Esposo arrepentido
Capítulo 23

Capítulo 23:

“No, quiero asegurarme de que no vas a joderme. Nada más”, responde cortante.

“¿Algo más?”

“Si. Tengo muchas otras cosas que quisiera decir y unas cuantas más que de verdad tiene que escuchar, pero me quedo con que respondió y con el hecho de que está abierto a tener una conversación. Eso ya es algo, es lo primordial. Es el sendero hacia el camino”.

“¿Me odias?”

Y no sé de dónde sale la pregunta, realmente no tengo ni idea, pero después de hacerla, espero ansiosa la respuesta.

“Te llamaré cuando esté listo ¿De acuerdo? Adiós, Ava”

Adam cuelga la llamada, dejándome con la pregunta tendida en el aire.

Llevo más de veinticuatro horas sin poder dormir. No he sido capaz de hacer absolutamente nada más que pensar y pensar y pensar y pensar.

Las posibilidades dan vueltas por mi cabeza, las locas ideas también.

Mi padre, quien jamás se ha preocupado por lo que pase en mi vida, me ha llamado constantemente para preguntar cuál será mi siguiente movimiento y en todas respondo que todavía no lo tengo claro.

Seguro piensa que quiero dejarlo fuera de esto, que tampoco está tan alejado de la verdad, pero realmente no tengo idea de qué sigue después de descubrir que Ava tiene una hija.

Pensé en ir a preguntarle directamente, pero si no ha sido capaz de hablarme en cuatro años, no creo que quiera decir la verdad de golpe en un solo día, así que esa opción queda descartada.

No he podido dormir pensando en cómo podría averiguar qué ha estado pasando en su vida desde que se fue y por eso, esperé ansioso toda la noche para que al fin, el sol esté saliendo dando inicio a un nuevo día.

Me levanto antes de que suene mi alarma.

Creo que jamás me había preparado tan rápido como ahora, pues en menos de treinta minutos estoy duchado, peinado y cambiado completamente.

Bajo a desayunar, aunque tengo el estómago revuelto.

Casi siempre desayuno en la oficina, pero por alguna razón, me quedo en casa para hacerlo, de esa forma tendré al menos tiempo para pensar en cómo procederé de ahora en más.

Espero a que me sirvan todo el desayuno en la isla de casa.

La empleada me deja a solas para continuar con sus quehaceres y yo me quedo con mi móvil, observándolo, pensando y recordando en la llamada que tuve anoche con Ava.

No quise sonar grosero ni mandón, creo que ese tiempo de personalidad pasó hace rato, pero por alguna razón le pedí vernos en un hotel.

No la quiero en mi casa por el simple hecho de que será difícil olvidarla si nada de lo que pienso es realmente como ocurre en mi mente.

Tener que verla u oler su perfume que queda impregnado siempre en todo, me dejará completamente aturdido, así que prefiero verla fuera de estas paredes.

El estómago se me cierra cuando pienso que en algún momento tendré que verla.

No quise hacerlo de inmediato porque tengo demasiadas preguntas y jamás me gustó ir a ciegas en ninguna conversación.

Además, como dije, para verla necesito de valentía que por el momento, carezco.

Terminar de desayunar supone un reto para mí, pero lo logro.

Tomo las llaves de mi coche y salgo del garaje en rumbo hacia la oficina, que jamás me lleva mucho tiempo pues me conseguí un apartamento demasiado cerca.

El tumulto de personas que se encuentran rodeándome en la ciudad, ayuda demasiado a mantener mi mente ocupada en otra cosa durante todo el transcurso, pero en cuanto ingreso al estacionamiento de la empresa, con todo ese silencio abrazándome, es imposible sacar de mi mente a la pequeña rubia con ojos azules.

Por alguna razón me hace sonreír.

Es preciosa, es la realidad, y no esperaba menos de un hijo de Ava porque ni los años le han quitado esa hermosura que se carga.

Sacudo la cabeza.

El golpe de recordarla en esa fiesta, luciendo como si fuera a conquistar el mundo, con la mirada de todos los hombres de la fiesta sobre ella, intentando siquiera estar a su altura, me deja demasiado conmocionado durante varios minutos dentro de mi coche.

Es hora de pensar con claridad, me digo.

Salgo de mi vehículo, ingreso a la oficina y saludo a los primeros empleados que están apenas llegando al trabajo.

Mi asistente, como siempre, me espera en la puerta de mi oficina, con una sonrisa y una nueva vestimenta que me deja confundido, pero no le presto demasiada atención.

Apenas cruzo la puerta, ella ingresa, cerrando detrás suyo.

“Buen día, Señor Byrne. ¿Necesita un café o algo para desayunar?”, pregunta sonriendo.

Niego con mi cabeza, dejando mi saco en el respaldo de la silla, como siempre.

“No, gracias. ¿Qué tenemos en la agenda?”

“Bueno, tiene que revisar los planos de cinco empleados antes de que sean enviados para confirmación de los clientes, además tiene una conferencia de prensa con la agencia de Londres para verificar que…”

“¿La agencia de Londres?”

Alzo una ceja.

Ella lee en su libreta, buscando algo que seguramente anotó.

“Sí, la Señorita Ava Dawson llamó temprano para pedir quese encargue de esa sede por hoy. La conferencia es importante, se trata de una nueva estructura que buscan crear fuera del país y…”

“¡Ava llamó personalmente?”

Asiente.

“Sí, dijo que tenía asuntos personales como para trabajar hoy”

Inhalo profundo.

“De acuerdo. ¿Algo más?”

“Bueno, tiene que ver un recorte de presupuesto, pero lo podemos dejar para mañana”.

“Deja todo para mañana, excepto la conferencia. ¿A qué hora es?”

Confundida y demasiado, creo que porque desde que entró jamás me he tomado un tiempo libre, observa en su agenda el horario el cual menciona con una voz robotizada.

“Señor Byrne, ¿Se encuentra usted bien?”

Niego con mi cabeza.

“No, realmente no. Gracias, te llamaré si necesito algo”

Mi asistente sale de la oficina y apenas la puerta se cierra, demostrando que estoy solo, intento tomar el teclado con las manos nerviosas, cosa que me dificulta bastante la tarea, pero lo logro.

Ingreso su nombre en la Internet para ver qué resultados dan en fotografías, porque sé que no han dejado de perseguirla y por más que veo, siempre sale sola, en casi la mayoría. Intento buscar el nombre de Brooklyn, pero. eso no da ningún resultado que merezca mi atención, ni siquiera artículos de revista o diarios que den la noticia de que Ava ha tenido una hija, lo que me resulta extraño porque es una figura pública y con todo el circo mediático que se armó cuando el juicio se estaba llevando a cabo, me parece demasiado raro no ver fotografías de ella en ese momento.

Con una búsqueda negativa, recurro a lo siguiente.

Presiono las teclas e ingreso a la página de la empresa.

La contraseña de la sede de Londres es la misma que de aquí, y si Ava no cambió su usuario, podría ingresar fácilmente.

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