El destino de la huerfana -
Capítulo 107
Capítulo 107:
Estábamos dando un espectáculo en la entrada, y aunque algunos miembros de la manada se habían dispersado, pillamos a muchos asomándose por las ventanas.
Las reacciones fueron variadas respecto a lo que la manada había visto cuando nos unimos mentalmente, pensé que estaban todavía conmocionados y tristes por descubrir que habían sido criados durante tantos años con mentiras. El hombre en el que confiaban resultó ser el villano de nuestra propia historia.
Podía imaginar que, a pesar de no ser de su familia o su padre, seguía siendo de su manada, de su sangre y el alfa, y eso tenía que afectarlos profundamente. La manada Santo siempre había sido orgullosa y unida, incluso para su enorme tamaño. Así había resistido durante generaciones.
Meadow sollozó, me abrazó como si fuera a romperme todos los huesos del cuerpo y se puso a despotricar en español, profiriendo insultos durante diez minutos, mientras pataleaba, levantaba las manos y señalaba al cielo.
Pensé que le estaba reprochando al destino por permitir todo esto, pero como el español es un idioma que nunca aprendí, no tenía ni idea. Estaba exaltada y llena de furia, pero también de profunda tristeza, pues se detenía una y otra vez para recuperar el aliento y llorar un poco más.
Cesar me miró en silencio durante un largo rato, hasta que me sentí casi incómoda; tenía un rostro pensativo, marcado por la preocupación, y luego me pidió disculpas de todo corazón por todo lo que su ‘sangre’ me había hecho durante la mayor parte de mi vida. Justo antes de acercarse y darme un fuerte abrazo que me hizo sentir realmente bien.
Fue firme y sincero, y pude sentir su genuino remordimiento por forrar parte del grupo que me había arrebatado todo lo mío. Cesar desempeñaba un papel paternal dentro del círculo interno y, por primera vez, me sentí como uno de sus cachorros.
Los gemelos se sentaron en el suelo, sobrecogidos, y no dejaron de mover sus cabezas con incredulidad, perdidos y, al mismo tiempo sintiendo que de algún modo les habían quitado una venda de los ojos. Todos se miraban los unos a los otros, enlazando sus mentes claramente para cuestionar cada detalle.
Sin embargo, ellos parecían ser los más lentos a la hora de entender cómo encajaba todo, y luego se sentaban y miraban desconcertados. Tenían expresiones en blanco, exceptuando sus ojos muy abiertos y sus bocas fruncidas. La tristeza de su aura era evidente.
Radar perdió la cabeza por completo, y me estremecí cuando gruñó en voz alta, maldijo el nombre de Juan y se marchó furioso en medio de una diatriba, semi convertido en lobo porque no podía controlarlo, y dándonos espacio.
Murmuró entre dientes, pero escuché el nombre de Sierra, y cómo Juan la había mantenido prisionera de su propia mente durante todos esos años negándole a Radar su derecho de proteger a su Luna. Radar parecía ser él más furioso, pero supongo que debido a lo que siente por Sierra, tiene sentido que reaccione agresivamente.
Él regresó cuando Meadow terminó de maldecir al destino y se quedó en silencio, mostrándose melancólico y de vez en cuando miraba al suelo profundamente pensativo, Su mente estaba confundida.
Matteo, como siempre, era el más calmado del grupo y no dejaba de interrogar a Colton, diciendo cosas como ‘No puedo…’ y luego repasando cada detalle como si necesitara confirmación.
Emocionalmente, parecía incrédulo, con una actitud fría, pero tenía una mirada de angustia absoluta ante el hecho de que su alfa les hubiera mentido a todos, permaneció cerca de Colton, proporcionando una sensación de tranquilidad y estabilidad mientras los demás estaban alterados.
Jesús se desahogó en voz alta, contra nadie, contra todo, deambulando en círculos y hablando consigo mismo mientras pateaba la grava de la entrada con fuerza. De vez en cuando volvía al círculo, me acariciaba la cabeza y me decía ‘Lo siento mucho, niña’.
