Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1284
Capítulo 1284:
Deberían tratar de aceptarlo y cuidarlo. Tal vez, con el tiempo, Elias podría ser capaz de entender las emociones. ¿Y qué más daba si no podían curarlo? Al menos, podían fingir ser afectuosos en público.
Después de todo, todos les tenían envidia por tener un hijo tan excelente. ¿Qué más dabasi tenía tal desorden? Su talento y habilidad evidenciaba que era mejor que eso. Por desgracia, los idiotas de los padres no pensaban de la misma forma.
Sin importar lo bueno que fuera, se rehusaban a aceptarlo. A esas alturas, las personas se burlaban de ellos por ser lunáticos y rehusarse a reconocer el talento y la inteligencia de Elias. Sin embargo, en cierto modo, los padres de Elias eran bastantes admirables; incluso cuando los menospreciaban por estar dementes, se mantenían en sus convicciones y eran indiferentes a la mirada pública.
No todos podrían tener tal persistencia y por eso eran admirables, pero a pesar de pensar eso, Ben no compartía su comportamiento.
Si tuviera un hijo como él, estaría orgulloso de presumirlo a los demás. ¿Y qué más da que tenga un desorden? Un hijo como él me haría un padre orgulloso, pero claramente todavía soy joven y no tengo un hijo. Jared miró a Ben, quien fantaseaba mientras fruncía los labios y sacudía la cabeza.
De tanto en tanto, incluso miraba el edificio de forma despectiva y suspiraba, lamentándose. Así que no podía evitar preguntarse si Ben había perdido la razón.
“¿En qué estás pensando? Parece que alguien te ha hechizado y no puedes moverte”. Frunció Los labios y lo miró de forma impaciente.
Abruptamente, Ben recobró los sentidos y se frotó la nariz de forma incómoda cuando vio la mirada despectiva de Jared.
“Nada, vámonos, Señor Farrell”. Le hizo un gesto y abrió camino.
Jared no estaba realmente interesado en saber por qué Ben estaba en trance y no tenía intenciones de preguntarle, ya que no quería hablar de ello. Así que miró hacia adelante y caminó a la entrada del hospital. Después de que se fue, Ben suspiró con alivio, enseguida retomó su comportamiento de oficina habitual y lo siguió. En cuanto entraron al hospital, un hombre vestido de negro fue a saludarlos.
“Señor Farrell, Señor Ben”.
El hombre se detuvo a saludarlos mientras les asentía de forma respetuosa.
“¿Dónde está Connor?”, preguntó Jared asistiendo levemente en respuesta.
“En la habitación número cinco del piso vip del sector de internación”, respondió.
“Llévenos”. Jared hizo una mueca.
“Bueno”. El hombre asintió y los llevó a la sala.
Era el hombre que Jared y Ben habían enviado para que le echara un vistazo a Connor. Cuando le informaron al hombre que Jared iba, lo había estado esperando en el vestíbulo del hospital para acompañarlo.
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