Capítulo 286:

La mujer tenía una mano en su boca para tratar de silenciar el sonido de su agitada respiración y la otra en el collar de rubíes que había vuelto a usar.

Había sido idea de Freya el ponérselo, ya que ocultaba su aroma temporalmente.

Además, abrir la ventana había sido una ayuda adicional para que la brisa dispersara cualquier rastro de su olor.

Justo cuando Eric se acercaba a la cama para inspeccionarla, la puerta de la habitación se abrió una vez más.

Tanya se sintió inmensamente aliviada cuando escuchó que una enfermera había llegado para realizar el chequeo rutinario del rey, haciendo que el príncipe se distrajera.

«¿Por qué está abierta la ventana?», preguntó Eric, con tono despreocupado.

«Oh, lo siento mucho.

La enfermera anterior debió haberla dejado abierta cuando vino a realizar el último chequeo».

La mujer sonaba incómoda y temerosa.

“Lo lamento.

Me aseguraré de que no vuelva a suceder».

Eric no dijo nada, simplemente se limitó a asentir en señal de aprobación.

La disculpa de la enfermera había disipado las sospechas que el hombre tenía y al poco tiempo ambos salieron del lugar.

Tanya decidió quedarse un poco más de tiempo bajo la cama para asegurarse de que nadie más regresara y así poder salir sin ser vista.

Luego de eso, la mujer salió de la habitación, se quitó el collar y se fue del hospital, agradeciéndole a Freya por la idea.

Punto de vista de Marco

El viaje duró un día y medio, pero finalmente llegamos al lugar donde vivía la sirvienta que cuidó de mi madre.

Su nombre era Susan, y era parte de una manada pequeña y poco conocida.

Oliver y yo dejamos nuestro equipaje en el hotel en el que nos hospedaríamos y luego nos dirigimos al restaurante donde ella había acordado reunirse con nosotros.

Al llegar, la saludamos, nos sentamos a almorzar y le explicamos por qué habíamos pedido verla.

Sin embargo, para nuestra sorpresa, ella simplemente negó con la cabeza y dijo: «Tu madre era una persona maravillosa, Marco.

Ella te quería mucho y sé cuánto significaba para ti.

Entiendo que es más fácil perseguir este misterio que aceptar el hecho de que ella se quitó la vida, pero esa es la verdad.

Lo lamento mucho».

La mujer había tratado de ser lo más respetuosa posible, pero sus palabras me lastimaron más de lo que creí.

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