Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1137

Capítulo 1137:

Jared era un hombre orgulloso; nunca prestaba atención ni se reprimía por nada.

Sin embargo, desde que había vuelto con ella, había cambiado bastante. Su primera preocupación era ella, a pesar de lo que hacía. Siempre y cuando hubiera algo que pudiera causarle problemas, se reprimiría y lo toleraría incluso si eso significaba que se sintiera frustrado. Esa fue también la razón por la que Amber le pidió disculpas.

Cuando Jared la escuchó, le tocó la frente con suavidad.

“¿En qué piensas? Estoy bien con eso y me siento feliz”.

“¿Cómo puedes estar feliz?” Amber se tocó la frente a donde había puesto la mano sin comprender lo que decía.

Había un brillo en sus ojos cuando dijo: “Por supuesto que estoy feliz. Solo cambiaré o cederé si amo a la persona que está conmigo, La tendré en consideración antes que a nada porque, de otra manera, quizá termine solo para siempre, ¿No?”

Ella comenzó a reir.

“Se te ocurrió la excusa más ridícula”.

“Pero estas son palabras desde mi corazón” dijo Jared mientras la miraba.

Amber estiró la otra mano y tomó su brazo.

“Gracias, Jared”.

“No tienes que agradecerme. Es lo que debo hacer”. Jared la abrazó por los hombros.

El clima se había puesto más frio que antes, así que sintió calidez con su abrazo.

Amber movió la cabeza un poco y la apoyó en su pecho.

“No importa. Haz hecho tanto por mí, así que debo agradecértelo. No puedes detenerme”.

Mientras hablaba, levantó la cabeza para mirar al hombre a modo de advertencia, indicándole que no respondiera o sino lo regañaría. Él se rio con resignación.

“Muy bien. No te detendré. ¿Está bien?”

“Así me gusta”.

Continuaron caminando de la mano de manera afectuosa y cada peatón podía percibir la sensación de dicha que sentían.

Esa aura de felicidad era contagiosa a cada persona que veía a la pareja cariñosa y no pudieron evitar sonreír. En el mundo en el que las personas y el amor eran volubles, Jared y Amber se veían felizmente enamorados y eso era algo extraño de ver.

Por eso, los peatones deseaban con sinceridad que pudieran mantener esa felicidad.

Tan pronto como regresaron al departamento, Jared entró y sacó la pila de tarjetas de presentación del bolsillo del abrigo. Después, las colocó a un lado del estante de zapatos, un poco molesto. Amber estaba agachada quitándose los zapatos.

Después de ponerse pantuflas, lo observó.

No pudo evitar preguntarle mientras reía: “¿Vas a tirarlas?”

“Son basura”. Jared se colocó unas pantuflas y le respondió con tranquilidad mientras miraba las tarjetas.

Después, ella se acercó a mirarlas.

“Quizá hay algunas compañías con potencial en esta pila. ¿Cómo puedes estar seguro de que son basura?”

“Leí rápido la información en ellas cuando las tomé y esas pequeñas compañías incluyeron los nombres de sus productos en ellas también. Puedo darme cuenta de lo que hacen o si tienen potencial con solo darles un vistazo” respondió Jared, colocando ambas manos en los bolsillos.

En ese momento, Amber asintió y estuvo de acuerdo.

“Ah, está bien. Entiendo. Podemos tirarlas a la basura mañana por la mañana antes de salir de casa”.

“Si”. Asintió.

La pareja no permaneció más tiempo en la entrada y se dirigió a la sala de estar.

Jared se sirvió un vaso de agua y lo bebió antes de dirigirse al tocador a tomar una ducha. Mientras, Amber permaneció en el sofá de la sala de estar. Encendió la televisión y esperó a que llegaran los víveres que habían comprado en la tienda.

El envío a domicilio era muy eficiente y no había estado mucho tiempo viendo televisión cuando llamaron a la puerta.

Colocó el control remoto en la mesa y se dirigió a la entrada para abrir la puerta.

Había dos empleados que llevaban varias bolsas de víveres parados en la entrada mientras sonreían.

“Señorita Reed, aquí están las compras que hizo con el Presidente Farrell. El también pidió que les trajéramos la cena.

Aqui tiene”.

Los dos empleados le mostraron las grandes bolsas en sus manos.

.

.

.