu vestido ahora?”, pregunta mamá.

Niego con mi cabeza.

“Iré a dejarte en casa ¿De acuerdo?”

Ella frunce el ceño.

“¿Por qué? Creí que querías ver tu vestido ahora”.

“No, de tanto hablar del tema creo que quiero ir a ver al padre de Adam y sé que no querrás acompañarme para no entrar en disputa con ese hombre, así que te dejaré en casa e iré a verlo”

Suelta un suspiro.

Se nota que no está de acuerdo con lo que quiero hacer, pero no dice nada porque hace tiempo que entendió, que sin importar cuánto intente hacerme cambiar de opinión, al final terminaré haciendo lo que yo quiera.

“¿Sabes qué? Tu padre de seguro fue a ver ese bote que tanto ama y terminaré sola en casa, así que iré contigo, pero me quedaré en el coche”, dice, poniéndose el cinturón.

“Después podremos ir a ver tu vestido de novia porque sabes que eso hay que verlo con antelación”

Sonrío, acomodándome el cinturón.

Como dije, mi madre de a poco, ha comenzado a aceptar que yo puedo tomar mis decisiones sin importar si son las correctas o no.

Comienzo el recorrido hasta la casa del padre de Adam y durante todo el camino pienso en cómo comenzar esa conversación que de seguro será bastante incómoda.

También pienso que hay una gran probabilidad de que el Señor Byrne me cierre la puerta en la cara y ni siquiera se atreva a hablar conmigo, pero con lo que le gusta pelear, termino desechando esa idea casi de inmediato.

Mi madre se mantiene en silencio y lo prefiero de esa forma porque sé que si habla será solo para terminar de hacerme saber por qué el padre de mi esposo no le cae bien y será para problemas, así que agradezco que se reserve sus comentarios.

Otra de las cosas por las cuales estoy orgullosa de ella.

Ha sido capaz de controlar su temperamento y sus propios comentarios para sí misma, algo que de seguro le cuesta muchísimo.

Al cabo de treinta minutos, estaciono el coche frente a la gran mansión de mi suegro.

Casi nunca venimos aquí, ni siquiera antes de todo el drama.

Adam y su relación nunca fueron una prioridad para ninguno de los dos así que es algo incómodo venir por mi cuenta, mucho más para hablar de un tema tan delicado.

Tomo aire varias veces en lo que me quito el cinturón de seguridad, bajo la atenta mirada de mi madre.

Tengo la sensación de que va a darme uno de sus comentarios esperando que cambie de opinión, de esos que casi nunca quiero oír, pero me equivoco.

“Podríamos tener una cena familiar hoy”

“¿Qué opinas?”, dice, dejándome desconcertada.

“Está bien. ¿Comida italiana?”

Se encoge de hombros.

“Como quieran. Llamaré a Adam para preguntarle qué quiere”.

Aquello me deja todavía más desconcertada, pero no digo nada.

No quiero dañar su relación, mucho menos ahora que apenas están comenzando a llevarse bien. Sé que Brooklyn tiene mucho que ver en eso porque prácticamente nos está obligando a todos a ser más cordiales unos con otros, pero supongo que es lo mejor.

Todo niño merece tener una familia construida, un sistema de apoyo y todos nosotros queremos eso para ella.

Con eso en mente tomo la valiente decisión de dejar de pensar demasiado y acercarme finalmente a la entrada.

Su casa, a diferencia de la nuestra, no tiene tanta seguridad, solo la necesaria así que no tengo problemas en llegar hasta su puerta.

Toco el timbre, espero unos minutos, y entonces una empleada abre, observándome con el ceño fruncido.

“Señorita Ava”, dice sorprendida.

“Qué placer tenerla por aquí”

Sonrío levemente.

“Gracias. ¿El Señor Byrne está?»

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