El destino de Tiana -
Capítulo 60
Capítulo 60:
POV: Tiana
“Oh, sí puedo decirle eso y cualquier otra cosa que quiera, mi querida hija”, respondió con sarcasmo.
“¿Cuál es su problema?”.
Suspiró.
“Primero, Ryder trajo a una don nadie a mi palacio como su compañera, y ahora tú elegiste a un noble común y corriente cuando puedes tener al príncipe delos siete reinos como tu compañero por elección. En serio, ¿Cuál es su problema?”, dijo con un tono de desprecio.
¿Por qué no había pensado en esto? Me había pedido que viniera para humillarme de nuevo porque sabía muy bien que Ryder no podría defenderme esta vez. Además, esta ocasión era perfecta porque Anthony también estaba presente y recibiría los mismos ataques que yo.
“No me quedaré sentada mientras le hablas así”. Elsie resopló.
“Puedo manejar esto”, Anthony le susurró.
“Su majestad, yo no elegí ser el compañero de su hija”. Comenzó a hablar y, para mi sorpresa, el Rey no lo silenció.
Por otro lado, yo había perdido el poco apetito que tenía.
“Estábamos predestinados por la Diosa de la Luna y amaría a su hija tanto como ahora incluso si no fuera una Princesa. Quiero pasar el resto de mi vida haciéndola feliz. Fue su decisión no contarle a nadie cuando nos enteramos que éramos compañeros. Ella sabe que, si fuera por mí, nada me hubiera gustado más que pararme en una azotea y gritarle al mundo entero lo mucho que la amo”, dijo con la mirada fija en Elsie.
¿Por qué diablos Elsie había dicho no estaba interesada en él? Hubiera dado todo por escuchar a Ryder decirme estas palabras.
“Tal vez no soy un Príncipe, pero tampoco soy un hombre lobo común y corriente. Le aseguro que soy más fuerte que el Príncipe de los siete reinos que acaba de mencionar”. Terminó de hablar mientras volvía la mirada hacia el Rey.
El Rey Balthasar era un completo idiota que siempre pensaría que podía controlar la vida de los demás, sobre todo la de sus hijos. Elsie me había contado que no era así antes de que falleciera su esposa.
“Entonces, debes luchar contra nuestro guerrero más fuerte”, anunció el Rey.
“Sería un placer”, respondió Anthony al instante.
Miró a Anthony y él le devolvió la mirada.
Mientras yo observaba el intercambio, esperaba que el Rey no volviera su atención hacia mí, pero lo hizo.
“Me pregunto en qué estabas pensando cuando huiste”, dijo con burla.
“Pero ¡Sabes qué! No voy a interponerme en vuestro camino. Por más que me gustaría que Ryder se casara con Susan, mi hijo no parece interesado en ella y no voy a regañarlo sobre lo que se está perdiendo”.
No estaba segura de cómo sentirme al respecto o qué decir, así que tan solo me quedé en silencio y me concentré en mi comida.
“Pero si le causas problemas al Príncipe Alfa con tus trucos como la última vez, créeme, terminarás muerta como Adeline”, agregó.
Sentí que mis manos se enfriaron y mi rostro se puso pálida al escuchar sus palabras.
“¿Adeline está muerta?”, pregunté. Pasaron mil cosas por mi mente en este instante.
¿Ryder había asesinado a su antigua compañera por algo que ella había hecho? Me estremecí. Esto explicaba por qué nunca quería hablar de ella. Si pudo matar a su primera compañera, ¿Qué oportunidad tenía yo?
“¿No te lo dijo?”, respondió el Rey hombre lobo.
“Papá, detente”, protestó Elsie.
“Supongo que vuestra relación está peor de lo que pensaba”, añadió y siguió comiendo.
Sentí que mis lágrimas se acumularon en mis ojos. Elsie trató de susurrarme algo, pero ya no podía soportarlo. Mi compañero era el hombre más influyente del reino de los hombres lobo, pero no sabía nada sobre él.
