El destino de Tiana
Capítulo 2

Capítulo 2:

POV: Tiana

“Hablando de parejas, mañana cumples dieciocho años y estoy segura de que al menos las cosas cambiarán y finalmente encontrarás tu pareja”.

Vuelvo a fruncir el ceño.

“Vamos, no es tan malo, es una persona más que te amará y verá lo preciosa y valiosa que eres”.

No creo que ningún hombre me ame, pero no le expreso mis miedos a Layla, pero trato de sonreír para ella.

“¡Feliz cumpleaños, Tee!” gritó Layla mientras me despertaba de un golpe, gemí cuando el brillo del sol deslumbró mis ojos; al levantar la mirada, veo que ella está sosteniendo un pequeño pastel con una enorme sonrisa en su rostro. Juro que cerré mi puerta anoche, ¿Cómo hizo para entrar?

Me obligué a sentarme erguida. Luego miré el reloj al lado de mi cama y rápidamente me levanté de un salto: “Ay, cielos”.

Eran casi las 9:00 a.m. por lo que la Señorita Anna estaría tan enojada que estaba segura de que me daría trabajo extra y un castigo.

“Gracias, Layla”. Le digo en tono seco, luego tomo el pastel, lo dejo a un lado sobre la mesa y le doy un pequeño abrazo.

Ella frunce el ceño y g!me, “Sé que no te gustan los cumpleaños, ¿Pero al menos podrías fingir un poco de emoción?”

“Estoy emocionada”, mentí.

“Gracias por el pastel, pero tengo mucho trabajo por hacer”.

“Puedo suplicar para que te den el día libre, todos merecen tener uno”, dice Layla y yo pongo los ojos en blanco: por mucho que me gustaría tener el día libre, no me interesa quedarme en mi habitación, regodeándome en autocompasión y pensando en todas las formas en las que mi vida habría sido mejor si esa noche de hace doce años hubiera sido diferente.

Creo que prefiero hacer todo ese trabajo sucio que tengo pendiente en la manada y aceptar todos los insultos que me esperan el día de hoy: seguramente Layla era la única que recordaba mi cumpleaños.

“Quiero hacer mi trabajo, pero podríamos comer el pastel más tarde, cuando termine con la ropa del Beta Leo”, le sugiero.

Leo es el padre de Bella y se supone que debería estar limpiando su casa ahora, le prometí a la Señorita Anna que estaría allí a primera hora de la mañana.

Aunque Bella trata de convertir mi vida en un infierno, su padre es muy amable conmigo; es el hermano del Alfa. Jayce y Jordan son sus sobrinos, pero nunca me culpó por su muerte.

A veces me da regalos y se disculpa por la forma en la que me trata la manada, es completamente diferente a su esposa e hija: también tiene un hijo, pero lleva un tiempo fuera, nadie sabe realmente dónde está.

Cuando llegue el momento de que tome la posición de su padre como el Beta de la Manada Eclipse, supongo que regresará, de todos modos tampoco me importa.

Layla me agarra de las manos y me empuja frente al espejo, no sé qué es lo que quiere, así que me giro hacia ella y la miro con la ceja levantada.

“Mírate, Tee, ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo para cuidarte?, ¿Así es como quieres vivir el resto de tu vida?”, pregunta ella con voz agitada.

Me miro en el espejo y veo que he perdido más peso desde la última vez que me miré, mi espeso cabello negro está regado por todo mi rostro y mi espalda, y parece como si me rogara para que le pasara un peine.

Mis ojos color avellana se ven apagados y tengo bolsas en los párpados. Anoche me acosté tarde, y todavía me duele la espalda de todo lo que lavé ayer, pero me sentiré mejor una vez que el agua toque mi piel.

En mi opinión, no me veo tan mal, solo necesito un poco más de peso y tranquilidad.

“No necesito un día libre, y aunque quisiera, no lo voy a tener”, digo, encogiéndome de hombros.

Layla sacude la cabeza, soy cinco centímetros más alta que ella, que mide 1.65 metros, pero esto no se nota a simple vista debido a su tipo de cuerpo.  Ella pesa más que yo, y aunque no es gorda ni flaca, sino que tiene la figura perfecta, no deja de quejarse y siempre dice lo mucho que desearía que pudiéramos usar la misma ropa.

