Entre dos CEO’s
Capítulo 35

Capítulo 35:

Ella se queda impresionada escuchando las palabras de Carlos. Admite para sí misma, que tiene razón y en cierto punto se siente culpable por algunas actitudes que ha tomado.

“Tenemos meses que nuestra comunicación se volvió discusión y nunca quedamos de acuerdo”.

“¿Será por qué de cada cinco palabras Amanda se convierte en la sexta?”

“No es fácil aceptar todo esto”.

“Pues no debiste perdonarme Ada. Solo una vez estuve con ella, y eso me lo estás cobrando cada segundo de cada día”.

“¡Perdón Carlos! Yo me he dejado llevar de los celos y la rabia. Pero no te pintes de inocente, veo como la observa, ella aún te interesa”.

“Con tu indiferencia y actitud, me estás empujando, no solo a los brazos de Amanda, si no a los brazos de cualquier mujer que si me preste atención. Ella en todo momento ha puesto un stop entré nosotros, de no ser así, me tendría en su cama”.

“¡Eres el infiel y sigues haciéndome culpable!”

“¡Disculpa Ada! Por lo visto no estaremos de acuerdo ni en esta, ni en ninguna otra conversación”.

“¡No te vayas! ¿Piensas que si pongo de mi parte, nuestra relación volvería a ser como antes? ¿Todavía me amas?”

“Si no te amara, no estaría viviendo contigo. Regresaría a mi vida de soltero y me acostaría con quién deseara, sin esperar reproches a mi llegada”

Ella se sienta en su regazo y comienza a darle besos y pedirle disculpas por hacerlo pasar por malos momentos.

“Todo será diferente a partir de ahora ¡Lo prometo!”

*¡Tock, Tock, Tock!*

Tocan la puerta y entran los padres de Carlos.

“¡Buenos días!”

Saluda el Señor Andrew. Él se queda observando a Carlos y su esposa muy encariñados.

“¡Buenos días padres!”

Él se coloca de pie y se dirige a recibirlos.

“Hijo mío ¿Dónde está el más pequeño de la casa?”

Pregunta la madre de Carlos.

En el momento que la sirvienta los escucha lleva al pequeño que estaba desayunando a verlos.

“¡Aquí está el consentido de la casa!”

Lo recibe su abuelo con mucha alegría.

“Nos llevaremos al niño, nos regresamos el martes y queremos aprovechar la compañía de nuestro bebé. Aunque pronto estaremos de vuelta.

Informa la madre de Carlos.

“El lunes invite a la madre de Aarón a mi oficina. Quiero saber si nos podemos llevar a nuestro nieto por una temporada”.

Ada queda asombrada al escuchar que su suegro tiene comunicación con esa mujer y hasta la invitó a visitar las instalaciones.

“Yo no lo creo posible padre, soy quien menos pasa tiempo con él y me haría mucha falta. Además ella se ha estado quejando, ya que pasamos mucho tiempo con él cuando están en la ciudad”.

“Ya veo que no estás de acuerdo, desde antes de preguntarle a ella. Siendo así, cerraré la compra de una mansión en la entrada de esta regresamos a vivir aquí. Siento que mi nieto es mi fuerza, cómo adoro pasar tiempo con él, estaremos más cerca. En caso de quejas por parte de su madre, nos tendrá que dar los fines de semana”.

“Me alegra que se regresen a vivir a esta ciudad”.

Entra Ada en la conversación que tienen Carlos y sus padres.

“Le iba a entregar este obsequio a solas a mi esposo, pero ahora que estamos todos, compartiré con ustedes el momento”.

Ella le entrega el obsequio a su esposo y él la observa, un poco sorprendido.

“¿A qué se debe? ¡Aún no es mi cumpleaños!”

“Ya tiene un mes que lo traje a esta casa, pero como todo tiene su momento. ¡Hoy es el día!”

Los padres de Carlos lo miran extraño y él procede abrir el regalo, encontrando dentro un pequeño listón azul y una prueba de embarazo positiva. Todos se sorprendieron con la noticia, su esposo se lanza sobre ella y la abraza en forma de felicitaciones”.

“Felicidades hija, por fin verás realizado tu más anhelado sueño”

La felicita su suegra.

“¿Estas totalmente curada y con fuerza de tener un bebé? Siento que es un poco arriesgado. Debieron protegerse y esperar por lo menos un año más”

Expresa el Señor Andrew.

“Amor, no apagues la felicidad en la pareja. Ella se realizó una inseminación artificial y aunque eran bastantes pocas las esperanzas, hoy las vemos cumplida”

Él la observa y luego asoma una sonrisa.

“Estaremos rezando para recibir otro nieto lleno de salud, para que juegue con Aarón en mi nueva mansión. Soy un abuelo feliz”

En celebración por la noticia brindaron y compartieron en familia. Por primera vez, Ada se sintió parte de los Andrew, aunque llevaba el apellido, siempre se sintió excluida y eso arrugaba su corazón.

Después del desayuno los padres de Carlos se marcharon junto su nieto y ellos quedaron solo en el apartamento.

“¿Eso quiere decir que cuando te desmayaste ya estabas embarazada y me lo negaste?”

“Salió negativa la prueba que la doctora me realizó. Al siguiente día cuando fui a la consulta, la doctora me realizó una ecografía, y nos llevamos la sorpresa de saber hasta el se%o ya que tengo aproximadamente veinte semanas de gestación”

Ella termina aplaudiendo con las manos.

“¿Estas feliz?”

“Claro que soy feliz. Siempre te comenté mi deseo que una familia numerosa, que mejor noticia que será con mi compañera de vida”.

“Tus ojos me dicen que estás feliz y eso me hace más que dichosa”.

“Solo una pregunta más”.

Se dirige Carlos muy serio a su esposa.

Ella cambia su rostro muy rápido de feliz a triste. ¿Qué sucede?

“¿Aún podemos hacer el amor?”

Ella sonríe y le acaricia el rostro.

“Desde que me enteré de mi embarazo siento que mi apetito aumentó. También la doctora dice que es muy saludable”.

Termina mordiendo su labio inferior.

Entonces él la toma y la besa apasionadamente. Está dispuesto a olvidar todo e iniciar de nuevo, junto a la mujer que ha estado con él desde siempre. Pronto los besos y jadeos llenan el apartamento. Ella estaba muy apasionada y decidida a conquistar a su esposo. En cambio él, cuando vio lo delgada que se veía desnuda, sintió preocupación, entonces le hizo el amor con delicadeza y mucho miedo a lastimar o herirla siendo brusco.

Ella estaba complacida y él fingió también estarlo, así que justos y abrazados se fueron al comedor a desayunar.

“¡Gracias por esta maravillosa mañana! Tenía mucho tiempo que no me sentía tan feliz”.

Él sonríe mientras sostiene su mano

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