Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1545

Capítulo 1545:

“Ahora comprendo por qué quería renunciar. No me extraña que mintiera e intentara engañarnos al decirnos que se había ido a estudiar al extranjero. ¡Es porque estaba en prisión y no podía decirle a nadie la verdad! Le preocupaba perjudicar a alguien más por su situación”, especuló Remi.

“¿Ha ofendido a alguien de manera severa? ¿Por eso está presa?”.

Amber negó con la cabeza.

“No; no ofendió a alguien malvado. La persona que la tiene prisionera no es maliciosa. Al menos, eso creo”.

“¿Quién es?”.

“Cole”, respondió.

Remi se quedó sin habla por la inesperada respuesta.

“Un momento, Presidenta Reed. ¿He oído mal? ¿Acaba de decir el Presidente Lyon?”.

“Si, él”.

“¿Por qué?”.

Ella abrió los ojos incrédula.

“¿Por qué el Presidente Lyon la privaría de su libertad?”.

“Ya que la situación es esta, no te ocultaré más la verdad”, explico luego de suspirar abatida.

“Como sabes, Sheyla está embarazada; lo que no sabes es quién es el padre de su hijo. Bueno, puedo decirte ahora mismo que el niño en su vientre es de Cole”.

“Ay, Dios mío”.

Remi suspiró de manera exagerada.

“¿Es del Presidente Lyon? ¿Cómo puede ser?”.

“La Señorita Dawson siempre ha estado enamorada de Cole, pero él no sentía lo mismo por ella. Debido a un accidente, Sheyla se quedó embarazada de él. Ella estaba muy ansiosa y preocupada de que él se enterara de su embarazo y solicitó permiso en varias ocasiones para acudir a los controles de maternidad. Pensó en ab%rtar porque creía que Cole y ella no volverían a verse una vez que lo hiciera. Inesperadamente, él se enteró de su embarazo el mismo día que le harían el procedimiento; corrió al hospital y se la llevó. Luego, la encarceló en una residencia”.

Esa era la información que descubrió el detective privado, Remi oyó un débil zumbido mientras procesaba la información.

“Creo que sé cómo el Presidente Lyon descubrió que Sheyla está embarazada…”.

“¿Lo sabes?”.

Se mordió el labio inferior mientras comenzaba a sentirse culpable.

“Si, lo sé. Es porque vi el informe del ab%rto que Sheyla tiró al contenedor de basura aquel día. Después de eso, comenté mi descubrimiento con las otras jóvenes de la oficina; justo en ese momento, el Presidente Lyon irrumpió de repente. Después de preguntar el nombre del hospital que había visitado Sheyla, se marchó a toda prisa sin decir nada más. En ese momento, no sabíamos que estaba embarazada del Presidente Lyon, pensamos que la habían acosado y supusimos que el hombre se había ido tan deprisa porque estaba preocupado por ella. No puedo creer…”.

Todo tenía sentido. Cole se enteró del embarazo de Sheyla y se marchó para impedir que ab%rtara. Luego, se la llevó y la obligó a engañarlas y a renunciar con la excusa de que se iría al extranjero para estudiar.

“Presidenta Reed, ¿Por qué cree que el Presidente Lyon mantiene prisionera a Sheyla? ¿Cuál es su propósito al hacer eso?”, preguntó Remi mirando fijo a Amber.

“No lo sé”, contestó mientras sacudía la cabeza confundida.

“El detective privado solo investigó lo que le ocurrió a la Señorita el día que le permitieron salir a tomar el aire fresco. Al parecer, Cole accedió a dejarla salir a relajarse una vez a la semana, pero ella tenía que permanecer en la residencia el resto del tiempo. Por eso la viste ese día. En cuanto a lo que Cole quiere hacer con ella, no lo sé”.

Aun así, no podía dejar de pensar.

‘El hombre se llevó a Sheyla del hospital y le impidió que se realizara el ab%rto. ¿Es posible que él quiera que ella de a luz a su hijo? Creo que es bastante probable, sobre todo si considero su manera de actuar al impedirle continuar con el ab%rto. Si él no quería tener un hijo, la habría dejado continuar con el procedimiento. Si quiero saber el verdadero motivo por el cual hizo eso, tendré que preguntárselo directamente’.

“Presidenta Reed…”.

“Sé lo que quieres decir. No te preocupes; voy a conversar de manera honesta con Cole. Sin embargo, no tengo tiempo ahora; como sabes, no es apropiado que Jared y yo aparezcamos en público en nuestras actuales circunstancias”, comentó seria Amber.

“Entiendo. Puesto que a Sheyla se le permite salir una vez a la semana, eso significa que el Presidente Lyon le concede cierto grado de libertad a pesar de tenerla prisionera. Es evidente que no corre peligro y que la cuida; con tan solo preguntar sobre el asunto cuando disponga de tiempo será suficiente, Presidenta Reed”.

Ese era su verdadero propósito. Amber sólo se limitó a masajearse las orejas y la nariz.

“Lo haré”.

Remi no se quedó mucho tiempo y se marchó al instante siguiente. Amber se recostó e intentó descansar mientras continuaba pensando y preocupándose. La cirugía de Jared estaba programada para esa noche y tenía que dormir un poco para reponer fuerzas y esperarlo afuera del quirófano.

Durmió cinco horas. Al final, la despertó la enfermera, que le dijo que ya era casi la hora de la cirugía del hombre. Tenía tanta prisa que ni siquiera se colocó una chaqueta y corrió hacia la unidad de terapia intensiva a toda velocidad. La enfermera tuvo que perseguirla con su abrigo.

“Señorita Reed, está aquí”.

Ben había llegado antes.

Ella se detuvo y respiró agitada.

“Llegué”.

Entonces, levantó la cabeza para mirar a través del cristal. Varias enfermeras y médicos estaban retirando el equipo de electroterapia conectado al cuerpo de Jared. Amber apretó el puño con fuerza ante la desgarradora imagen.

“Señor Britos, ¿Cree que la operación tendrá éxito?”.

Ben también miraba fijo la habitación, pero no hubo vacilación en su respuesta. Se sintió un poco más tranquila después de oír que otra persona creía que todo saldría bien; asintió con la cabeza y no dijo una palabra más.

En ese momento, la enfermera por fin la alcanzó y la mujer se colocó la ropa que le había llevado de manera obediente. Si no lo hacía, podría acabar resfriándose después de que Jared saliera de la cirugía.

No tardaron mucho en acostar al hombre en una camilla con ruedas y sacarlo de la habitación del hospital. Amber y Ben intentaron de manera inconsciente acercarse a él; sin embargo, varias enfermeras se los impidieron. No los dejaron acercarse porque no iban vestidos con ropa esterilizada.

Aunque Amber estaba decepcionada, se limitó a seguirlos a distancia hasta el quirófano. Elías ya se había puesto una bata verde oscuro y estaba limpiándose los anteojos delante de la puerta del quirófano. Amber se acercó a él y se inclinó.

“Cuento contigo para la cirugía de esta noche”.

Ben hizo lo mismo y se inclinó ante Elías, que se colocaba sus anteojos.

“No te preocupes; todo saldrá bien. Bueno, voy a entrar. Si piensas esperar, hazlo afuera. Según mis cálculos, esta cirugía demorará al menos diez horas”.

“Esperaré”, respondió Amber sin vacilar.

Esperaría, aunque fueran tres días y tres noches. Tenía que hacerlo hasta recibir noticias de que la cirugía de Jared había sido un éxito; de lo contrario, nunca podría descansar bien.

“Yo también”, dijo Ben.

“El Grupo Farrell…”, mencionó Amber mientras lo miraba.

“Eso no es problema. Después haré horas extras”, respondió sonriente.

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