Embarazada de una noche con el Alfa
Capítulo 121

Capítulo 121:

Aunque sabía que no era lo correcto, no pude evitarlo y me quedé a escuchar. Traté de convencerme de que quizá no había escuchado bien, pero al poco tiempo volví a oír su nombre.

«Marco, mírame», dijo ella.

Mi corazón latía muy rápido y un millón de preguntas se formaron en mi mente. ¿Qué estaba haciendo Marco en su oficina?

¿Por qué no me lo había dicho?

¿Había sido esa la razón por la que había decidido cambiar su horario?

¿Qué estaba pasando?

Lily continuó hablando, mientras me costaba cada vez más trabajo respirar con normalidad.

«Sé que todavía me amas, Marco», siguió diciendo.

«Se que aún estoy en tu corazón. Esa es la razón por la que te casaste con esa omega. Fue con ella que me reemplazaste, ¿verdad? Que haya nacido el mismo día que yo no significa que sea una buena sustituta. Nadie te dará lo que yo te di, Marco, nadie.»

No podía creer que mi pareja no dijera nada y dejara que ella dijera esas cosas.

Tenía que ser una broma, no podía ser verdad.

Decidí arriesgarme un poco y mirar a través de la ventana esmerilada de la puerta.

Ese tipo de cristal permite ver claramente de dentro hacia afuera, pero desde mi posición lo único que pude ver fueron siluetas.

Cuando vi que Marco y Lily estaban dentro, mi corazón se detuvo por un momento.

No era una broma.

Era real.

Mi pareja, en verdad, estaba en la oficina de Lily y estaba muy cerca de ella.

«Lamento mucho haberte roto el corazón y haber ido tras Eric», continuó diciendo en un tono suave y de disculpa.

«Sé que elegiste a esa chica para ponerme celosa y hacerme enojar. Siempre que recuerdo lo que vivimos juntos, quiero volver a estar contigo. Te amo, Marco.»

No pude evitar contener la respiración mientras el silencio reinaba en el lugar.

Mi rostro permanecía pegado al cristal, mirando sus siluetas.

Tuve la ligera esperanza de que Marco la rechazaría.

Ese sentimiento era lo único que me mantenía alejada de la miseria y la oscuridad.

«Te amo, Lily.»

Esa era la voz de mi esposo.

Lo reconocería en cualquier lugar, incluso estando dormida.

Estaba segura de que no había escuchado mal.

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