El destino de Tiana -
Capítulo 28
Capítulo 28:
POV: Tiana
Elsie era una buena chica y me había agradado desde el primer momento. Cualquier hombre que fuera su compañero sería afortunado.
“No lo sé, pero no creo que esté enamorada de él como debería. Escuché sobre el vínculo de compañeros, siento las chispas y todo eso, pero siento que falta algo. He sido una Princesa toda mi vida y me criaron para ser independiente”. Dijo.
“Me asusta la idea de someter mi vida a otra persona para siempre. Además, me permite salirme con la mía todo el tiempo, pero siento que, si fuera un poco más duro conmigo, tal vez me interesaría más”, me explicó.
No podía entenderlo. A mí me parecía que Ryder era demasiado dominante y controlador, pero Elsie se quejaba porque tenía un compañero que la dejaba salirse con la suya.
“Qué ironía”, dije en voz baja.
Elsie se encogió de hombros. De repente, giró hacia la puerta casi de inmediato y su expresión decayó en un instante.
“¿Qué sucede?”, pregunté, pero no tuvo que responder porque una morena entró en el comedor.
Era alta, mucho más que yo. Su seguridad y confianza decían mucho sobre su nivel. Era hermosa y era obvio que se había tomado su tiempo para maquillarse.
Comencé a sentirme consciente de mi propia apariencia cuando se detuvo a unos centímetros de nosotras. No me agradaba.
“Qué bueno verte, Elsie”, la saludó con una amplia sonrisa, pero la Princesa no le devolvió el gesto.
La chica fingió no darse cuenta de mi presencia, pero no me molestó. Aunque no la conocía, comencé a sentir de repente que era mi competencia.
“¿Qué haces aquí?”, Elsie preguntó con un tono hostil.
“Debes irte ahora mismo”.
Las tres nos giramos en dirección a la voz profunda y ronca del Príncipe Ryder, que me hizo sentir escalofríos a lo largo de mi espalda como de costumbre.
No había estado tan furiosa en mucho tiempo, o tal vez nunca en toda mi vida.
“Ay, dulce Ryder, sé que no lo dices en serio”, dijo la mujer en voz baja mientras pasaba los brazos alrededor de la cintura del príncipe.
A él no le hubiera costado nada empujarla e incluso me pareció haber escuchado molestia en su voz cuando le pidió que se fuera. Sin embargo. Algo debió haber cambiado cuando miró en mi dirección porque ahora lucía más tranquilo.
“Ya lo escuchaste, Susan. Debes irte”, intervino Elsie.
¿Susan? ¿Cómo podría olvidar este nombre? Era la mujer con la que se iba a casar. Fruncí el ceño, pero Ryder tenía una sonrisa en su rostro.
No me di cuenta de cuánta ira estaba saliendo de mí hasta que Elsie colocó su mano izquierda sobre mi derecha, que estaba apretando con fuerza el borde de la mesa.
“Ryder quiere que me quede, ¿Verdad, cariño?”.
Susan se rio contra su pecho, pero él no dijo nada.
En cambio, hizo contacto visual conmigo. Era un hijo de p%ta. Había algo mal con este hombre, sentía como si disfrutara verme enojada o como si obtuviera placer al humillarme.
Apreté los dientes y me puse de pie. Elsie hizo lo mismo, así que Susan giró en nuestra dirección y sus ojos se encontraron con los míos por primera vez. La sonrisa en su rostro desapareció al instante mientras me observaba de pies a cabeza.
“¿Quién eres tú?”, preguntó, separando su cuerpo del de Ryder y acercándose a mí.
Quería arañar su rostro maquillado a la perfección y decirle que se mantuviera alejada de lo que me pertenecía, pero sabía que solo me haría parecer una novia territorial y celosa, algo que a Ryder le hubiera encantado presenciar.
“¿Quién eres tú?”. Pregunté en lugar de responder sin apartar mi mirada de la de ella.
“Susan”, respondió rápido.
“Ryder es mi futuro esposo”.
Él apareció a mi lado en un instante y entrelazó sus manos alrededor de mi cintura. Me dila vuelta para mirarlo.
“No soy tu futuro esposo”, se apresuró a corregirla y ahora era mi turno de sonreírle a Susan con desdén.
“Ella es Tiana, mi compañera”. Hizo hincapié en la última palabra y la mujer soltó un gruñido bajo.
Le respondí con un gruñido más fuerte y ella me miró estupefacta.
Yo también estaba muy sorprendida, nunca le había gruñido a nadie, pero en mi defensa, ella lo había hecho primero. La habitación se quedó en silencio durante mucho tiempo y, cuando miré a Elsie, estaba boquiabierta. ¿Qué había hecho?
Supuse que había gruñido más fuerte de lo que pretendía.
Ryder, por otro lado, me miraba con un brillo en sus ojos, casi como si estuviera orgulloso. Apretó su agarre alrededor de mi cintura y noté que sus ojos lucían más verdes de lo normal.
Entonces comenzó a sonreír poco a poco y se inclinó sobre mí para darme un suave beso en la frente, lo que hizo que Susan se enojara más.
“Tu papá me pidió que viniera”, dijo la mujer.
“Y no me iré por lo pronto”, agregó antes de darse la vuelta y alejarse mientras balanceaba las caderas a propósito.
Miré su espalda y arrugué mi nariz. Esta mujer no quería irse.
Me giré hacia Ryder con una ceja enarcada.
“No me mires así”. Se encogió de hombros, soltando mi cintura con gentileza.
“Ya la escuchaste, mi papá le pidió que viniera”
“No quiero que se quede”, dije con firmeza, pero sorprendida de lo autoritaria y confiada que había sonado.
Sabía que era mi loba, que estaba saliendo de su escondite otra vez, él se inclinó sobre mí.
“Me gusta cuando te pones posesiva conmigo, me excita demasiado”, me susurró con una sonrisa de satisfacción.
Me sonrojé de vergüenza. Mis ojos se desviaron hacia su cintura, tragué saliva y aparté la mirada de inmediato. Elsie se aclaró la garganta, parecía que a ella también le resultaba divertido. Me preguntaba si de verdad había sonado posesiva porque no era algo de lo que me consideraba capaz de hacer.
“Yo me encargaré de esto”, dijo y luego salió por la puerta.
Me quedé observando su espalda y no dejé de mirar en su dirección incluso después de que se había ido. Cuando volteé hacia Elsie, vi que todavía tenía una sonrisa en su rostro.
“¿Qué te parece tan gracioso?”. Puse los ojos en blanco.
“Te ves muy celosa”. Resopló y se volvió a sentar, pero yo no tenía ganas de sentarme.
La imagen de Susan sobre el cuerpo de Ryder seguía presente en mi cabeza y me estaba volviendo loca. Además, el hecho de que él hubiera querido que yo reaccionara me enfureció aún más.
Sabía que le había dicho que no lo quería y que ya me había demostrado su punto cuando me había besado la noche anterior, pero empujarme a mis límites para que reaccionara era malicia pura.
“A veces es muy irritante, bueno siempre lo es”. Rechiné los dientes.
Thomas había visto toda la escena y ya me estaba acostumbrando a tenerlo cerca. Había estado detrás de mí toda la mañana, pero no mostraba ninguna expresión, actuaba como sí no hubiera presenciado nada. Era un típico guardaespaldas.
Al menos ya no me parecía intimidante y no me miraba como si fuera una broma, ahora solo actuaba como si no supiera que pasaba a su alrededor.
“Dale tiempo, Tee. Ya cambiará, pero tampoco debes sacarlo de quicio. No lo olvides, Ryder tiene una inclinación hacia la venganza. Le gusta dejar las cosas en claro, pero solo cuando algo le interesa de verdad”, explicó.
”Y en cuanto a Susan, si se va a quedar tanto tiempo como dice, va a ser una piedra en tu zapato, sobre todo porque los dos tienen un pasado juntos”.
Fruncí los labios. Tenían un pasado. Sentía que mi ira regresaba con solo imaginarla en los brazos de mi compañero.
“Oye, tranquilízate. Vamos a dar un paseo”, sugirió Elsie.
“Sí me gustaría”.
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