Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 56
Capítulo 56:
Pauline dejó caer el frasco en mis manos, giró sobre sus talones y se alejó rápidamente, antes de que yo hubiera tenido tiempo de emitir la menor protesta.
Aquella bodega era realmente enorme.
Había innumerables filas de estantes llenos de matraces, cuentagotas, cajas de madera, receptáculos de cobre y recipientes de vidrio.
Los latidos de mi corazón se aceleraron; un arrebato de pánico se apoderó de mí.
Seguramente sería preciso que pasara al menos tres días sin dormir ni descansar, revisando todas aquellas cajas para lograr encontrar la botella que me había pedido.
Todo era cuestión de concentración; sin duda, sería capaz de hacerlo.
Abrí aquel frasco e inhalé profundamente y con lentitud.
Exhalaba un aroma ligero y floral, con toques de hibisco y madreselva.
Si tratara de leer cada etiqueta puesta erróneamente y me fijara en cada una de las fórmulas descoloridas que había allí, sin duda jamás conseguiría hallar la muestra correcta. Al contemplar aquella bodega atiborrada, pensaba que todos mis esfuerzos serían en vano.
Necesitaba agudizar mis sentidos.
Cerré los ojos y deslicé las manos a lo largo del estante más cercano, dejando que mi instinto me guiara.
Percibí entonces una docena de olores diferentes, una amalgama de cítricos, hierbas, especias, resinas, maderas y materias dulces.
Cada aroma encerraba una historia. Esto era lo que sabía hacer.
Trabajar allí siempre había sido mi gran anhelo.
Marco me había abierto las puertas de aquel lugar y ahora debía demostrar que era merecedora de su confianza y que poseía las aptitudes necesarias para trabajar allí.
Estaba decidida a no defraudarlo.
Recorrí los estantes inhalando profundamente los aromas que exhalaban los diferentes contenedores, hasta sentirme mareada.
La muestra cruda que tenía en la mano contenía notas de flor de manzano y bayas silvestres mezcladas con materias cálidas y terrosas.
El sándalo y el ámbar quedaban ocultos debajo de las notas florales más acres.
Y entonces, ¡voilà!
La botella negra que sostenía en mis manos exhalaba justamente el aroma que buscaba.
Estaba segura de haber acertado.
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