El innombrable vive en New York -
Capítulo 78
Capítulo 78:
Después de que me dieron las bebidas me acerqué de nuevo a la mesa en donde estaba Leonardo, estaba subiendo unas pequeñas escaleras para llegar a donde estaban ellos cuando por accidente patee mi vestido con mis tacones haciendo que perdiera el equilibrio y botara ambas copas.
“Lo siento mucho, fue un accidente”, dije muy preocupada al ver que había salpicado un poco el vestido blanco de la mujer.
“¿Acaso no ves por dónde caminas?”, dijo uno de los hombres mirándome enfadado.
“Señorita no debería de beber en un evento como este”, dijo el hombre que había hecho la broma del champagne.
“De seguro esta tan borracha que ni siquiera puede caminar bien”, dijo uno de los hombres haciendo que todos empezaran a reír.
“No te quedes allí parada, ve y trae algo con que pueda limpiarme”, dijo la mujer mirándome con el ceño fruncido.
Corrí hacia el bar de nuevo para conseguir unas servilletas, regresé lo más rápido que pude, me acurruque para limpiar la parte de debajo de su vestido cuando Leonardo me arrebato las servilletas y le ayudo a la mujer para limpiar su vestido.
“Gracias Leo, eres todo un caballero”, dijo la mujer sonriéndole
“Creo que también me mojo un poco las piernas el champagne”, dijo subiéndose un poco el vestido, Leonardo no dijo nada y solamente paso las servilletas por sus piernas.
…
“Son unas exageradas”, dije rodando los ojos.
El mesero regresó rápidamente con unas toallas, las mujeres le arrebataron las toallas de las manos y casi le gritaron que se largara de allí.
Tomé mi copa de champagne y me empecé a acercar a las mujeres, me recargué sobre el umbral de la terraza y fingí que solamente disfrutaba de la vista cuando realmente sí quería escuchar de lo que hablaban.
“Es un imbécil, si supiera para quien trabajo se arrepentiría el resto de su vida”, dijo la mujer que más había sido empapada por el champagne.
“¿Eres la asistente de algún CEO?”, preguntó otra de las mujeres interesada.
“No, el CEO no pudo venir, entonces enviaron al mánager, yo soy la asistente de él”, dijo la primera mujer.
“Yo soy la asistente del gerente de finanzas”, dijo otra de las mujeres.
“Yo también”, dijo otra y todas comenzaron a reír.
´¿Enserio solo eran asistentes y se creían la gran cosa como para querer humillar alguien?`
Tomé mí copa y empecé a caminar torpemente apropósito hacia ellas, cuando estuve a su lado vertí mi champagne sobre el vestido de la mujer que más se estaba quejando.
“Lo siento”, dije cubriendo mi rostro fingiendo sorpresa.
“Fíjate por donde caminas”, dijo la chica muy enfada.
“Lo siento creo que estoy muy ebria y no te vi”, dije riendo.
“Eres una…”, sus palabras quedaron en el aire cuando me vio, sus ojos se abrieron con mucha sorpresa
“No se preocupe, solo fue champagne”, dijo con nerviosismo.
Yo la miré confundida, ¿A qué se debía ese cambio tan repentino?
Todas las mujeres se levantaron se disculparon conmigo y se fueron en grupo al baño.
¿Qué rayos acaba de suceder aquí?
Busque con la mirada a Iván y vi que ahora estaba solo, aproveche el momento y me acerqué a él.
“Acaba de suceder algo muy extraño”, dije.
“¿Qué?”, preguntó interesado.
“Se podría decir que por ´accidente` derrame mi champagne en el vestido de una de las asistente de alguna de las personas que están aquí, cuando me vieron literalmente me vieron con tanto miedo que hasta ellas me pidieron disculpas y se alejaron de mí”, dije todavía confundida.
“Tal vez ya saben que eres la mujer con más acciones de una empresa en este evento”, dijo encogiéndose de hombros.
“¿Cómo lo sabrían?”, pregunté confundida.
“Por la lista de los asistentes al evento, todos los directores, accionistas, managers todos los que tengan un cargo importante en alguna empresa están en esa lista, fuiste asistente, sabes que siempre estudian muy bien esas listas y se memorizan los caras para presentárselos a sus jefes”, dijo y yo asentí.
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