Sabía que sería grosero de mi parte abandonar al Rey hombre lobo, pero me puse de pie y salí corriendo del comedor. Hasta aquí habían llegado mis intentos por querer causar una buena segunda impresión: Él nunca me aceptaría, sin importar lo que hiciera.
“¡Tiana!”. Escuché a Elsie decir mi nombre detrás de mi, pero no volteé.
Quería estar lo más lejos posible del padre de Ryder.
POV: Ryder
Le lancé un puñetazo a la pared furioso mientras miraba a los chivos expiatorios que tenía encadenados en el almacén. Era temprano en la mañana y habíamos pasado toda la noche luchando contra estos malditos renegados, pero no me sentía cansado.
Quería respuestas.
Uno de ellos se había s$icidado antes de que llegáramos al almacén. Todavía no sabía cómo había conseguido un cuchillo y terminado con su vida. Estaba enojado con los guardias que se suponía que debían vigilarlos por haber permitido que algo así sucediera frente a sus narices.
Sujeté al líder del cuello con mi mano izquierda y lo levanté en el aire. Sus piernas temblaban debajo de él, al igual que sus labios, con grandes gotas de sudor corriendo por su rostro:
“¿Quién m!erda los envió y cuál es su objetivo, idiota?”, pregunté por segunda vez, pero sus labios temblorosos no le permitieron formar una sola palabra.
Entonces, le di un fuerte puñetazo en el rostro y comenzó a sangrar por la nariz.
“¡Por favor!”, gritó.
Louis había ido a interrogar a los otros prisioneros mientras el resto vigilaba. Toda el área estaba cubierta con el hedor de estos
Renegados asquerosos y tuve que ordenarles a muchos de mis hombres que limpiaran el desorden de la noche anterior.
Apreté su cuello más fuerte.
“¡¿Quién es su jefe y cómo m!erda consiguieron magia?!”. Dije con furia.
“No te dirá nada”, dijo una voz distorsionada detrás de él.
“Si dice algo, morirá. Lo sabíamos antes de alistarnos. De todos modos, vamos a morir, así que puedes matarnos de una vez”.
Miré al otro renegado, que ya estaba empapado en su propia sangre por la excesiva tortura.
Ninguno de ellos nos había dado información relevante sobre quién estaba detrás de esto y estaba llegando a mi límite.
Dejé caer al líder y se estrelló contra el suelo con un ruido sordo.
“¿Qué acabas de decir?”. El sujeto estaba sentado en el suelo
Me incliné para mirarlo a los ojos y se encogió de miedo, cubriendo su rostro con la mano izquierda.
“La mayoría de nosotros no tenemos nada por lo que vivir. No tenemos familia ni amigos, por eso le juramos nuestra lealtad a las fuerzas oscuras. Además, la realeza no merece ningún tipo de lealtad de nuestra parte”, dijo.
Lo miré a los ojos. “¿Sabes qué? No te vamos a matar”. Resoplé.
“Al menos no hoy. Tienes una oportunidad para ahorrarte una vida llena de tortura. De lo contrario, perderás partes de tu cuerpo una por una y tendrás que vivir así por el resto de tu vida hasta ruegues por la muerte. Ya sea que hables o no, encontraremos a quién está detrás de todo esto y luego tu vida no podrá ser peor”.
Ya no lo soporté y mi aura de Alfa llenó todo el lugar. El renegado se estremeció y g!mió. Luego rompió en un fuerte llanto.
“¡Fue el Alfa!”, gritó.
“¿Qué Alfa?!”, pregunté, pero él comenzó a reír con amargura en medio de sus lágrimas.
“Desencadénalo”, le ordené a un guerrero y se apresuró a hacerlo.
El tipo apenas pudo mantenerse en pie cuando lo levanté. Podía escuchar los fuertes gritos de los otros prisioneros que estaban siendo torturados cerca de nosotros.
Saqué mi daga de mi bolsillo y coloqué sus manos sobre una mesa con un golpe. Después, corté su meñique poco a poco mientras él gritaba de dolor.
“Hablaré!”, gritó.
“Eso pensé”, dije con burla.
“Un niño fue asesinado hace muchos años, un niño inocente”, dijo.
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