Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1420

Capítulo 1420:

“Quería ganarse nuestra simpatía y ponernos en su contra” le respondió al instante.

“¿Qué?” Su respuesta había despertado el interés de Amber.

“Explícate”.

“Norah ama al Presidente Farrell, pero él la ama a usted, Señorita Reed.

Ella no puede aceptar tal realidad, así que ha estado tratando de separarlos”, respondió otra vez la mujer sin demorarse ni un segundo.

Amber y Jared se abstuvieron de hacer comentarios al respecto.

“Continúa”, dijo él.

La mujer corpulenta se encogió de hombros un poco.

“Norah se metió en medio de una guerra hace dos días, pero le salió mal y ahora es el hazmerreír de Internet.

Decidió vigilar en silencio la situación y dejar de involucrarse, así que reconectó con nosotras y nos mintió.

Nos dijo que ustedes volvieron a estar juntos no por amor, sino porque la Señorita Reed tenía información sucia sobre usted.

Además, dijo que la Señorita Reed estaba usando eso para que usted hiciera lo que ella quisiera y también que la obligó a irse al extranjero hace seis años porque no le gustaba que se acercara demasiado a usted, así que la hizo marcharse a sus espaldas”.

“¡Ja, ja, ja!” Amber no pudo contener la risa por más tiempo y comenzó a reírse a carcajadas. Se reía tanto que comenzó a llorar.

Incluso Jared pensó que la mentira de Norah era absurda. Era cómico, pero él nunca le mostraría sus emociones a nadie. A menos que ese alguien fuera Amber o, de lo contrario, enfrentaría todo con calma, por mucho que la situación lo angustiara.

“¿Escuchaste eso? Dijeron… ¡Dijeron que habías vuelto conmigo porque tengo información tuya! En realidad, pensaron que te había forzado. Por Dios, ¡Esta es la mejor broma que he oído!” Se inclinó un tanto mientras se sujetaba el estómago y se reía de forma descontrolada.

Entonces, él la sujetó de la cintura con el brazo para tranquilizarla.

“No te muevas. Si no, te caerás o golpearás con algo. Deja de reírte ya.

¿No te duele el estómago?” Se dio cuenta de que ella se agarraba el abdomen, así que supuso que le dolería el estómago de tanto reírse.

Aun así, ella no paró. La situación le resultaba demasiado graciosa.

“Si, pero no puedo parar”. Ella lo miró.

Amber tenía las mejillas rojas y los ojos brillantes. En aquel momento, se veía adorable como un gatito. Jared suspiró. Luego, acercó la cabeza en su dirección y apretó los labios contra los suyos.

Amber se quedó boquiabierta cuando él la besó tan de repente y dejo de reírse. Al ver que había dejado de reír, él la soltó con una expresión de satisfacción.

“Bueno, ahora puedes”.

Ella lo miró y lo apartó de un empujón.

Tras lo cual, él se rio de su timidez.

Amber respiró hondo y se masajeó las mejillas. Por Dios, ¡Qué doloroso!

Luego dirigió su atención hacia las incomodas mujeres.

“Entonces, ¿Le creyeron? ¿Pensaron que lo obligué a volver conmigo porque tenía información perjudicial sobre él?”

Las damas asintieron avergonzadas, ya que habían confiado en Norah y no le habían hecho preguntas.

“Tontas” les dijo Amber. “No me extraña que haya conseguido usarlas”.

“¿Son tontas? No pueden creer nada de lo que diga esa mujer. ¿Creen que tengo información sucia de Jared? ¿Quién creen que es? ¿Un hombre cualquiera? E incluso si consiguiera algo sucio de él, ¿Creen que me prestaría atención? No, me arrancaría la cabeza y neutralizaría la amenaza que represento”.

Ambas asintieron, ya que entendieron las palabras de Amber de inmediato. Sin las mentiras de Norah cegándolas, por fin podían ver la verdad. Sus mentes por fin podían entender la realidad.

En ese momento, se dieron cuenta de que alguien como Jared nunca estaría tan desprotegido como para que cualquiera pudiera ensuciar su reputación, ni dejaría que nadie lo controlara con facilidad. Gracias a eso, se dieron cuenta de que Amber tenía razón.

Él nunca dejaría que nadie lo amenazara. Fuimos estúpidas al creer cada palabra que Norah dijo sin cuestionarla. La Señorita Reed tiene razón. Somos tontas.

Jared ignoró a ambas y, en su lugar, miró a Amber con ternura.

“Le habría retorcido el pescuezo a cualquier otra persona, pero sí fuiste tú la que sacó los trapos sucios sobre mí, haría lo que fuera que dijeras”.

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