“Sigues manteniendo toda esta belleza encerrada en esa ropa horrible que usas, ojalá fuera la mitad de hermosa que tú para tener a todos los chicos a mis pies, en especial a Logan”, se queja y esta vez no puedo evitar reírme a carcajadas.

Layla es hermosa, pero no deja pasar ninguna oportunidad para decirme que yo soy más linda que ella, es muy dramática. Antes de que pueda responder, la puerta se abre de golpe y entra un rostro que no quería ver.

“Idiota, ¿Qué haces aquí todavía?”, me regaña la Señorita Anna.

“Deja que descanse un poco”, me defiende Layla, pero rápidamente pongo mis manos sobre su boca para evitar que siga hablando.

“Estaré en casa del Beta Leo en quince minutos” le aseguro con una sonrisa arrogante, ella me mira, luego se gira hacia Layla, también la mira y espeta.

“Si no estás allí en quince minutos, te arrepentirás”.

Después se aleja y Layla aparta mis manos de su rostro e imita a la Señorita Anna. La Señorita Anna ha estado a cargo de la limpieza de esta manada desde que la conozco. Es decir, mis dieciocho años de vida: nunca ha tenido pareja, y la gente dice que esa es la causa de su amargura.

“Por favor, Layla, no quiero tener ningún problema hoy”, le suplico, mirándola con ojos de cachorrito: sé que quiere que sea feliz en mi cumpleaños, siempre quiere lo mejor para mí, pero en este momento no estoy de buen humor.

“Vale”, accede.

“Avísame tan pronto como estés libre para que podamos comer el pastel juntas, también traeré bebidas”, dice, antes de irse.

Suspiro y me apresuro a tomar mi baño, Layla es una chica dulce, solo la tengo a ella, me pregunto cómo sería mi vida si no estuviera conmigo.

Me recojo el cabello en un moño suelto, me visto con mi ropa de trabajo, y como de costumbre. Recibo las miradas desdeñosas de todas las personas que me ven, pero yo solo miro hacia abajo y continúo hacia la casa del Beta.

Después de la muerte de Jayce, decidí entrenar por mi cuenta, no se me permitía hacerlo en la manada, así que cada vez que estaba libre, me alejaba para entrenar sola, sin que nadie me viera.

Quería aprender a luchar, no solo para defensa personal, sino para poder ayudar a los demás si hubiera sabido pelear no me habría quedado allí, gritando, mientras los canallas devoraban a Jayce.

Sé que apenas tenía seis años, pero quizá podría haber hecho algo.  Tal vez por eso todavía no tengo un lobo, ya he cumplido dieciocho, y muchas veces he sentido en mi la presencia de otro ser.

Tenía la esperanza de que fuera mi lobo, pero ahora estoy convencida de que solo ha sido producto de mi imaginación, porque todavía no lo tengo.

Era lo único que había estado esperando hoy, pero aparentemente tampoco va a suceder, la mayoría de los hombres lobo se transforman por primera vez a los dieciséis años, algunos a los catorce. Pero el que he visto que más ha tardado fue a los dieciocho años.

Esperaba transformarme hoy, esa fue una de las principales razones por las que trabajé hasta las 2:00 a Caracas a.m. esperaba que ocurriera en la madrugada, salí bajo la luna llena, pero no sentí nada, parece ser que incluso la diosa de la luna me odia, y por eso todavía no tengo mi lobo.

“Cuidado, escoria”

Choqué por error con alguien, que me empujó con un rostro irritado.

“Lo siento”, murmuré, pero él no se detuvo ni respondió, y simplemente siguió caminando.

“Imbécil”, murmuró en voz baja.

Por suerte, cuando llegué a casa del Beta Leo, su hija no estaba, tampoco su esposa, sino que solo estaba él. Cuando me vio, me envolvió en un abrazo y me saludó con una sonrisa.

“Tiana”.

“Buenos días, Beta Leo, siento llegar tarde”.

“Tonterías, sé que hoy es tu cumpleaños. ¡Feliz cumpleaños!”

Luego sacó una pequeña rosa me la entregó y me reí: ni siquiera estoy segura de cómo sabía que era mi cumpleaños, pero estoy muy feliz.

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