Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1135
Capítulo 1135:
Jared no disfrutaba de estar rodeado por la muchedumbre. Además, esas personas exclamaban en voz alta lo que querían.
Sus miradas reflejaban ambición y brillaban con avaricia, lo que incrementó su repulsión. Él sabía por qué se habían acercado a saludarlo.
Después de todo, estaba bien querer ascender la escala social, pero el problema era que esas personas ignoraban su mal humor y no podían darse cuenta de que ya estaba bastante molesto.
¿Cómo se atreven a seguir rodeándome y hablar sin cesar? Estas personas intentan presentarse o hablar de los productos de sus compañías para intentar incentivarme de que invierta en sus productos o colabore con ellos.
Esperan ser capaces de influenciarme para subir su posición social. Son demasiado avaros. Si se hubieran encontrado a alguna de esas personas de casualidad cualquier otro día, el quizá habría tenido interés.
Como dueño y presidente de Grupo Farrell, nunca menospreció a nadie y sabía mucho de pequeñas compañías que tenían potencial. Por eso, nunca se rehusaba a colaborar con pequeñas empresas. Después de todo, el Grupo Farrell empezó como un pequeño negocio.
Por eso, le parecía común que los dueños de esas pequeñas compañías quisieran aprovechar la oportunidad. Esa era una oportunidad para que ellos pudieran desarrollar su negocio. Si encontraba alguna empresa con potencial, estaría dispuesto a darle una oportunidad, lo que sería una situación de ganancia para ambos.
Sin embargo, no le agradaba el hecho de que esas personas lo estuvieran molestando durante su tiempo de ocio mientras intentaba descasar; no parecían tener la decencia mínima tampoco.
¿No se dan cuenta de que estoy ocupado pasando tiempo con mi esposa?
A pesar de estar muy molesto por esa gente, no lo demostró ni se fue. Esa era la residencia Bahía de Kensington después de todo y era el lugar de Amber. También su departamento había sido un regalo de Hugo cuando cumplió dieciocho.
Incluso si Amber se mudaba a otro lugar para vivir con él, el departamento seguiría en su posesión. Estaba preocupado de que, si reaccionaba ante esas personas, se resentirían y le harían algo al departamento de Amber. Después de todo, no podía asegurarse de que todo estuviera bien a pesar de sus capacidades, ya que no era perfecto.
Entonces, para asegurarse de que no dañaran su departamento, que había sido el último regalo de Hugo, no tuvo más opción que reprimir su frustración y tomar cada una de las tarjetas de presentación que le daban, a pesar de su renuencia, Al final, fue su turno de pagar en la caja, así que logró alejarse de ellos.
Como era evidente, utilizaron el envío a domicilio de la tienda para que les llevaran las compras, así que caminaron de vuelta al departamento sin nada.
Bueno… no tenían las manos vacías ya que caminaron de vuelta tomados de las manos. Para Jared, ese simple acto de sujetarla significaba todo para él.
“Hiciste eso por mí, ¿No es verdad?” De pronto, Amber levantó la cabeza y miró las estrellas en el cielo.
Jared se detuvo un momento antes de volver en sí y se rio en respuesta.
“¿Qué quieres decir?”
Ella se giró para mirarlo en silencio.
“Sí, seguro. Sigue fingiendo. Más temprano en la tienda había muchas personas que te reconocieron y te entregaron sus tarjetas personales. Era evidente que estabas molesto e impaciente, pero lo reprimiste y no les pediste que se alejaran. No sueles comportarte así”.
“¿Qué?” Jared rio. “Entonces, ¿Cómo me comporto normalmente?”
Amber lo miró y le preguntó.
“¿Es alguna clase de prueba?”
El negó con tranquilidad.
“Solo quiero saber que tanto me conoces”.
En ese momento, ella resopló: “Bueno, reconozco que te conozco demasiado bien. Si te hubieras comportado como siempre, entonces les habrías pedido a esas personas que se fueran de manera impaciente. Después de todo, no eres la clase de personas que tolere ese comportamiento en silencio.
Solo harías eso si algo te preocupa; por supuesto, no te preocupas por tu porque no tienes escrúpulos si debes pedirles que se alejen o si quieres ofenderlos. No tendrías miedo de que se vengaran o accionaran contra ti ya que no tendrían las agallas de hacerlo de todas formas.
Además, no son rivales para ti, así que esa no sería la razón de tu preocupación, pero somos dos aquí. En cuanto a la segunda razón, bueno…”. Levantó la mano de manera casual y sacudió dos dedos en el aire. Sus dedos delgados se veían más finos y hermosos esa noche.
Jared no podía sacarle los ojos de encima a sus dedos y su manzana de Adán subió y bajó mientras hablaba en voz baja y ronca: “Continua…”
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