Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1171
Capítulo 1171:
Esa noche, Jared fue muy pasional. Si no fuera porque su capacidad para resistir era mucho mejor que la antes, Amber se habría desmayado por el agotamiento como las dos oportunidades anteriores.
Aun así, continuaba tan agotada que estaba inmóvil en la cama; no quería ni mover un dedo y solo observaba el candelabro del techo con los ojos entrecerrados.
Jared, en cambio, se acomodó a un lado de la cama y se colocó una bata con tranquilidad; lucía satisfecho y renovado.
Al verlo, Amber apartó la mirada; no quería volver a observarlo.
Le había pedido clemencia varias veces, pero él respondía siempre lo mismo: Es la última vez. ¿Pero qué ocurrió a fin de cuentas? ¡Pfff! ¡Los hombres y sus mentiras!
Por supuesto, Jared vio lo molesta que ella estaba y sabía precisamente por qué, así que después de atarse la bata, se rio en voz baja.
“Abre los ojos. Te llevaré a la ducha”.
Sin embargo, Amber mantuvo los ojos cerrados, pero levantó los brazos y los agitó sin fuerza.
“Llévame así. Estoy agotada; no quiero moverme”.
De todas formas, no era la primera vez que la bañaba, así que podía aceptar que él lo hiciera después de estar juntos. Al ver lo perezosa que era Amber, le tocó la nariz, no dijo una palabra más y la llevó al baño.
Cuando salieron, ya eran las cuatro de la madrugada; faltaban unas dos horas para que amaneciera. Jared levantó las sábanas, acostó de nuevo a Amber y luego se acomodó a su lado.
Amber estaba un poco más consciente cuando la dejó en el suave colchón y abrió un poco los ojos; parpadeó y miró a Jared.
“¿Qué hora es?” El tono de voz de Amber era sensual y bostezaba de manera involuntaria.
“Las cuatro” contestó después de comprobar la hora en su reloj de pulsera.
Al oír eso, volvió a cerrar los ojos porque aún era temprano.
“Todavía faltan algunas horas para que amanezca; creí que era de día al verte tan despierto.
“No; vuelve a dormir”. Mientras la arropaba, ella se acurrucó.
“¿No vas a dormir? Todavía quedan algunas horas hasta que tengamos que levantarnos. Duerme un poco. ¿Y si te cansas durante el trabajo?”
“No estoy cansado. Ve a dormir; yo te cuidaré”.
Jared se acomodó, apoyó la cabeza en una mano y con la otra le daba palmadas en la cintura a Amber, como si fuera un niño al que tenía que convencer para que volviera a dormirse. De inmediato, el sueño se apoderó de ella por esas palmadas suaves y no pudo evitar bostezar de nuevo.
“En verdad eres muy extraño” murmuró.
“¿Por qué?” Jared levantó una ceja.
“¿No lo eres?” Amber le agarró el cuello de la camisa con ambas manos. Mientras se quejaba, continuaba con los ojos cerrados.
“Termino tan cansada después de horas de intimidad y tú estás en óptimas condiciones; ni siquiera tienes sueño. Dime que no eres una persona extraña que no se cansa”.
“Seguro que este hombre peculiar te gusta mucho”. Jared se rio. “Después de todo…”
Amber se inquietó porque sabía lo que el hombre iba a decir. Abrió de inmediato los ojos y se apresuró a cubrirle la boca.
“¡Cállate! Ni una palabra más o te muerdo”.
Miró fijo a Jared para advertirle; lucía absolutamente despiadada.
Sin embargo, él, en lugar de sentirse intimidado, le pareció adorable, como si fuera una niña pequeña enfadada. En ese momento, sacó la lengua y le lamió la palma de la mano.
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