Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 242
Capítulo 242:
“Sé que tú también te preocupas por el árbol, Tanya, y es por eso que te lo estoy pidiendo. Nuestro objetivo es el mismo y este contrato nos ayudará a conseguirlo. Es tan simple como eso. Toma tu decisión ahora, tenemos que comenzar a movernos lo antes posible».
«¿Y qué hay de Claire?», pregunté en voz baja.
«Traje a Claire con nosotros para poder registrarla con mi apellido. Oliver se encargará de los procedimientos necesarios para que pueda ser reconocida como mi hija. Sin embargo, mientras estemos en otro reino, ella se quedará aquí. No tienes nada de qué preocuparte, Oliver y Cathy cuidarán bien de ella».
No me tomó mucho decidir lo que iba a hacer. A la mañana siguiente, después de firmar el contrato, me despidí de Claire y partí rumbo al Reino Fauna junto a Marco. Este último invitó a Caspian para que también nos acompañara.
Llegamos al anochecer, cuando el cielo estaba de un color rojo claro y el sol comenzaba a ocultarse detrás del castillo. A pesar de que el lugar no era tan amplio como el de la capital, lucía magnífico.
Su bandera era de color verde y rosa, con las astas de un venado pintadas en dorado en el centro. Marco ya había notificado a la princesa Isabella de nuestra llegada, por lo que ella nos recibió con entusiasmo en la puerta.
Inmediatamente después, la princesa nos invitó a cenar con ella. Al entrar al comedor, noté que tenía un aspecto rústico, ya que todos los muebles estaban hechos de madera y tenían figuras talladas a mano. Algo que también llamó mi atención fue la enorme cantidad de comida que yacía sobre la mesa.
La cena comenzó con Marco presentándonos a Caspian y a mí. Después de eso, tanto él como la princesa Isabella hablaron un poco de política y de la economía de los diferentes reinos. Sin embargo, pude notar que durante la conversación, los ojos de la mujer no dejaban de ver a Caspian. Era una mirada llena de curiosidad, y él también la miraba de manera recíproca.
«¿Entonces tú eres el alfa de la manada Blue Moon?», preguntó Isabella, dirigiéndose a Caspian.
En cuanto escuchó la pregunta, el hombre enderezó su postura.
«Sí, me llamo Caspian».
«Ya sé tu nombre, tontito», dijo la princesa, riendo un poco.
Por su parte, el alfa parecía estar muy tenso, pues su postura era rígida, mucho más que lo que era naturalmente.
“El árbol de la luna azul siempre ha sido algo que ha llamado mucho mi atención. ¿Requiere de cuidados continuos para mantenerse en buen estado?», continuó la princesa.
En ese momento vi que los ojos de Caspian se llenaron de emoción, ya que no mucha gente fuera del reino de Mador solía mostrar interés por el árbol. Con la voz llena de orgullo, respondió: «En realidad, el árbol casi no necesita de nuestra atención. Es gracias a que el bosque de nuestra manada florece tan bien y a que nuestro suelo es fresco y libre de químicos que se mantiene en tan buen estado. Es muy rara la ocasión en que experimentamos una sequía.»
Isabella mostró una gran sonrisa. «¡Increíble! Jamás había conocido a un alfa con tanto conocimiento sobre la naturaleza. Por lo general, todos están interesados en la política, la economía y ese tipo de cosas. Me parece maravilloso que te preocupes tanto por el bosque. ¿Viste mi jardín? Me encanta cuidarlo. ¡Me gustaría mostrártelo mañana por la mañana!»
«¡Por supuesto!», respondió Caspian.
Fue cuando dijo esas palabras que se dio cuenta de que su conversación con la princesa se había tornado en algo más casual de lo que debería. Tosió y luego volvió a hablar con formalidad. «Quiero decir, sí, me encantaría ver su jardín, princesa.»
«Por favor, llámame Isabella.»
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