Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1069

Capítulo 1069:

El Señor Alfersen, que era el jefe de Banco de Clifford, también emitió un comunicado que decía: La Señorita Reed tiene razón. Estuve en el hotel ayer por la tarde, las supuestas noticias en Internet son un completo disparate.

También les pido que no crean nada; es hora de reconocer los errores y pedir disculpas para que no se metan en problemas.

Cuando Amber vio que el Señor Alfersen volvió a publicar la publicación de ella, se sorprendió bastante. Jared y Cole vieron la expresión momentánea de la mujer y ambos la miraron a la vez.

Su prometido fue el primero en preguntar: “¿Qué ocurre?

Ella le entregó el teléfono y le hizo un gesto para que lo leyera.

“El Señor Alfersen también ayudó a aclarar el asunto”.

Él levantó un tanto la barbilla y dijo: “Como debe ser. Después de todo, recibió muchos beneficios de mi parte”.

Al oír eso, ella levantó una ceja.

“Cierto, me olvidé de preguntar. Ya que me has ayudado a recuperar los repuestos, deberías saber cómo el jefe de Delta incumplió el contrato sin autorización y le dio la mercadería a Connor. Por tu forma de ser, no vas a dejarlo ir tan fácil, ¿Verdad?”

En respuesta, el hombre curvó los labios de manera evasiva.

“Por supuesto”.

Lo miró y continuó: “Entonces, ¿Qué vas a hacer con él?

“Un incumplimiento evidente del contrato ya no es solo una cuestión de indemnización porque ha violado la ley de comercio. Ya lo he mandado a prisión” respondió con ligereza.

Sin embargo, ella sabía que el asunto no era tan sencillo, entonces entrecerró los ojos y preguntó: “¿Le hiciste algo antes de mandarlo allí?” Jared sonrió y no contestó,

pero lo que quiso decir fue claro; era evidente que Pablo sufrió mucho antes de que lo enviaran a prisión. La joven asintió y volvió a preguntar: “Entonces, ¿Qué sucederá ahora con Delta?

“A partir de ahora, esa compañía está a punto de pasar por un cambio de autoridades y creo que la lucha será feroz. Si te interesa Delta, puedes comprar sus acciones sin que nadie lo sepa cuando la disputa sea más fuerte; en ese momento, el precio de sus acciones estará en su punto más bajo.

Aunque no es una compañía demasiado grande, sigue siendo sólida.

Adquirir sus acciones no sería una pérdida”. Tamborileó los dedos sobre la mesa mientras le explicaba.

Amber pensó un momento antes de que se le iluminara la mirada.

“Muy bien, resulta que ahora mismo tengo algo de dinero disponible. Lo intentaré cuando llegue el momento”.

“Te haré saber cuándo es la mejor oportunidad para comprar” añadió tras ver que había accedido a hacerlo.

“De acuerdo” tarareo.

Cole, que escuchaba frente a ellos, finalmente no pudo contenerse y preguntó: “Espera, así que, ¿Acabas de decir que recuperó los repuestos robados?

Señaló a Jared y eso hizo sonreir a Amber.

“Si. No mucho después de que volvimos de hablar sobre el préstamo con el Señor Alfersen ayer, recibi la noticia de que había recuperado la mercadería”.

“Ah, ya veo” contestó, luego miró al hombre y dijo con disgusto: “Entonces, ¿Por qué no la devolviste antes? Si lo hubieras hecho, no tendríamos que habernos reunido con el Señor Alfersen y no nos habrían fotografiado así; nada de esto hubiera ocurrido”.

Enseguida, Jared frunció el ceño.

Amber, por su parte, dejó de sonreir mientras se daba vuelta para habiarle con desagrado: “Cole, eso no es así. ¿Olvidaste que al principio no quise decirle a Jared que me habían robado los repuestos? Y cuando él ayudó a recuperarlos después, no fui yo quien se lo dijo. Se dio cuenta por sí mismo, así que no podemos culparlo de esto”.

Después de decir eso, Jared levantó la mirada y miró a Cole con desprecio; el significado de su mirada era evidente.

¿La oíste? No puedes echarme la culpa.

Cole estaba furioso, pero no podía hacer nada al respecto; de hecho, si el prometido de la joven no lo sabía, su acusación era un poco descabellada. Por ello, no dijo nada más y se corrió hacia un lado enfadado. Al ver eso, Amber sacudió la cabeza con impotencia, luego la bajó para mirar de nuevo su teléfono.

