Capítulo 266:

«Me parece que el nerviosismo también acelera el ritmo cardíaco», añadí.

«¡Eso también es lógico!», replicó con entusiasmo.

Sus respuestas infantiles eran demasiado vagas como para permitirme llegar a una conclusión sólida.

«¿Por qué estás de acuerdo con todo lo que digo?», le pregunté riendo.

Adoptando una actitud defensiva, respondió en tono juguetón:

«Acabo de despertar, así que mi conocimiento del mundo es escaso.

No obstante, creo que ambas afirmaciones tienen sentido».

Sonreí suavemente.

En cierta forma, tenía razón: yo no podía culparla por su ignorancia.

Pero mi confusión persistía.

Regresé a la habitación donde se hallaba Marco y le entregué el vaso con agua.

Tras beberlo, se quedó dormido.

Lo observé en silencio y no pude resistir la tentación de acariciar su rostro y sentir su piel.

Algo se agitó dentro de mí al pensar en el hecho de que Freya estaba muy interesada en Marco y que el aroma de este le atraía mucho.

Eso me hacía preguntarme si seríamos el uno para el otro.

Todos pensaban que Lily y él eran una pareja predestinada.

¿Sería posible que hubieran estado equivocados?

Hice un ademán de negación con la cabeza, pues no había ninguna prueba de ello, solo especulaciones.

Al no existir pruebas, no podía dar nada por sentado; no tendría más remedio que esperar a ver qué sucedía.

De lo que sí estaba segura era de que mi collar de rubíes había impedido que Freya se manifestara.

No podía imaginar ninguna otra explicación.

Al pensar en ello, me pasé una mano por el cuello, donde anteriormente había estado aquel collar.

Era lo único que me había dejado mi madre y, por lo tanto, tenía un gran valor sentimental para mí.

Me sentía muy confundida, triste y frustrada.

¿Cómo podría el collar de mi madre inhibir a mi loba interna?

Tercer punto de vista

Incapaz de responder con certeza todas aquellas preguntas que se arremolinaban en su mente, Tanya suspiró y acarició la cara de Marco una última vez antes de salir de la habitación para disponerse a dormir.

Entretanto, el príncipe licano abrió los ojos.

Ahora sus ojos color azul marino tenían el brillo y la claridad usuales, y ya no se advertía en ellos el menor rastro de ebriedad.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar