Capítulo 86:

De repente, estuvo a punto de chocar contra un árbol antes de volver a mirar hacia delante y salvarnos de un impacto casi mortal.

Eso me hizo dar un respingo y le lancé una mirada feroz como diciendo ‘mira por dónde vas’, mientras jadeaba para recuperar el aliento. Ahora tenía el estómago encogido, apoyé las piernas en el salpicadero y me recosté en el asiento para intentar calmarme.

Mi loba aún no se había dado cuenta de que podía salir a jugar ahora que éramos libres, pero otro susto como aquel y ella no dudaría en aparecer, Estaba harta de romper y perder ropa, además sería incómodo sentarme desnuda junto a ese hombre.

“Alora… sí, es difícil de asimilar y me gustaría señalar, que como en el caso de Colton, el cruce no siempre tiene éxito, dado tu magistral ADN y tu habilidad para curar, muy parecida a la de los vampiros. Pero cómo puedes dudarlo estando aqui sentada, siendo la prueba misma de ese tipo de unión. Tu ADN te hace señas y te dice ‘Aquí estoy’”, él palideció al verme, como si yo me comportara de manera absurda.

Sus palabras fueron como un puñetazo en el estómago. Entonces, volteé hacia él, con los ojos desorbitados por lo que había dicho.

“¡¿Qué?!”, esa no era para nada la respuesta que esperaba de él, parpadeé con la boca abierta y frunciendo el ceño intensamente.

“Creí que habías dicho que yo era una bruja y una loba”, exclamé con lentitud y precisión, mientras le recordaba lo estúpido que sonaba.

“No, querida, dije que eras una híbrida… asumiendo que tu madre era mitad y mitad, sin conocer su historia, pero por tu transformación está muy claro lo que eres. Eres blanca… las brujas generalmente engendran lobos negros, algo racial, supongo”, comenta el doctor.

“Ya sabes, como los humanos, donde un latino y un blanco hacen un semi latino, y un blanco con otro blanco hacen humanos blancos… añádeles un toque de color, y sus bebés serían increíblemente diversos. Los vampiros sin embargo… la falta de sol y el hecho de ser muertos vivientes, fascinantes biológicamente hablando, producen lobos blancos”, explica.

“Curiosamente, las características de los lobos predominan en todos los híbridos que cuentan con dicho ADN. Es sorprendente… la fuerte genética de estos”, dijo.

“Y en algunos casos, muy raros, en los que el gen vampiro es igual de fuerte, pero aun así, no está a la altura de la poderosa bestia… los bebés tienen la suerte, el don, a lo largo del árbol generacional, de tener los ojos rojos. Eso es increíble”, él estaba demasiado satisfecho con su historia, y la alegría absoluta de su rostro no hacía más que aumentar mi horror.

No sé si mi mente abandonó mi cuerpo por completo, o si el trauma y la sensación de entumecimiento me dejaron sin sentido, pero juro que tuve una experiencia extracorpórea en la que estuve a punto de desmayarme mientras lo miraba fijamente, sin comprender, sin ser ni remotamente capaz de reaccionar ante aquel fragmento de información, y sin decir nada en absoluto.

Soy un híbrido de vampiro. ¡No! ¡No puede ser!

“¿Estás bien, querida?”, escucho la voz del médico a la distancia y me doy cuenta de que estoy aletargada. Todavía vamos por el ruidoso, oscuro e improvisado camino a través del denso bosque.

Estaba tan ensimismada que no me di cuenta de lo que pasaba a mí alrededor. Mis mejillas están húmedas por las lágrimas y dirijo una mirada vacía al frente, desconectada, como si todas las personas que conocía hubieran muerto repentinamente de una manera horrible, otra vez, y yo tuviera que mirar.

“No puedo ser una de esas… esas… criaturas. Mataron a todos en el orfanato”, emito un susurro suave y lastimero y no me atrevo a mirarlo.

Mi cabeza está llena de confusión, dolor y preguntas, y sigo imaginando la cara de Colton, su sonrisa con hoyuelos y esos profundos ojos oscuros y sensuales, y lo que va a pensar cuando se entere… Meadow, la manada… ¿Ahora cómo me mirarán?

Soy el enemigo, y he estado entre ellos todo este tiempo.

“Alora, esos seres no siempre fueron los lobos asesinos sedientos de sangre que ves ahora. Los vampiros también tienen un propósito en el gran esquema de las cosas, y su especie vale tanto como los lobos. Entre ellos hay algunos muy parecidos a los de tu especie, que son pacíficos y que aman la tierra, como algunos de los lobos; ni siquiera cazan humanos y nunca quisieron que hubiera batallas y guerras”, explica.

“Es una enemistad tan ridícula que los libros de historia no la registraron correctamente, y nadie sabe en realidad por qué estas especies se enzarzaron en una guerra entre sí. Es una causa olvidada. No eres una criatura, y esto no cambia quién eres por dentro. Sentada frente a mí, eres la misma chica intrépida que eras hace diez minutos”, comenta.

