Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1221

Capítulo 1221:

Norah era lista en verdad, pues supo exactamente de qué estaba hablando el Viejo Señor Jones en cuanto lo oyó; entonces sonrió con entusiasmo y señaló: “Lo que dices es que podemos aprovechar esta fiesta para invitar a Jared. De esa forma, tendremos la oportunidad de reunirnos con él y arreglar nuestra relación, no como ahora que no podemos hacer nada ni verlo en persona”.

“Si, a eso me refería” contestó mientras la miraba orgulloso.

Para él, la joven era perfecta en todo y se ocupaba muy bien de cualquier asunto; sin embargo, Germán, que estaba junto a ellos, frunció el ceño y dijo: “Padre, ¿Y si Jared decide no venir a la fiesta? En ese caso, ¿Podemos volver a verlo?”

Tras escuchar a su padre, Norah también se preocupó.

“Asi es, abuelo. ¿Y si no va? Han pasado siete años desde la última vez que lo vi.

Yo…”

“Cálmate, Norah. Te dejaré verlo, así que no te preocupes” contestó con una mirada penetrante mientras entrecerraba lo ojos.

Cuando ella escuchó al anciano, se le iluminó la mirada de alegría.

“¿Qué estás planeando, abuelo?

El Viejo Señor Jones asintió y dijo: “Sí. Jared vendrá sin duda. Cuando llegue el momento, necesitaré que actúes para fortalecer tu relación con él. Aunque tengas que hacer un sacrificio, por el bien de que estés con él y nuestra familia tenga afinidad con la suya, debes hacerlo. ¿Me entiendes?” Tras decir eso, la miró.

En ese momento, Germán y Amelia los miraban confundidos.

“Padre, ¿Qué pretendes con Norah? No hagas ninguna estupidez”.

“Así es”.

En ese momento se preocuparon por el bienestar de su hija. No obstante, ni el Viejo Señor Jones ni Norah respondieron; la joven solo miró a su abuelo a los ojos mientras comprendía lo que decía.

Ya que era más lista que sus padres, supo enseguida lo que el anciano quiso decir y entendió lo que sacrificaría. Tras pensar en ello, ella pudo sentir lo fuerte que le latía el corazón.

Entonces, apoyó las manos en las rodillas; se las agarraba para superar la emoción que sentía al mirar al Viejo Señor Jones.

“Entiendo lo que quieres decir, abuelo.

No te preocupes, no te defraudaré” dijo.

Al ver que entendía, el anciano sonrió aliviado.

“Esa es mi nieta. Muy bien, se está haciendo tarde. Acompáñame a cenar”.

“De acuerdo”. Se levantó y entrelazó los brazos con él mientras caminaban juntos hacia el comedor.

Norah y el Viejo Señor Jones ignoraron a Germán y a Amelia; entonces estos se levantaron y se miraron el uno al otro después de verlos marcharse.

“Cariño, ¿Qué estaban diciendo hace un momento? ¿Lo entendiste?” preguntó

Amelia mientras fruncía el ceño, con una mirada de preocupación.

“No”. Germán agitó la cabeza.

En esa casa, el hombre sabía cuál era su lugar; sabía que no era inteligente como el Viejo Señor Jones y Norah. La mayoría de las veces, la joven podía entender al instante de qué estaba hablando el anciano, pero él tenía que reflexionar durante bastante tiempo.

Por eso, discutían ellos solos y lo dejaban al margen, como hacía un momento. Después de que eso ocurriera unas cuantas veces, Germán se acostumbró. Ya basta de pensar, está bien mientras sepan lo que hacen. Al pensar en eso, le tomó la mano a Amelia y dijo: “Vamos, cenemos”.

Sin embargo, la mujer seguía preocupada por ellos.

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