Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 138
Capítulo 138:
No supe si fue porque Marco no ponía resistencia o por mis gritos desgarradores, pero el beta en la habitación detuvo el puño de su alfa.
«Cálmate, Caspian».
«¡Ya es suficiente, ya has dejado bien en claro tu punto!»
Los ojos del alfa se dirigieron a su compañero.
Su mirada estaba sedienta de sangre.
«¿Por qué debería detenerme? La presa no solo afectará a mi manada, más importante aún, ¡el árbol de la luna azul será talado para poder construirla! ¿¡Cómo puedo estar tranquilo cuando quieren destruir algo tan sagrado!?»
En ese momento, algo pasó por mi mente. Me esforcé lo más que pude por tratar de hablar.
«¡Espera! ¡Algo anda mal!»
El silencio se apoderó del lugar cuando los tres hombres me escucharon, dándome un par de segundos para expresarme.
«¡El árbol de la luna azul es muy importante para Marco! ¡Él nunca haría algo como eso!», dije, casi gritando.
Nuevamente, hubo un silencio enorme.
Estaba muy inquieta y rezando para que Caspian me escuchase.
Estaba preparada para seguir defendiendo a mi esposo, pero antes de que pudiera decir algo más, el alfa habló.
«Espera.
¿Eres Marco?», preguntó mientras veía a mi esposo.
«¿No eres Eric?».
«No, él es el príncipe Marco, hermano de Eric», dije de inmediato, casi tan confundida como el alfa.
Mi esposo tosió un poco de sangre antes de hablar.
«Yo nunca redacté una propuesta para construir una presa. Probablemente no me lo dijeron porque saben que me negaría a destruir el árbol de la luna azul».
Varios segundos pasaron y poco a poco el comportamiento de Caspian cambió.
La expresión de enojo en su rostro desapareció para dar lugar a una de sorpresa.
Si no temiera por nuestras vidas, quizá me habría reído de cómo se veía.
El hombre se puso las manos en la nuca y logré ver que estaba sudando mucho.
Parecía sentirse inmensamente incómodo por lo que había hecho.
«Bueno, esto es bastante vergonzoso», dijo mientras reía nerviosamente.
Entonces comenzó a caminar por la habitación con su mano en la barbilla.
«¿Te molestaría desatarnos?» El tono de voz de Marco sonaba tan tranquilo que tanto a mí como a Caspian nos costó trabajo recordar que lo que decía era verdad.
«¡Dios! ¡Sí, por supuesto! ¡Dylan! ¿¡Qué estás esperando!? ¡Desátalos!»
El beta se apresuró hacia mí y me soltó.
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