Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 268
Capítulo 268:
Punto de vista de Tanya
A la mañana siguiente, Marco me saludó en la cocina mientras yo preparaba nuestro café.
«Eric ha aceptado no talar el árbol de la manada Blue Moon».
Lo miré sorprendida, con una amplia sonrisa, y repuse:
«¿Hablas en serio?»
Asintió y me devolvió la sonrisa.
«¡Es una noticia maravillosa!», exclamé al tiempo que le entregaba su taza de café.
Luego, tomé la mía y chocamos nuestras tazas alegremente.
«¡Salud! Hemos logrado salvar al árbol», expresó.
Asentí mientras bebía con renovado entusiasmo aquel café, que en ese momento se me antojaba oro líquido.
«También logré que te devolvieran tu trabajo en Eau de Lune Parfumerie», dijo a continuación.
De nuevo abrí los ojos desmesuradamente, mientras se explicaba.
“Por esa razón fui a la fiesta anoche; quería hablar con Philip y Thomas.
Conversaron con su madre, que aceptó de buen grado devolverte tu trabajo».
Sentí que mariposas revoloteaban en mi estómago ante la oportunidad de volver a trabajar en aquella prestigiosa perfumería, haciendo lo que tanto amaba.
«No invité a Lily a la fiesta; asistió por voluntad propia.
Tampoco tuvimos ningún contacto íntimo.
Eso no ha sucedido durante los últimos cinco años», aclaró.
Estaba segura de que era sincero.
Me miraba con seriedad, como si quisiera demostrarme de esa manera que decía la verdad.
Creí ciegamente en sus palabras; siempre le creía.
Sentí una felicidad indecible al escuchar aquella noticia.
Me dispuse a dirigirme hacia allí de inmediato.
Empaqué mis cosas, le di a Claire un beso de despedida y me marché, dejándola al cuidado de una de las criadas de palacio.
Marco me llevó hasta la perfumería y nuevamente le agradecí por haberme dado aquella magnífica oportunidad.
Sonreí ampliamente mientras miraba con gran alegría el letrero de la perfumería.
Al entrar, me di cuenta de que había muchos empleados nuevos, lo cual me complació.
Todos ellos me saludaron amablemente.
Sin embargo, mi entusiasmo fue efímero, pues de repente vi a Lily, que tampoco parecía complacida al verme.
Por desgracia, tuve que pasar junto a ella la mayor parte del día.
Aunque ya no trabajaba con los perfumes, según me habían dicho, ocupaba un cargo administrativo importante en la empresa, así que, lamentablemente, tendría que estar en constante comunicación con ella.
Pero si ese era el precio que debía pagar para poder trabajar nuevamente en mi perfumería favorita, entonces lo toleraría.
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