Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1706

Capítulo 1706:

Tan pronto como escucharon eso, Amber y el conductor se giraron hacia ella, sorprendidos. Después, Marta explicó con seriedad.

“Los seres humanos le temen a la muerte por naturaleza; se moverán para evitarnos si conducimos hacia ellos. No podemos seguir parados aquí más tiempo. Si los dos guardaespaldas restantes caen, esas personas vendrán por nosotros de inmediato ya que no habrá nadie refrenándolos. La Señorita Amber está embarazada, así que no pueden capturarla. Sería peligroso si algo le sucede, así que no podemos arriesgarnos”.

Al escuchar eso, Amber se acarició el vientre sin darse cuenta. Al ver su reacción, María se apresuró a persuadirla ya que temía que fuera demasiado empática.

“No puede dudar, Señorita Amber. No podemos permitir que le suceda eso”.

Entonces, Amber se mordió el labio antes de asentir.

“Muy bien. Intentémoslo”.

‘Tiene razón. No puedo dejar que algo terrible les suceda a los niños en mi vientre. Si sucede algo malo, no podré ser madre’.

Al ver que las dos mujeres habían tomado la decisión, Walter se preparó y dijo:

“Muy bien. Iré contra ellos, así que agárrense fuerte”.

Después, presionó el acelerador y condujo hacia adelante.

Cuando vieron que el auto se acercaba, las personas adelante se movieron hacia ambos lados de manera inconsciente.

Como María había predicho, dejaron un espacio en el medio por donde el vehículo paso sin problemas. En cuanto a los guardaespaldas, podían cuidarse a sí mismos o ir al hospital de ser necesario, pero, en ese momento, ellas debían asegurarse de estar a salvo.

“Bien, al fin nos alejamos”.

Después, María miró hacia atrás cuando notó que se estaban alejando de la multitud de hombres; entonces, al fin, suspiró aliviada y sonrió.

Walter sonrió también de acuerdo.

“Exacto. Menos mal que tomamos la decisión correcta; María”.

“He batallado con la Gran Señora Farrell en la antigüedad, así que sé que hay momentos en los que uno debe mantenerse firme”, dijo, sonriendo.

Sin embargo, Amber frunció el ceño con fuerza.

“María, no sé por qué, pero sigo sintiendo que algo va mal”.

“¿Qué?”.

María la miró.

“Señorita Amber, ¿Qué sucede?”.

“Son esos hombres fornidos”.

Amber presionó los labios antes de explicar.

“Cuando el auto se movió hacia ellos recién, se movieron a un lado, pero sus expresiones no eran de miedo o sorpresa; ellos ya sabían que haríamos eso”.

Al escucharla, María recordó lo sucedido y se dio cuenta de que Amber tenía razón. De inmediato, dejó de sonreír y su expresión sé tornó sombría.

“Algo está mal”.

Amber murmuró en respuesta. Sentía que había algo extraño también.

“Walter, tenga cuidado. Sigo sintiendo que…”.

Antes de que María pudiera terminar, de pronto, el auto se detuvo.

El movimiento repentino hizo que Amber y ella se movieran con brusquedad hacia adelante mientras la expresión de Amber reflejaba miedo. Si continuaba moviéndose hacia delante de esa forma, golpearía su vientre y el resultado era impensable.

Al ver eso, María se olvidó de su seguridad de inmediato y tiró de Amber hacia ella. Al final, ésta cayó en sus brazos mientras María se golpeaba el hombro con fuerza contra el asiento del pasajero y gritaba de dolor.

“María, ¿Está bien?”.

Amber se apresuró a revisarla. Sin embargo, María sonrió en respuesta.

“Estoy bien, Señorita Amber. Solo me golpeé un poco el hombro. ¿Está bien?”.

Después de decir eso, se apresuró a revisar a Amber de pies a cabeza.

De inmediato, Walter se giró para mirar a Amber con expresión sombría.

‘Será el final de mi vida si algo le sucede a ella’.

“Estoy bien”.

Amber movió la cabeza.

“Por fortuna, María me sujetó a tiempo, así que estoy bien”.

Aunque pudo sentirse aliviada, aun así, sintió un escalofrío recorriéndole la espalda cuando recordó lo que acababa de suceder. Había estado cerca.

“Qué bueno”.

María al fin se relajó al escucharla y se giró hacia Walter con expresión enojada.

“Walter, ¿Qué sucedió? ¿Por qué se detuvo el auto de pronto?”.

“No lo sé. Solo estaba conduciendo cuando el auto se paró. Dice en la pantalla que las cuatro ruedas están pinchadas”, respondió Walter con amargura, señalando la pantalla del auto.

“¿Qué? ¿Las ruedas están pinchadas?”.

Repitió María, sorprendida.

Cuando escuchó eso, Amber se mordió el labio y permaneció en silencio como si se hubiera dado cuenta de algo.

“Lo revisaré”.

María se apresuró a abrir la puerta del auto y bajar, seguida de Walter.

Amber estaba por bajar también, pero María le dijo que permaneciera en el auto ya que era más seguro. Al final, no tuvo más opción que quedarse sentada ya que no podía contradecir a María.

Después de salir del auto, la mujer y el conductor respiraron hondo al ver las cuatro ruedas pinchadas.

“¿Qué puede haber pinchado las cuatro ruedas de una vez?”.

Entonces, Walter presintió algo y miró alrededor. Como esperaba, vio lo que imaginó que sería en medio de la calle.

“Es una barrera pincha neumáticos”.

“¿Qué?”.

Miró en la dirección que señalaba y, de inmediato, noto los picos diseñados para detener autos. Además, la barrera era de color similar a la de la calle, por lo que era difícil de distinguir. Por eso, pincharon las ruedas sin darse cuenta y el auto se detuvo.

“No puedo creer que alguien haya colocado algo así en el camino”, exclamó María, furiosa.

Después de escuchar eso; Amber bajó la ventana y dijo: “Como era de esperarse. Con razón esos hombres no se sorprendieron cuando nos vieron moviéndonos hacia ellos y nos dejaron pasar con facilidad. Habían anticipado lo que harían así que colocaron la barrera antes para detenernos”.

De pronto, unos aplausos resonaron de adelante.

“¡Qué inteligente!”.

Amber y los demás se acercaron y vieron a un grupo de personas; un joven vestido de traje y una docena de hombres fornidos vestidos de negro aparecieron en lo que antes era una calle desolada.

Aunque los hombres fornidos no se veían como los anteriores, era evidente que pertenecían al mismo grupo porque estaban vestidos de manera similar.

“Como esperábamos, la señorita de la Familia Farrell es bastante inteligente. Lo adivinó tan rápido”.

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