Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1231

Capítulo 1231:

Era difícil ignorar a Jared cuando miraba a Amber fijo y sin apartarle la mirada.

“Mire, Anciana Señora Farrell. El Joven Maestro Jared fijó su mirada en la Señorita Reed en cuanto entró a la habitación, ni siquiera nos miró a nosotras; parece que no le llamamos la atención” dijo la Señora Murphy a modo de broma.

“Sí, pero es normal. Podíamos adivinar a quien va a observar ya que su esposa es joven y hermosa, mientras que nosotras somos dos ancianas”.

La Anciana Señora Farrell sostuvo la taza de té mientras sonreía y miró a la pareja perfecta que tenía frente a ella.

En cuanto Amber escuchó lo que dijo, volvió a ruborizarse y no pudo evitar cubrirse el rostro mientras agachaba la cabeza.

Después de mirar las orejas rojas de Amber y a las mujeres que bromeaban con ella, Jared adivinó por qué estaba tan ruborizada. Asumió que la Anciana Señora Farrell y la Señora Murphy debían haber estado bromeando con ella antes de que él entrara. Si solo hubiera venido antes, entonces sabría sobre qué bromeaban, pensó, apenado.

“Ya basta. Si continúan, Amber se molestará” dijo Jared mientras las miraba y abrazaba a Amber.

Cuando las mujeres vieron la reacción del hombre, sonrieron mientras sacudían la cabeza.

“Bueno, no diremos nada más. Apresúrate y llévate a tu esposa. Me acostaré en breve” le urgió la Anciana Señora Farrell mientras se despedía de ellos, ya que al parecer quería que se fueran rápido.

Jared también pensaba de la misma forma.

“Bueno, no te molestaremos más. Nos iremos” dijo mientras le sostenía la mano a Amber.

“Apresúrense y váyanse”. la Anciana Señora Farrell se volvió a despedir de ellos.

Al ver lo que hacía, Jared se rio y acompañó a Amber afuera. Mientras caminaban por el pasillo, sintieron e) viento frío, que alivió el calor que ella tenía.

En ese momento, al fin podía respirar, aliviada. Dios, nunca me imaginé que a la abuela y a la Señora Murphy les gustara bromear conmigo.

Además, no fueron bromas comunes, sino p$rvertidas. Ni siquiera podía responderles y estaba avergonzada. Si hubiera sido Jared, no me habría dado vergüenza y lo habría regañado, pero eran ellas quienes bromearon de ese modo conmigo. Son mayores que yo, por lo que no puedo estar tranquila y hablar con ellas de tales asuntos.

Todo lo que podía hacer era soportarlo. Ay, cómo deseaba poder escapar de ese lugar. Por fortuna, Jared llegó y me sacó de allí antes de que perdiera la cordura.

“¿Qué te dijeron? Estabas muy ruborizada cuando entré a la habitación” preguntó mientras ella estaba absorta en sus pensamientos.

Tras escucharlo, Amber se detuvo y lo miró molesta. Este maldito hombre. ¿Lo hace a propósito? Me estaba por olvidar de lo que la abuela y la Señora Murphy me dijeron, pero ahora me está preguntando. ¿Cómo se supone que me olvide de esos comentarios?, pensó.

Al ver que ella lo miraba en silencio, Jared pestañeó por la confusión que sentía, como si no supiera qué había hecho mal.

“¿Qué sucede?” preguntó.

Tras escucharla, Amber resopló y apartó la mirada.

“No es nada; no te lo diré” dijo.

A juzgar por su descaro, ella sentía que, si se enteraba de que la Anciana Señora Farrell y la Señora Murphy hablaban de sus hijos, sin duda que la invitaría a pasar una noche erótica. No exageraba, ya que realmente haría algo así.

“¿Estás segura de que no me puedes decir?” Jared frunció los labios.

“Sí” dijo, resoplando.

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