Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1629
Capítulo 1629:
“Dado que ahora sabes esto, Amb, ¿Aún estas enfadada con Jared?”, le preguntó Cole.
“Sabes que lo detesto, así que ¿Por qué estoy de su lado ahora? Porque sé que lo que hizo no estuvo mal y no deberías estar enfadada con él”.
“Deja que lo piense”.
Amber cerró los ojos.
“Todavía me siento molesta al respecto. Aunque sé que lo hacía por mi bien, no significa que pueda superarlo de inmediato. Necesito algo de tiempo, pero no te preocupes. No tomará mucho”.
Cole pensó que ella tenía un punto, así que asintió de acuerdo.
“Está bien. Tómate tu tiempo para pensarlo bien. Espero que pronto puedas reconciliarte con él. Me voy”.
“De acuerdo”. Amber asintió.
Cole se levantó, se dirigió a la puerta y salió de la habitación. Jared y María levantaron la mirada cuando escucharon que la puerta se abrió.
“¿Cómo le fue, Señor Lara?”.
María tenía las manos juntas cuando le pregunto, preocupada: “¿Logró persuadir a la Señorita Amber?”.
Jared no dijo nada, pero tenía la mirada fija en Cole mientras esperaba oír una respuesta. El hombre negó con la cabeza.
“No lo sé. Dije todo lo que pude, pero aún no lo asume. En verdad fue un gran impacto para ella; necesitará tiempo para pensar al respecto. Aun así, creo que captó la mayor parte de lo que dije. Al menos, no hará nada imprudente o tonto. El tiempo sanará el resto. Solo dejen que ella se encargue. Estoy seguro de que pronto volverá a ser la de antes”.
María suspiró un poco decepcionada. Por otro lado, Jared no estaba sorprendido. Amber no habría tenido esa actitud con él si hubiera asimilado la situación y lo hubiera perdonado tan rápido.
“Está bien. Hiciste lo mejor que pudiste. Lo único que importa es que ella no hará ninguna tontería ahora. Todo lo demás puede irá su propio ritmo”, dijo Jared.
Cole hizo una pausa para pensar y sugirió: “Veamos cómo está la situación mañana. Si sigue igual, haré que mi madre venga a verla. Quizás lo supere más pronto si habla con ella también”.
“Gracias”.
Jared le asintió a Cole.
“No actúes como si lo estuviera haciendo por tu bien”, respondió Cole.
“No es por ti. Lo hago por el bien de Amb”.
“Lo sé”, comentó el otro hombre sonriendo.
“Pero lo que haces es acelerar el proceso de reconciliación entre ella y yo, así que igual quiero agradecerte”.
“Como sea”.
Cole se encogió de hombros.
“Se hace tarde; debería irme. Tendré mi teléfono encendido esta noche, así que, si le sucede algo a Amb, asegúrate de llamarme. No me ocultes nada solo por lo que sentía por ella en el pasado”.
“No lo haré”.
Jared negó con la cabeza.
A pesar de que aún se sentía incómodo porque Cole una vez fue su rival por los sentimientos de Amber, no era la clase de hombre que se pondría celoso sin pensar en la situación.
Sabía que él no era solo el antiguo admirador de Amber, sino que era su amigo de la infancia y alguien que era como un hermano para ella. A veces, Cole podría hacer algo que él no, a pesar de ser su esposo.
En momentos como ese, Amber necesitaba toda la compañía y el consuelo que pudiera obtener y él sabía que necesitaba su ayuda, Por lo tanto, no iba a oponerse a que Cole estuviera presente.
“Bien. Me voy”.
Cole le dio un último vistazo a la habitación y se dirigió al ascensor.
“Lo acompañaré, Joven Amo Lara”, dijo María de repente.
“De acuerdo”, respondió Cole.
María se apresuró a alcanzar a Cole. Jared se quedó de pie en la puerta y miraba hacia adentro a través de una pequeña ventana. Por desgracia para él, la cama del hospital estaba demasiado lejos y no podía ver nada desde donde se encontraba; igual siguió mirando.
Cuando María regresó, encontró a Jared arraigado en su lugar frente a la puerta; como si fuera una estatua.
“Debería sentarse; Joven Amo Jared”, dijo María suspirando.
El hombre negó con la cabeza.
“Estoy bien. Quiero quedarme de pie”.
Dado que él insistió, María no intentó persuadirlo y se quedó con él. Después de un rato, escucharon el sonido de alguien que lloraba dentro de la habitación y la mujer se asustó.
“Creo que la Señorita Amber está llorando”.
Jared tenía los puños apretados.
“Lo sé”.
Escuchaba el sonido.
“¿No deberíamos entrar a ver cómo está?”, preguntó ella mientras extendía la mano hacia la puerta.
“No será bueno que esté demasiado sensible en su estado”.
No obstante, Jared la detuvo y negó con la cabeza.
“No entres”.
María lo miró, confundida.
“¿Por qué no?”.
“Déjala llorar un rato”.
Él le soltó la mano y le explicó: “Está bastante afectada ahora y llorar es la mejor manera para que descargue sus emociones. Si no la dejamos hacerlo, reprimirá sus emociones y será peor. Es mejor que la dejemos llorar”.
“Pero ¿Y si se enferma llorando? Su salud es muy frágil en este momento”.
María frunció el ceño.
Jared asintió con la cabeza.
“Lo sé, pero confió en ella. Es una mujer adulta. Sabe que está esperando un bebé y se preocupa mucho por él, así que no dejara que le ocurra nada. También deberías confiar en ella, María”.
La mujer miraba a Jared y a la habitación. Al final, suspiró y asintió.
“De acuerdo. Haré la que usted diga, Joven Amo Jared, pero igual deberíamos vigilarla. Si algo sucede, debemos entrar y ver cómo está de inmediato”.
“Por supuesto”.
Jared estuvo de acuerdo.
Era su esposa quien se encontraba allí; la persona que más amaba. Era lógico que no la abandonaría ni permitiría que llorara hasta enfermarse. Planeaba dejarla llorar un poco más de tiempo, pero; si no demostraba que fuera a detenerse, entonces, entraría a interrumpirla.
Por fortuna, justo como predijo Jared, Amber sabía que estaba embarazada, así que, a pesar de que lloraba, mantuvo el control de sí misma y se detuvo en cuanto comenzó a sentirse incómoda.
Aunque no pudo llorar todo lo que le apetecía, se sintió mucho más aliviada después de un breve llanto. El dolor y la angustia que sentía parecían haber cesado un poco.
Se apoyó contra la suave cabecera de la cama y levantó la mirada hacia las luces del techo.
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