Habían transcurrido unos minutos desde que publicó esa entrada para aclarar la situación y, con la ayuda de la gente de Jared para aumentar la popularidad, la parte de comentarios se activó. En un abrir y cerrar de ojos, el número de opiniones que tenía era de cinco dígitos.

En pocos minutos, tenía tantas que algunas estrellas de la industria del entretenimiento la envidiaban. Al fin y al cabo, eran comentarios de personas reales, a diferencia de los suyos, en los que la mitad eran bots; Amber desconocía cómo se sentían esas estrellas. Deslizó el pulgar por la pantalla para desplazarse por los comentarios.

Alrededor del ochenta por ciento eran palabras de disculpa; se habían divertido tanto reprendiéndola antes de eso, pero en ese momento sentían mucha verguenza y se disculpaban.

Después de todo, cuando dejaban opiniones sobre el escándalo, las partes implicadas guardaban silencio; por lo tanto, sin duda no tenían miedo de nada. Ya que esa vez los implicados habían salido a afrontar la situación para hablar sin rodeos de las grandes compañías de comunicación, de los grupos y de otros internautas activos, ¿Cómo podían solo presumir? Lo único que podían hacer después de criticar a alguien era pedir disculpas.

Todos temían que los demandaran.

Aunque habían dado una imagen escandalosa en Internet, detrás de la pantalla eran personas comunes y corrientes. Temían las consecuencias de la demanda porque podrían Na despedirlos de su trabajo y tampoco podrían encontrar uno nuevo.

Asimismo, era probable que recibieran miradas extrañas de los demás, además de reprimendas y miradas de desprecio de sus familiares y amigos.

Tal vez, si eso quedara registrado en el sistema, también podría afectar a sus futuras generaciones. En definitiva, al tener en cuenta eso, ¿Cómo alguien no tendría miedo? ¿Cómo no darse por vencido?

No dudaron en absoluto de las palabras de Amber. Aunque no estuvieran convencidos, debian aceptar el hecho de que solo eran personas comunes que no podían luchar con los aristócratas.

Cuando estos hacían una demanda, definitivamente no era un Juego y estaban destinados a perder. Lo más importante era que la aparición de Amber les recordó que no era la primera vez que demandaba a los internautas.

A los que habían demandado, los detuvieron, los multaron, perdieron sus trabajos o la gente los ridiculizó.

En conclusión, fue un final miserable para ellos, ni siquiera había pasado tanto tiempo, pero ya habían olvidado lo que ella podía hacer y lo trágico que fue el final para esas personas.

Así que, cuanto más pensaban esos troles en ello, más miedo les daba, entonces enseguida borraron sus comentarios y se disculparon. Esperaban que Amber se apiadara de ellos y los perdonara; en cuanto a si funcionaba o no, no lo sabían.

Durante un tiempo, se arrepintieron y quisieron darse unas cuantas bofetadas. Por supuesto, como había internautas que dejaban comentarios groseros, había sin duda gente que se mantenía al margen y en silencio.

Por otro lado, también había usuarios que creían que Amber nunca habría hecho algo así. Ese grupo estaba comenzando a tomar fuerza cada vez más, puesto que una seguidora comentó: la, ja, ja, sabía que esto no le pasaría a mi única y verdadera pareja.

Lo he dicho antes, la persona involucrada ni siquiera habló; no deberían juzgar tan rápido para que no se muerdan la lengua. Como resultado, el contenido no se pudo publicar, ya que va en contra de las normas o si se lograra publicar, pronto desaparecerá.

No soy la única que se ha sentido agraviada.

Cuando Amber vio ese comentario, supo al instante lo que estaba sucediendo. Entonces, hizo clic para responder: Muchas gracias por tu apoyo y confianza en mí; estoy emocionada y conmovida. En cuanto a la razón por la que la página que publicó sobre mi no puede seguir haciéndolo o con respecto a la desaparición de las entradas, tendrías que preguntar a Comunicaciones Jones.

Apenas respondió eso, hubo un revuelo al instante. La persona que había comentado se emocionó aún más cuando la leyó y agregó: ¡Ay, me voy a desmayar! Se fijó en mi comentario.

Amber pudo imaginarse a la mujer sonrojándose emocionada y no pudo evitar sacudir la cabeza mientras se reía.

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