Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1336
Capítulo 1336:
“¿No querías que vigilara la sopa? Por eso entraba y salía. Acabo de poner las cebollas y otros ingredientes que picaste.
“Sí, te vi”. Amber asintió antes de recordar algo. De repente, se detuvo, lo miró con inseguridad y preguntó: “¿Reconociste… qué costillas había dentro de la sopa?
Al oír su cautela, el hombre sonrió, pero actuó como si no se diera cuenta.
“¿Te refieres a qué tipo de costillas son?
“Justo cuando Amber iba a responder, él dijo: “¿No dijiste que son costillas de res?
¿Por qué lo preguntas ahora? ¿Acaso no es de carne vacuna?” Entonces, bajó la mirada y la miró fijo.
Temerosa de quedar en evidencia, Amber apartó rápidamente la mirada.
“Claro que es res. ¿De qué otra cosa podría ser? Debería haberlo dicho de otra manera. Iba a preguntarte si sabías reconocer de qué parte del animal venia.
Sí, eso iba a preguntar. No me des importancia”.
Al ver el pánico de Amber, Jared sonrió más. Luego se tapó los labios y tosió ligeramente para ocultar su sonrisa.
“En realidad no pensé en ello, ya que la costilla estaba cortada en pedazos.
Entonces, ¿Cómo iba a saber de qué parte venia? No soy Elias. Además, no creo que ni siquiera él sea capaz de saberlo.
Creo que conoce mejor los huesos de loas humanos que los de los animales”.
“¡Ja, ja, ja! Tienes razón” Amber rio mientras respiraba aliviada.
Por suerte, no se dio cuenta. De lo contrario, ella no sabría qué hacer. Al ver que se había relajado, Jared rio mientras le acariciaba el cabello.
“Vamos a la sala de estar.
“De acuerdo”, asintió Amber y se puso de nuevo en marcha para ir a la sala.
Justo cuando se sentaron, sonó su teléfono. En cuanto ella miró el identificador de llamadas, se dio cuenta de que era un número que no tenía agendado. Sin embargo, era un número local, así que contestó.
“Hola, soy Amber. ¿Quién habla?”
Del otro lado, nadie respondió, pero oyó el sonido de una respiración. Entonces, pudo distinguir que aquella era un poco agitada y frecuente. Parecía el tipo de respiración de una persona nerviosa. Era eso o que la persona que llamaba estaba muy enfadada.
Fuera cual fuera el caso, estaba un poco asustada, ya que se sentía como la protagonista de una película de terror que recibe la llamada de un espíritu vengativo. Aquella situación le causo escalofrios en la espalda.
En ese momento, cuando el hombre sentado a su lado preparando café, vio su reacción, dejó de hacer lo que estaba haciendo y le preguntó: “¿Qué ocurre? ¿Tienes frío?”
Amber negó con la cabeza.
“No tengo frío. Es solo que recordé algo aterrador, así que temblé”.
“¿Algo aterrador?” Jared apagó el fuego y se sentó a su lado mientras la tomaba de la mano.
Fue entonces cuando descubrió lo frías que tenía las manos, lo que le hizo fruncir el ceño.
“¿Por qué tienes las manos tan frias?”
“No es nada. Es solo que me puse nerviosa cuando lo recordé. Estaré bien después de un rato”. Amber exhaló con suavidad.
Entonces, Jared frotó sus manos antes de colocarla sobre su pecho.
“Cuelga y calienta las manos”.
Mientras asentía, Amber volvió a poner su atención en la llamada. Por alguna razón, la respiración se volvió aún más agitada y pudo percibir que la persona sentía una mezcla de celos y odio.
¿Qué está ocurriendo? Amber resistió esa sensación de miedo y dijo: “Hola, no estoy segura de sí es una broma para asustarme, pero me da lo mismo. Por favor, no vuelvas a llamarme”.
Luego colgó y bloqueó el número.
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