Entre dos CEO’s -
Capítulo 22
Capítulo 22:
“Yo te lo conté por confianza, sin imaginar que cada día me lo ibas a reclamar. ¿Acaso prefería que te mintiera diciendo que fue un vientre en alquiler?”
“Simplemente tenía que ser un vientre en alquiler”.
“¿Me vas a reclamar lo mismo toda la vida?”
“Sí… Mientras aún me duela. ¿Crees que no vi en tu mirada los celos?, ¿Piensas que es menos doloroso por saber la verdad?”
“Solo fue una vez Ada. Entre Amanda y yo después ese día no ha pasado nada. Esta es la razón por cuál no quiero que me acompañes a buscar al niño, siempre ves cosa que no son, dejándote llevar por los estúpidos celos”.
Él está bastante molesto por la actitud de su esposa, pero su sangre hervía a ver tan bella Amanda y lista para salir con un desconocido. Sale de la sala con Aarón en brazos dejando sola a su esposa.
Amanda y Jhon llegan hasta el comedor. Él toma su lugar y el camarero acomoda a la silla de ella.
“¿Por qué no permites que te ayuden a caminar hasta el comedor?”
“No me gustan las personas muy cerca de mí, también conozco todo el lugar, no me gusta depender de nadie para poder hacer las cosas”
“Entiendo Señor Ferrari”.
“¿Qué debo hacer para que seas mi Amanda?
“No soy un objeto Jhon”
“Pero si una pertenencia preciada”.
“Hablaste sobre iniciar de cero, Señor Ferrari”.
“¡Disculpa! Solo una pregunta más ¿Aún ese Carlos está dentro de tu corazón?”
“¿Debo responder todas las preguntas?”
“Señorita Castro. Es de mal educación responder una pregunta con otra pregunta. Una chica tan astuta e inteligente debe saber eso perfecto”.
“¡Buen provecho Señor Ferrari!”
Él asoma una sonrisa por las curiosidades que Amanda siempre muestra. Se está sintiendo cómodo y a gusto su compañía.
“¿Fue difícil acostumbrarte a no poder ver?”
“Es más difícil estar rodeado de personas y aunque los veas te mantengan ciego ante sus malas intenciones”.
“Debe tener un corazón muy oscuro una persona para disfrutar y beneficiarse del sufrimiento ajeno para su propia comodidad”.
“Nunca se sabe lo que piensan y desean las personas que nos rodean”.
“Todos no son iguales. Por eso no existe la perfección”.
“¿Entonces nos debemos desgastar tratando de investigar quién es bueno y quién no lo es?”
“Tampoco nos podemos desgastar creyendo que todos nos quieren destruir”
“¿Acaso no vamos a estar de acuerdo en nada?”
“Hasta ahora no ha pasado ¡Sigamos intentando!”
Después de la cena Amanda sostiene a Jhon de la mano y dan un paseo por el jardín, mientras ella le cuenta sobre la travesía que le tocó vivir después que su madre enfermó. Él quedó admirado de la fortaleza que demostró ella en ese momento.
“¿No tenías un novio o alguien que te ayudará?”
“Estaba tan ocupada buscando la estabilidad de mi hogar, que no tenía tiempo para esas cosas. Por eso cuando me ofrecieron aquel contrato lo vi como una ayuda o una oportunidad que sentía necesitar en mi vida”.
“Pero la mejor parte era que venía de un apuesto príncipe dispuesto para ayudar a doncella en peligro”.
“No hace falta que te burles”.
“No es una burla. Solo que las cosas en la vida son complicadas y tienen un costo. Eres afortunada que él te cumplió y tú madre está en adelanto”.
“Debo ir a casa”.
“¿Dije algo que te incomodó?”
“No es eso, ahora no me siento muy bien”
Ella no quiere ser específica.
“No me habías dicho que te sientes mal o enferma”.
“No lo estoy, solo tengo molestias… ahí… Y necesito descansar”.
Él queda analizando hasta que cae en cuenta a lo que ella se refiere.
“Debes descansar para que te puedas componer”.
“Eso haré”
Responde sonrojada por tocar el tema.
“Te he hecho una petición, pero quiero que estés tranquila. No te apresures a responder”.
Él lleva la mano a su bolsillo y le entrega una pequeña caja.
“Te he repetido que no recibiré regalos ni dinero. Yo no estoy vendiendo mi compañía, si insistes no volveré a acudir a su invitación”.
“Esto es una pequeña sortija”
Él le muestra la que lleva en dedo meñique.
“Si algún día sientes que estar en mi compañía es de tu agrado, me gustaría que la lleves contigo”.
“¿Es la marca que llevan las mujeres que se sienten bien en tu compañía?”
“No soy bueno para esas cosas créeme”.
“¡Entiendo! Y me dirás que soy la elegida y la uni…”
Él se acerca y besa sus labios. Llevaba un largo rato queriendo hacerlo y perdió ante el olor que lo tiene atrapado.
“Eres especial y la única que llevaría un anillo gemelo al mío”.
Ella toma aquella pequeña caja y la coloca en sus manos.
“Siendo así debes ponerlo tú en mi dedo”.
Él como busca la forma de poder abrir la caja y ella lo ayuda a colocar el anillo en su dedo.
“¿Esto quiere decir que disfruta de mi compañía?”
“De no ser así no estaría en este lugar”.
Vuelven a enlazarse en un beso. Solo que ella insiste en marcharse y él con todo el deseo de seguir en su compañía la envía a casa con su chófer.
“¡Buenas noches! ¿Cómo se encuentra?”
“Me siento muy bien Robert”.
“No puedo creer lo diferente que se ve su rostro desde que se reúne con su amiga. Siento que ambos estaban necesitando la compañía mutua”.
“Esa mujer me confunde”.
“¿Por qué lo dice señor?”
“Se describe como una persona diferente, y lo peor de todo es que siento que le creo”
“Eso solo quiere decir que su corazón esta sanando. Esto es muy buena noticia”
“¿Sabes que es la madre del hijo del CEO de empresa Andrew?”
“¿Carlos Andrew?”
“¡Así es! Me contó sobre lo que pasó entre ellos, pero quiero que verifique si es la verdad”.
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