Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1083

Capítulo 1083:

Al ver que entendió lo que dijo y que admitió su error, Amber se abstuvo de decirle algo más. Sacudiendo la mano, murmuró: “Está bien mientras no lo hagas otra vez, pero ¿Por qué lo hiciste?

“Porque estoy encantado” respondió Jared, sonriendo.

“¿Encantado?” Lo miró con detenimiento.

“¿Por qué estás encantado?”

“Lo prometiste”. Su sonrisa se hizo más grande. “Dijiste que no me dejarías mientras yo no te traicionara, a pesar de las dificultades que enfrentemos. Eso significa que me prometiste no dejarme nunca, ya que no te engañaría. Eso es lo que me tiene tan feliz”.

Mientras hablaba, infló el pecho, lo que lo hacía ver confiado e incluso presumido. Su felicidad era evidente.

¿Está tan feliz por eso? Sonrió y sacudió la cabeza.

“No importa que tan feliz estés, no deberías detener el auto en cualquier lugar”.

“No te preocupes. Te abrazaré y besaré en un lugar más seguro la próxima”.

Eso hizo que se sonrojara de inmediato.

“No estoy diciendo eso. Lo que quiero decir es que deberías asegurarte de tu propia seguridad primero”. Seguridad, no aprovechar cada oportunidad para abrazarme y besarme.

Jared asintió, pero era evidente que no se lo tomaba en serio. Por supuesto que se encargaría de su seguridad, pero abrazarla y besarla era también su prioridad. Después de todo, debía encontrar esas oportunidades. No podía esperar que ella tomara la iniciativa, ¿No? Al ver su actitud condescendiente, supo en lo que estaba pensando y se sintió entretenida.

Olvídalo. Dejaré que haga lo que quiera, pensó. No se tomaría ninguno de sus comentarios en serio de todas formas. Conversaron plácidamente en el auto el resto del camino hacia la estación de policía.

Mientras, Trenton y Connor estaban en graves problemas. La venganza de Jared había sido puesta en marcha y Trenton fue el primero en experimentarlo. Trenton y el equipo de investigación estaban saliendo del salón de conferencias; ambos estaban de pie en la entrada. Trenton le dio la mano al Jefe Duncan, el líder del equipo de investigación.

En su estado enfermo, Trenton sonrió y dijo: “Ha sido difícil para usted, Jefe Duncan”.

“Para nada” respondió, sonriendo, “Usted es quien está pasando un momento dificil esta vez, Presidente Gardner. Muchas gracias por mantenernos al tanto durante estos días a pesar de su mala salud. Nos sentiremos mal si su condición empeora”.

“Ni lo mencione” respondió Trenton de manera cortés. “Esta es mi compañía. Por supuesto que, como presidente, es mi deber mostrarles los alrededores y actualizarlos con los asuntos. Después de todo, tengo a cargo la compañía. La investigación concluye mañana y después de eso, podré descansar. No hay nada que me preocupe”.

“Gracias por decirlo, Presidente Gardner. Hemos terminado por hoy, así que iremos al hotel. No lo molestamos más”. El Jefe Duncan movió su mano y agregó: “No hace falta que nos acompañe; adiós, Presidente Gardner”.

“Déjenme acompañarlos hasta el piso de abajo” dijo Trenton haciendo un gesto para que continuaran.

Entonces, el Jefe Duncan no dijo más; asintió y lideró el camino con Trenton caminando a su lado. Los subordinados los siguieron y el grupo ingresó al ascensor.

Justo cuando estaban por ingresar, escucharon un grito que resonó en el lugar; era una persona sorprendida que gritó: “¿Qué? ¿Nuestro presidente ocultó el derrumbe de una mina?”

