Esposa forzada
Capítulo 6

Capítulo 6:

“¡M!erda!” siseó entre dientes por lo bien que se veía inclinada así para que él la comiera.

Él la agarró por la cintura y se frotó contra sus bragas mojadas haciéndola g$mir y apretar las sábanas con más fuerza.

Gimiendo, le dio la vuelta y su espalda golpeó la cama.

Se deslizó entre sus piernas y miró su boca abierta y sus ojos cerrados.

Su mirada lujuriosa bajó a sus bragas rojas húmedas y trazó su ombligo con sus dedos ásperos, bajando hasta sus bragas y colocando su pulgar justo sobre el cl!toris.

Sara se levantó e intentó cerrar las piernas, pero él la agarró por los muslos y los mantuvo abiertos.

Agarrándose a las sábanas, trató de sentir algún tipo de sensación para aliviar el dolor. dolor, pero él la estaba molestando demasiado.

Enganchó los dedos en sus bragas y las deslizó fuera de sus piernas sin darle tiempo a procesar nada. Sus manos viajaron hasta su espalda arqueada y desabrochó su sostén, bajándolo por sus hombros con destreza.

Cuando el aire golpeó su cuerpo desnudo, se estremeció y cerró las piernas cuando él tiró de su pezón con los dientes, haciéndola g$mir y tirando de su cabello nuevamente.

“¡Quiero saborearte!”

El soltó la voz y se inclinó para agarrar sus muslos y abrirlos para ver mejor su núcleo goteante.

“¡Joder! ¡Eres tan hermosa!”

El gruñó y se inclinó para presionar un suave beso en su entrada.

Sus acciones fueron lo suficientemente fuertes como para hacer que ella apretara sus manos en su cabello nuevamente, haciéndolo g$mir contra su cl!toris.

Se mordió el labio inferior para evitar dejar salir ningún sonido.

“No te contengas… ¡Quiero oírte gritar!”

Aplanó la lengua y se deslizó todo el camino hacia abajo.

Ella g!mió arqueando la espalda ante esa maravillosa sensación en su cuerpo, que nunca había sentido antes.

Su lengua tenía que ser un regalo del mismísimo Dios del se%o.

Empezó a mover su dedo índice arriba y abajo de su cl!toris, haciéndola g$mir en voz alta debido al placer cegador.

Ella jadeó cuando él chupó su cl!toris.

Sus manos tiraron con más fuerza de sus cabellos.

Un grito salió de sus labios cuando él chupó rudamente y comenzó a lamerlo, haciéndola retorcerse por el nudo en su estómago.

Estaba prestando atención a todas las partes sensibles de su cuerpo.

Sus piernas sufrieron espasmos, cuando el placer se volvió insoportable y el orgasmo se estrelló contra ella con fuerza.

No podía controlar lo que le estaba pasando a su propio cuerpo.

“¡M!erda! Eres virgen…” siseó y le besó la nariz, antes de casi alejarse, listo para irse. Sentía que estaba haciendo algo mal.

No quería ser el primero.

“Por favor…”

Ella rogó y agarró sus brazos antes de empujarse fuera de la cama y empujarlo hacia abajo en su lugar.

Sin dejar que se levantara, se sentó a horcajadas sobre él y se apretó contra su endurecida entrepierna vestida, haciéndolo g$mir.

Ella se inclinó y besó su clavícula, lo mismo que él había hecho antes.

Sus manos recorrieron su duro pecho tatuado.

De repente le dio la vuelta y se cernió sobre ella con la lujuria apoderándose de todos sus sentidos.

“¡Puedo hacerte olvidar todo dándote placer de formas que ni siquiera sabías que existían!” susurró antes de inclinarse y mordisquear el lóbulo de su oreja, haciéndola g$mir en voz alta.

“P-por favor…”

Suplicó, arrastrando sus uñas por su espalda desnuda, sin importarle cómo ni siquiera sabía su nombre.

Él se apartó y se levantó de la cama, todavía mirando su tentadora figura desnuda. Se quitó los pantalones después de sacar el paquete plateado.

Rasgó el paquete con los dientes y lo hizo rodar sobre su dureza mirando sus ojos cerrados y su cuerpo pecaminoso.

Se subió de nuevo a la cama y besó sus labios con sus dedos rozando su cl!toris en lentos círculos, haciéndola responder de inmediato con g$midos.

Él tomó su pecho con la otra mano y ella arqueó la espalda, sintiéndose mojarse una vez más. Su pequeña y delicada mano recorrió su pecho tatuado y abrió los ojos.

“Podemos parar si…”

Se detuvo, no queriendo detenerse pero aún queriendo estar seguro si ella lo quería o no. No quería imponerse a ella.

“P-Por favor”

Suplicó en voz baja y él perdió el control una una más.

“Te dolerá un poco, pero detenme cuando quieras, ¿De acuerdo?”

Él la tranquilizó y frotó su eje sobre su húmedo cl!toris haciendo que ella siseara y arqueara su espalda, después de echarle la cabeza hacia atrás con placer.

Ella asintió aun sabiendo que le dolería, pero su deseo y lujuria vencieron al miedo.

Él hizo una mueca mientras empujaba su punta dentro de su agujero húmedo, frotando su cl!toris con su pulgar empujándolo lentamente.

Sara siseó apretando las sábanas con fuerza.

“¡Joder, se siente tan bien!”

El g!mió y se empujó más adentro.

La boca de Sara se abrió, mientras avanzaba poco a poco en su apretado agujero.

No podía explicar cómo se sentía.

Era como si sus entrañas se estuvieran desgarrando, pero quería sentir el placer de tenerlo dentro de ella.

Él la llenó por completo y ella suspiró aliviada.

Gruñó y salió lentamente antes de empujarse de nuevo.

Sus brazos instintivamente se envolvieron alrededor de su cuello, mientras sus caderas se movían hacia adelante llenándola con toda su longitud en un ritmo sensual.

Él iba tan profundo y tan lento, que casi sintió ganas de perder la cabeza.

Una cadena de maldiciones salió de su boca, mientras gruñía y g$mía con cada golpe.

“¡M!erda!”

Maldijo y se inclinó para capturar su pezón entre sus labios.

Una vez que el dolor disminuyó, no pudo evitar g$mir y g$mir más fuerte.

Estaba alcanzando partes dentro de ella, que ni siquiera sabía que eran placenteras.

Él comenzó a moverse un poco más rápido y ella envolvió sus piernas alrededor de su cintura, dándole más acceso.

Su boca estaba haciendo maravillas en sus pezones.

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