Rompo en llanto y caigo hacia adelante, Acuno la cara entre las manos e intento desesperadamente recuperar el aliento y calmar la tormenta de sentimientos que me golpean con fuerza y se retuercen dentro de mí. No es justo. ¿Por qué el destino me arroja todas estas patrañas? ¿Qué hice para merecer esto?

“No lo verán de esa manera. ¿No lo entiendes?”, me siento bruscamente para mirarlo con lágrimas rodando por mi rostro y goteando de mi barbilla, mientras mi corazón se rompe de nuevo y mi alma se desgarra.

“La manada nunca me aceptará si lo saben y Colton… repudiará lo que soy. Lucho contra ellos, mató y también sobrevivió a esa guerra… los odia con una pasión sin igual”, eso fue obvio cuando le arranco la cabeza al que me tenía en sus garras y la arrojó por encima del muro del orfanato.

Siento náuseas al pensar en cómo va a reaccionar, o cómo me va a mirar. No puedo soportar recordar cómo mutó su rostro: del de un chico lindo, descarado y feliz, a algo odioso, algo parecido al de Deacon. Me vería como si fuera una mezcla cruda de partes viles; le daría asco mi existencia.

“Querida niña, dijiste que el chico dejó huella en ti. Eso significa que comparten el tipo de amor más puro que existe algo especial, y estoy seguro de que eso significa que aceptará lo que eres, especialmente si se parece a Sierra. Eso no te define… eres la misma chica. Además, tiene que darse cuenta de que es medio brujo. Sé que eso, en la tradición de los lobos, es igual de malo; es posible que le cueste más trabajo superar eso que tu noticia”, comenta el doctor.

El doctor se encoge de hombros como para señalar que Colton probablemente tendrá problemas más grandes y yo niego con la cabeza.

“¿Por qué yo?”, no es realmente una pregunta, sino una muestra verbal de mi desesperación.

Me hundo en mi asiento, levanto la cabeza para mirar el techo sobre nosotros y trato con todas mis fuerzas de recobrar la compostura. Contengo el llanto, como una tonta vulnerable.

Nada de esto va a ser de ayuda en nuestra situación actual, y por mucho que quiera gritar y arrancar esa parte de mí, necesito dejarla a un lado y concentrarme en el ahora y en nuestro problema más grande.

Necesitamos protección y debo vincularme a Colton para obtenerla.  Ni siquiera sé qué decirle, o cómo, especialmente ahora que esto es lo más importante en mi cabeza. Me asusta cómo va resultar eso, y ni siquiera sé si el enlace funcionará o si me bloqueó.

“Tal vez porque eres importante y ser parte vampiro te aporta algo que le da sentido a la profecía. Sus destinos siempre tienen una razón de ser. ¿No es eso lo que dicen los de tu clase? Tal vez haya una razón por la que eres así y Colton es medio brujo. Imagínate los híbridos que resultarían de su unión”, dice.

“Sus hijos serán la mezcla de tres especies fuertes, si tu cuerpo les permite llegar a buen término. Eso es alucinante. No creo que haya existido nunca una raza así”, el dejo de emoción en su voz inevitablemente empuja más adentro el cuchillo con el que me apuñala el corazón.

“¡No habrá niños ni una maIdita unión! Colton dejó huella en otra, ¡Así que eso terminó!”, digo con una brusquedad casi hostil y me siento con la espalda recta para fulminarlo con la mirada, mientras un dolor abrasador rasga mi pecho a gran velocidad.

Recordé todas las razones por las que estaba tan enojada con ese imbécil y por qué no me he acercado a él desde que me fui. Que te jodan, Colton. ¡Eres un niño consentido y débil que tendría que haber madurado y haberse dado cuenta de que esto nos superaba! Yo era la elegida, no ella. ¿Cómo pudiste?

Realmente no lo digo en serio, bueno, no del todo, pero todavía estoy devastada porque traicionó nuestro vínculo. No importa la razón, incluso si estaba justificada en el gran esquema de las cosas. No creo que jamás pueda perdonarlo por herirme de esta manera y por destruir la que estaba destinada a ser una unión perfecta,

“Oh, querida, ¿Estás segura de que él…?”.

“¡Sí, bastante segura!”, le espeto, imitando su acento inglés con altivez. Como si no supiera lo que es ese dolor que me golpeo en el pecho y casi me mata aquel día.

Todavía no me recupero por completo y cargo ese fardo constantemente, como un pesado sudario que siempre me recuerda que amaré a alguien que nunca podré tener. Él está tocando una herida muy sensible y abierta, lo cual no mejora mi estado de ánimo.

“Ya veo. Entonces, si está con otra, ¿Cómo sabes que puedes…?”, señala su sien, mirándome a los ojos, haciendo movimientos circulares, insinuando un vínculo mental.

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