Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1131

Capítulo 1131:

Por ende, Norah solo podía hacer algo sutil para analizar la respuesta de Amber, Esa era también una forma de descubrir el sistema de defensa de ella y entenderla mejor. Por ende, le facilitaría las cosas a Norah en el futuro para poder ir tras Amber.

Asumiendo que su plan no tenía fallas, Norah no esperó que Jared actuara. No solo apareció para aclarar los rumores falsos, sino que también mencionó la confianza que tenía de que Amber nunca lo traicionaría.

¡Eso no es algo que Jared haría!

Nunca se molestó por los rumores en el pasado; sin embargo, esta vez sí hizo algo, así que queda claro que hay un problema.

Debe haber sido Amber quien lo forzó para responder. Incluso lo forzó a romper lazos con mi familia y atacarla. ¡Es despreciable!

Esa mujer es incluso más compleja de lo que pensaba. Mientras Norah pensaba en eso, no podía ocultar el enojo y su adorable rostro se deformó en una expresión horrible.

Después, cerro los ojos y respiró hondo antes de calmarse por un momento.

Luego, se puso de pie del sofá y se acercó al teléfono que estaba hecho pedazos.

Lo levanto, sacó la tarjeta sim y salió de la habitación. Sacó un teléfono de repuesto de la mesa de luz en su habitación e inserto la tarjeta sim; después, hizo una llamada.

“¿Cómo anda todo? ¿Averiguaste el procedimiento para entrar al país?

La persona del otro lado le respondió de inmediato: “Sí, todo está listo, señorita”.

“Muy bien. Iré al aeropuerto en este instante”. Norah entrecerró los ojos y Je respondió a la persona del otro lado con un tono de voz siniestro.

¡Por fin volveré!

La mirada de Norah reflejaba locura y emoción.

Espera y verás. Cuando regrese, ayudaré a Jared a escapar de la malvada Amber y ¡Tendré éxito!

Mientras, Amber no estaba enterada del peligro que se acercaba y estaba parada frente a la heladera con un pote de helado en la mano. Estaba en un tira y afloja con Jared en ese momento.

De hecho, hacia tres minutos había sucedido algo. Estaban en la tienda de comestibles y ya habían seleccionado los vegetales y la carne, así que estaban por empujar el carrito lleno hacia el próximo pasillo y pasaron por una gran heladera llena de helado.

A Amber la atrajo un helado de crema de mango y se detuvo para tomar uno. Después, colocó el helado en el carrito con felicidad.

Tan pronto como hizo ceso, Jared estiró el brazo y lo sacó, colocándolo de nuevo en la heladera.

De inmediato, Amber sintió que el mundo se detenía y la expresión de su rostro se paralizó. Miró a Jared durante unos segundos y quedó pasmada en el lugar.

Al final, recobró la compostura justo cuando él intentaba alejarla de la sección de helados. De inmediato movió las manos y apretó los labios mientras lo observaba con los ojos rojos.

“Jared, ¿Cómo te atreves a quitar mi helado!”

Aunque vio sus ojos enrojecidos de furia, él estaba muy tranquilo.

“No tienes permitido comerlo”.

“¿Por qué no?” Los ojos de Amber se abrieron grande ya que sus palabras le causaron gracia. “Si no se te ocurre una excusa razonable, entonces puedes dormir en el sillón esta noche”.

Tan pronto como escuchó la palabra sillón, abrió los ojos, sorprendido y su expresión se tornó seria de inmediato.

“No lo tienes permitido por tu propio bien. ¿Olvidaste la última vez que comiste algo helado? Tuviste dolor estomacal toda la noche”.

En ese entonces, él la sostenía en sus brazos y estaba por disfrutar de una noche encantadora con ella cuando su expresión se desfiguró y empalideció. Tenía sudor frio en la frente y se sujetaba el estómago mientras se quejaba de dolor.

Sorprendido, Jared olvidó de sus planes y la llevó en brazos y con prisa al consultorio médico más cercano. Estaba muy preocupado de que algo malo le sucediera.

Al final, el doctor llegó a un diagnóstico; el dolor de estómago se debía al helado que había comido. En otras palabras, estaría bien y el dolor pasaría si descansaba.

Tan pronto se enteró de, suspiró aliviado y se tranquilizó. Desde ese momento, comenzó a controlar las cosas heladas que consumía.

Por fortuna, no era una persona que disfrutaba de comida helada, así que no debía controlarla todo el tiempo. Sin embargo, de pronto colocó ese gran pote de crema en el carrito frente a sus ojos.

Tan pronto como recordó el tormento que había experimentado en ese episodio, se adelantó para detenerla, Por eso, quito el helado del carrito que ella había colocado sin dudarlo y lo regresó a su lugar. No obstante, no pensaba que iba a reaccionar tan mal. Sus ojos se pusieron rojos de inmediato y su furia era evidente.

Comenzó a dudar de lo que había hecho y se preguntó si había ido demasiado lejos.

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