El regreso de la heredera adorada
Capítulo 32

Capítulo 32:

Además, parecía que Madisyn tenía mal genio.

«Desde que volvió del campo, no creo que te haga sombra», comentó una de las amigas de Kristine con el ceño fruncido. «No tiene talento y tiene mala actitud. Kristine, tienes una hermana terrible. Tú tienes talento para casi todo y ella no sabe nada. El futuro de la familia Johns sigue descansando sobre tus hombros. Qué egocéntrica de su parte competir por el afecto de tus padres».

La mayoría de los amigos de Kristine compartían la misma opinión. No podían imaginar que una mujer criada en el campo pudiera igualar el refinamiento de Kristine.

«Por favor, no digas esas cosas. Mi hermana es maravillosa», intervino Kristine, aunque su malestar era evidente.

«Kristine, ¿te está dando problemas?», preguntó una de sus amigas, con cara de preocupación.

«En absoluto», contestó Kristine rápidamente. «Eso es absurdo».

A pesar de que ella lo negó, el rumor de que Madisyn era una «chica de campo» poco sofisticada se extendió rápidamente, proyectándola en una luz poco halagüeña. Muchos creían que el futuro de la familia Johns seguía estando en manos de Kristine. Después de todo, la familia había tenido la suerte de adoptarla.

Kristine mantuvo su conducta humilde y educada, mientras que por dentro se llenaba de orgullo. En su mente, no había competencia entre ella y Madisyn. Creía que la simple comparación de modales y educación era suficiente para convertirla en la clara favorita de la familia.

Por fin, comenzó el banquete.

Glenn subió al escenario para pronunciar su discurso, en el que agradeció la asistencia de todos antes de entrar en materia.

«Gracias a todos por acompañarnos en el banquete de bienvenida de mi hija. Después de tantos años, mi hija por fin ha regresado. Ahora, ¡que mi querida hija Madisyn suba a saludar a todos!».

Todos los ojos se volvieron expectantes hacia el escenario.

Bajo las brillantes luces, emergió lentamente una figura. Vestida con un impresionante traje color champán, Madisyn parecía una diosa descendiendo de los cielos. Su belleza era indescriptible e irradiaba una presencia majestuosa.

Su rostro, perfectamente acentuado por el toque experto del maquillaje, mostraba rasgos delicados pero sofisticados. Su porte era de orgullo y elegancia. En ese momento, eclipsó a todos los presentes.

Durante un breve segundo, toda la sala del banquete se quedó en silencio.

Entonces, alguien rompió el silencio.

«Dios mío, ¿es esa la verdadera señorita Johns? Es impresionante».

«¡Es absolutamente preciosa! Definitivamente heredó los mejores genes de sus padres».

«¿Quién dijo que era del campo? Mírala. Su elegancia es innegable, no importa dónde se haya criado».

La sala, antes rebosante de cotilleos y suposiciones, estaba ahora cautivada por la aparición de Madisyn. Los que habían estado dispuestos a burlarse de ella quedaron inmediatamente desarmados por su innegable encanto.

Las amigas de Kristine, que se habían preparado para reírse a costa de Madisyn, ahora parecían tontas. Habían esperado una chica de campo, pero lo que vieron fue una mujer elegante y refinada.

Kristine, que momentos antes había sido el centro de atención, se sentía ahora desvanecida en un segundo plano. Su mirada se clavó en el vestido de Madisyn, mucho más elaborado y elegante que el suyo. ¿De dónde había sacado un vestido tan exquisito? Seguramente, no se lo habían proporcionado sus padres.

Kristine agarró con fuerza el dobladillo de su vestido y sus dedos temblaron cuando la multitud dejó de concentrarse en ella y se dirigió hacia Madisyn.

Después de que Glenn la presentara, Madisyn subió al escenario y se dirigió al público. Su voz era clara y melodiosa, cada palabra cuidadosamente elegida. «Gracias a todos por venir hoy. Soy Madisyn Johns, y es una alegría estar de vuelta en casa…»

Al situarse bajo los focos, un resplandor divino pareció rodearla, acentuando su belleza y elegancia.

Kristine miraba, su rostro palidecía al darse cuenta de la facilidad con la que Madisyn dominaba la sala. El público ya no murmuraba sobre su procedencia, sino que estaba asombrado por su aplomo y su belleza.

Tras su discurso, muchos asistentes se apresuraron a conocer a Madisyn, y Glenn la presentó con orgullo a cada uno de ellos. A pesar de las muchas interacciones, Madisyn mantuvo su compostura y su impecable comportamiento, respondiendo a las preguntas con facilidad.

«Sr. Johns, su hija es realmente notable, ¡tan impresionante y elocuente!»

«Verdaderamente, los genes excelentes no se pueden ocultar, no importan las circunstancias».

«¡De tal palo, tal astilla!»

Madisyn seguía siendo el centro de atención, y Kristine no podía hacer otra cosa que mirar desde la barrera. Sus amigas, al ver su expresión descorazonada, intentaron consolarla.

«Kristine, a tu hermana se le da muy bien montar un espectáculo. Llevando un vestido tan caro, debe de haber querido eclipsar a todo el mundo desde el principio. Pero mira, ninguno de tus hermanos está aquí. Parece que no están muy preocupados por ella».

«Es que están ocupados con otras cosas», murmuró Kristine, aunque su ánimo se levantó un poco al mencionar a sus hermanos. El futuro de la familia seguía dependiendo de ellos, y seguramente preferirían a una hermana inteligente e impresionante que a una criada en el campo.

Mientras se entretenía con estos pensamientos, Kristine levantó la cabeza, sólo para darse cuenta de que alguien se acercaba.

«¿Es ese… Dane?»

«¡Vaya, tiene un aspecto increíble!», susurró alguien.

Dane, vestido con un traje a medida azul oscuro, desprendía un aire de elegancia madura. Su suave sonrisa aumentaba su encanto, haciéndolo aún más cautivador.

Su aparición atrajo inmediatamente la atención de la sala.

Kristine se quedó de piedra. ¿No se suponía que Dane estaba en el extranjero en un viaje de negocios crucial? ¿Por qué estaba aquí?

«¡Kristine, mira, tu hermano mayor ha vuelto! Y trae un regalo, ¿podría ser un brazalete de Pauillac? He oído que es el único del mundo».

«Quizá sea para ti», dijo alguien con entusiasmo.

.

.

.