“No fue el derrumbe”. Otra persona lo corrigió. “Lo que se ocultó fue la cantidad de fallecidos. El derrumbe de la mina era demasiado grande para ser mantenido en secreto. Por ello, lo único que pudo hacer fue mentir con respecto a la cantidad de muertos por el incidente. Escuché que alguien hablaba de eso, De acuerdo con esa persona, una de las minas de excavación de nuestra compañía debía ser cerrada ya que no era apta, pero nuestro presidente se rehusó a buscar otra cantera y rompió las reglas al continuar cavando allí. Como resultado, la mina fue sobreexplotada y acabó siendo demasiado hueca para sostenerse; por eso, la montaña se derrumbó después de una gran lluvia, haciendo que colapsara y matando a una gran cantidad de personas”.

“¡Dios santo! ¿Es verdad?

“Por supuesto. ¿Por qué bromearía con un asunto así?”

Trenton, que estaba parado afuera, no pudo soportarlo más y estuvo a punto de dirigirse a ellos con los puños cerrados para que no siguieran hablando; pero cuando estaba por moverse, alguien lo agarró del brazo.

Se giró y vio que lo sujetaba el Jefe Duncan.

“Presidente Gardner, ¿Qué está por hacer?” le preguntó entornando los ojos. Sonreía, pero su mirada reflejaba enojo y escrutinio.

Trenton comenzó a sudar cuando escuchó la pregunta. Entró en pánico y su corazón comenzó a latir tan fuerte que le dolía el pecho. Incluso los empleados detrás suyo se pusieron nerviosos y bajaron la cabeza, como si no quisieran mirar a Trenton; sin embargo, él no se dio cuenta de su comportamiento ya que estaba bajo la mirada del Jefe Duncan. Entonces, forzó una sonrisa, reprimió el pánico que sentía y se tranquilizó.

“Jefe Duncan, mis empleados están diciendo tonterías. Quiero detenerlos de seguir diciendo eso. ¿Podría…”

Después bajó la cabeza para ver como el Jefe Duncan lo sujetaba del brazo. Su intención era evidente; quería que lo soltara. El Jefe Duncan, por otro lado, hizo de cuenta que no entendía lo que Trenton dijo.

Siguió sonriendo y dijo: “¿Por qué está tan ansioso, Presidente Gardner? Continuemos escuchándolos antes de decidir si lo que dicen son solo palabrerías”.

Habia estado en Olkmore por un tiempo, pero no pudo encontrar nada útil en el Grupo Trident. Lo único que encontró fueron algunas pequeñas equivocaciones poco relevantes. Aunque era un funcionario gubernamental, seguía siendo una persona común. Las personas idolatraban la riqueza y él no era una excepción. El Jefe Duncan siempre había querido investigar compañías problemáticas para su propio beneficio y para mejorar su desempeño laboral.

Sin embargo, el Grupo Trident estaba limpio y no podía encontrar nada.

Como resultado, no pudo reclamar ningún crédito y estaba enfadado.

En ese momento que descubrió algo negativo de la compañía, no dejaría que arruinaran sus planes. No permitiría que nadie interviniera en su desempeño esperado. Trenton no sabía lo que pensaba; sin embargo, por la indiferencia que emanaba, pudo adivinar lo que estaba en su mente.

Estaba determinado a prevenir que Trenton interfiriera en la conversación de sus empleados.

Se sintió ansioso y el odio colmó su corazón; tenia ansiedad de que el ascensor no llegara todavía; una vez que estuviera allí, ambos empleados harían silencio. Detestaba que no mencionaran ese tema en ese momento, de entre tantas cosas.

Pero aún más, porque lo estaban haciendo cerca del Jefe Duncan. ¿No es evidente que me quieren meter en problemas?

Una vez que el Jefe Duncan lo hubiera escuchado, Trenton estaría en grandes problemas, ya que todo era verdad. Si el jefe decidía investigar el incidente, Trenton no sería capaz de salir ileso.

Mientras más pensaba en eso, su rostro se ponía más pálido; se veía como si se fuera a desmayar en cualquier momento. En realidad, deseaba poder quedar inconsciente; quizá al hacerlo, alertaría a los empleados y haría que se callaran. De esa forma, se podría librar del problema.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar