El destino de Tiana -
Capítulo 22
Capítulo 22:
POV: Tiana
«Ya tienes una mujer que es miembro de la realeza y que será tu esposa y compañera por elección, Susan reúne todas las cualidades necesarias para ser una reina Luna”.
Sentí que mi corazón se contrajo al escuchar el nombre de otra mujer.
Su padre tenía razón, ya sabía que no era digna de un príncipe, pero la forma en que lo había dicho me hizo sentir peor de lo que ya me sentía.
«Nadie eligió a tu compañera por ti, papá. ¿Por qué sientes que tú si puedes elegir por mí?», respondió Ryder.
«Oh, pero no estarás pensando en casarte con ella, ¿Verdad?». Su padre enarcó una ceja, pero Ryder no respondió.
En cambio, solo lo miró y su silencio fue la confirmación que yo necesitaba. Su padre procedió a decir lo que yo habia estado pensando.
«Se lo fuerte que puede hacerte tu compañera y entiendo que un Rey Alfa la necesita para hacer que su lobo se vuelva más fuerte y su reinado sea exitoso. Puedes tenerla como tu amante si quieres sentir esa fuerza pero sabes que Susan es la indicada para ti. Además, sé que te gusta»
Ryder me apretó más fuerte la rodilla y todos pudimos sentir la ira emanando de él. Presionó su tenedor con su otra mano con tanta fuerza que parecía que quería arrojárselo a su padre. El rey lo desafió con una mirada similar.
«No permitiré que hables así de ella», susurró antes de dejar caer el tenedor con enojo sobre su plato. Iba a ponerse de pie, pero lo detuve y giró hacia mí atónito.
No sabía de donde había sacado el valor, pero ya habia tenido suficiente. Sabía que solo un tonto le respondería al rey Alfa, pero lo hice.
«Con todo respeto, señor, no soy una herramienta para el uso de nadie. No le pedí a la Diosa de la Luna un segundo compañero y….
«¡Silencio!», gritó, haciéndome estremecer y parpadear para contener las lágrimas que amenazaban con escapar de mis ojos.
«¿Quién te dijo que podías hablar?», gritó.
Bajé mi mirada a la mesa de nuevo.
Todo este tiempo, los demás habían estado observando el intercambio de palabras entre padre e hijo, pero ninguno habla intentado interrumpirlos.
«¡Ya fue suficiente, padre!».
Tanto padre como hijo miraban a los ojos el uno al otro. Me sentía, humillada, avergonzada y tenía todo tipo de emociones que nunca habia sentido a pesar de que estaba acostumbrada a que me ridiculizaran en la Manada Eclipse.
«No aprendiste la lección con Adeline? ¿No ves que terminará justo como ella?», preguntó su padre histérico y esta fue la gota que colmó el vaso.
Ryder le respondió con un fuerte gruñido llenó de tanta autoridad que hizo que todas las demás personas en la mesa, sin contar a su padre, le mostraran el cuello, incluida yo.
Era su aura de Alfa, que habia salido como resultado de su ira. Incluso vi que los platos sobre la mesa se sacudieron y que los cubiertos cayeron al suelo.
«Menciona su nombre una vez más y olvidaré que eres mi padre”.
Nunca habia escuchado a Ryder así. Sin duda alguna, esta era su bestia interna.
Podía sentir su poderosa aura llenando toda la habitación y estaba segura de que habia legado a cada parte de este castillo.
Su padre no dijo nada más, tan solo se quedó mirando a su hijo. Eran como dos bestias que querían destrozarse del uno al otro. Esto me hizo preguntarme quién era Adeline y por qué era tan especial para él.
Solo necesitó escuchar su nombre para que su lobo enojara. Sentí que mi pecho se apretaba aún más.
Le importaba mucho la tal Adeline.
Ya sabía que esta cena no iba a salir bien, pero no esperaba que resultara así de mal. Después de lo que me pareció una eternidad, sujetó mis manos entre las suyas, me levantó de mi silla y salimos del comedor.
Todavía podía sentir la dura mirada de su padre sobre nuestras espaldas mientras salíamos y también podía sentir la ira de Ryder a medida que caminábamos de regreso a su casa.
Tuve que acelerar el paso varias veces para igualar sus largas zancadas, pero me alegré de por fin estar fuera de la presencia del rey.
Una vez que estuvimos dentro de su habitación, Ryder cerró la puerta con fuerza. y dejó escapar un gruñido bajo y frustrado.
Tenía un poco de miedo de acercarme a él con este estado de ánimo, así que me quedé de espaldas a la puerta y lo observé caminando alrededor de la habitación hasta que su ira comenzó a desvanecerse.
«¿Tuviste un compañero antes que yo?”, preguntó irritado.
Era muy conveniente de su parte actuar como si yo hubiera cometido un crimen cuando su padre acababa de mencionar a sus mujeres y me habia dicho en mi cara que no era digna de ser la compañera de su hijo.
«Si”. Tragué saliva mientras recordaba a Jordan por enésima vez en este mismo día.
Parecía enojado por un segundo, pero su ira duró poco y su mirada se suavizó. Luego toda su rabia desapareció en un instante.
«¿Qué pasó Tee?”, me preguntó.
Aparté la mirada porque es algo que nunca habia hablado con nadie. Quería enterar para siempre todo lo que tenía que ver con la Manada Eclipse.
Sentía que su ira volvía a acumularse cuando no respondí de inmediato.
«Él no me quería”.
Al responder, me di cuenta de que no sentía nada más que ira y odio hacia Jordan. Antes, me avergonzaba decirle a alguien que me habían rechazado. Ni siquiera habia podido decírselo a Layla, pero, ahora que pensaba en él, me siento asqueada.
«Me rechazó”.
La habitación se quedó en silencio por un momento antes de que me hablara con voz suave.
«Él se lo pierde”, dijo, lo que hizo que lo mirara de repente.
«Supongo que Jordan es el siguiente Alfa». Asentí.
Me sorprendía que lo supiera, pero Ryder era el futuro rey Alfa, por lo que estaba involucrado en casi todas las manadas y podía haber tenido uno o dos asuntos con la Manada Eclipse.
Todavía me sentía terrible por cómo habia salido la cena con su padre y por todas las cosas que acababa de enterarme sobre él. Sentía que estaba en este lugar con un completo extraño que nunca conocería del todo debido a su arrogancia.
«¿Y tus padres te dejaron sola?», preguntó de nuevo y me encogí de hombros.
Si no lo hubiera conocido bien, habría pensado que le importaba.
Comenzó a caminar hacia mí y sentí que mi corazón se aceleró de nuevo. Presionó ambas manos contra la puerta detrás de mí, atrapándome mientras su respiración golpeaba mi cara con fuerza.
Lamí mi labio inferior de manera inconsciente, mi cuerpo estaba reaccionando a su cercanía como de costumbre.
«No me importa con quién hayas estado en el pasado. Ahora, me perteneces a mí y solo a mí”, afirmó con voz ronca.
La inconfundible autoridad y posesividad eran muy evidentes en su voz.
«¡Ni siquiera me quieres!”, exclamé.
«Vas a casarte con Susan o Adeline o con quien sea, yo soy una don nadie. ¿Por qué siquiera estoy aquí?». Me quejé.
Pero él solo me miró a los ojos. Esperaba que me gruñera o se enfadara como con su padre cuando habia mencionado el nombre de Adeline.
Sin embargo, tenía una sonrisa en su rostro. Por algún motivo que desconocía, sentí la necesidad de hacerlo enojar.
Traté de apartarlo de mi camino con un empujón, pero era como si estuviera empujando una roca. La sonrisa en su rostro se agrandaba con cada palabra que salía de entre mis labios.
Y solo para que lo sepas, yo tampoco te quiero a ti, dije con seguridad.
Su sonrisa se borró de inmediato tras esta declaración.
«Repite eso”, dijo
Sus ojos se oscurecieron.
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