Embarazada de una noche con el Alfa
Capítulo 113

Capítulo 113:

Sus cejas se arquearon de una manera casi imperceptible mientras chupaba la crema de mantequilla de su dedo.

«Es dulce», comentó.

Se veía muy tranquilo, inesperadamente tranquilo.

«Lo siento mucho», dije, incapaz de soportar por más tiempo aquel embarazoso silencio.

«No lo sabía. Ignoraba que la fecha de tu cumpleaños fuera la misma en la que tu madre…»

Sin darme tiempo para terminar la frase, volvió a hundir ágilmente su dedo en el glaseado, pero esta vez, en lugar de lamerlo, lo puso en mi cara, dejando una mancha de chocolate en la punta de mi nariz.

Nunca lo había visto asumir una actitud tan infantil y, por un momento, habría jurado que veía las comisuras de sus labios curvarse ligeramente en un asomo de sonrisa.

Estaba completamente inmóvil y perpleja, parpadeando ante él.

Todos guardaban silencio mientras volvía a posar sus ojos en la bandeja que sostenía en mis manos y tomaba la cajita de regalo decorada.

Examinó el empaque brevemente antes de mirarme con aire expectante.

«Supongo que esto es un obsequio para mí», declaró.

Sus palabras me sacaron del estado de aturdimiento en el que me encontraba, y dejé precipitadamente la bandeja antes de encararlo.

Intenté alcanzar la cajita para esconderla o deshacerme de ella, pero la tomó rápidamente y la sostuvo a la altura de los ojos. Parecía estar examinando las cintas.

«Aparentemente es un regalo de cumpleaños, ¿planeabas dármelo?», preguntó con suavidad.

¿Acaso estaba bromeando?

«Sí… así es», respondí en tono vacilante, inquieta ante su inusual aire juguetón.

«Es una poción especial, semejante a los perfumes extraordinarios. La preparé con la intención de ayudarte a dormir mejor por la noche».

Pero me habían tendido una trampa.

Ignoraba la razón por la cual nadie celebraba su cumpleaños. Si la hubiera sabido, nunca habría…

«¿Qué te sucede, hermano?», preguntó Cathy en voz alta.

Marco miró a su hermana como si de repente acabara de darse cuenta de que no estábamos solos en el comedor de la casa.

«Jamás has celebrado tu cumpleaños… ¿por qué decidiste hacerlo este año? ¿Qué cambió? ¿Qué es diferente…?»

«No quiero ser descortés», la interrumpió Marco.

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