Creo que quería decir ‘lo siento’, pero no estaba segura y no quise pregúntale mientras todo el mundo estaba visiblemente conmocionado.
Jesús era un poco dramático, y su energía erizaba el aire a mí alrededor cada vez que se acercaba. Tenía que sentirse dolido por haber dejado que le hicieran daño a su manada. Él era excesivamente protector, y casi podía saborear su deseo de venganza contra Juan.
Colton y yo nos pusimos uno al lado del otro y él tomó mi mano, mientras esperábamos un poco para dejar que lo asimilaran.
Me quedé de pie, sin expresión, entumecida, con el cansancio controlando mi cuerpo, lo único en lo que podía concentrarme era en su cálida piel contra la mía, y en lo desgarradoramente correcto que eso se sentía. Su tacto, como siempre, me mataba suavemente.
Ahora todos estábamos dentro, tomando tazas de café, excepto yo, que me negué y quise tumbarme horizontalmente mientras todos discutían. Necesitaba un poco de tranquilidad y calma para dejar que todo lo que había sucedido en los dos últimos días se asentara y lo pudiera digerir.
Sentía como si me hubieran bombardeado y golpeado la cabeza y, de alguna manera, estaba mentalmente magullada y necesitaba un silencio suave y tranquilizador.
Ahora todo estaba en calma, y los demás estaban atrapados en sus propias mentes, salvo por alguna que otra frase poco frecuente que se escuchaba, la mayor parte del tiempo se comunicaban con asentimientos de cabeza.
Pensé que les llevaría más de unas pocas horas comprender la levedad de la situación y el pasado. Aún no sabemos qué más nos dirá la madre de Colton, si es que nos cuenta algo.
Sin embargo, me sentía bien de volver a estar entre ellos. La familiaridad, la seguridad, y aunque solo formé parte de su manada por poco tiempo, me sentía como en casa y de vuelta en los brazos de mi familia.
Algo que había deseado y anhelado durante los últimos diez años de mi vida, y que nunca pensé que fuera posible dentro de la manada Santo. Especialmente después de descubrir todo sobre Juan. Carmen seguía sin aparecerse, y empezaba a preguntarme si su ausencia tendría que ver con la guerra en la montaña.
Colton dijo que su padre era el beta de Juan, así que por supuesto este le prohibiría venir aquí, y tal vez incluso la mantendría como rehén para asegurarse de que no avergonzara a su familia siguiendo al ‘traidor’.
No podía imaginarme que a Juan le hubiera gustado que la propia sangre de su segundo al mando siguiera a su hijo fuera de la montaña. Él se creía más poderoso que un vínculo de pareja.
Eso explicaba el deseo de Colton de empezar algo conmigo, como si él no tuviera ya una hembra por ahí. Pensaba que como su pareja era inalcanzable, un imposible por las circunstancias y una causa perdida que había escogido bajo presión podía ignorar el vínculo y empezar de cero conmigo.
Porque nuestro vínculo emocional nunca se había roto, y sus sentimientos no habían cambiado como él esperaba.
Eso no iba a ocurrir. El mero hecho de pensarlo me ahogaba por dentro, y hacía que mi corazón se estrujara, y latiera, dolorosamente. Esa incómoda pesadez en mis entrañas, me recordaba que nunca podría perdonar y olvidar que él nos abandonó e hizo lo que más me dolió.
No podía dejar atrás la traición, ni lo que hizo, y definitivamente no podía convertirme en una mujer impura dispuesta a tener a la pareja de otro, solo porque ella no podía estar aquí físicamente.
Me revolvía el estómago que me pidiera eso. El amor no significaba nada cuando estabas ligado a otro. Iba contra las reglas, las leyes de la manada y contra mi propio código moral. Yo merecía más.
“¿Y ahora qué? Si Juan sabe que está aquí, Alora corre peligro. Puede que intente reunir suficientes lobos para atacar la casa”, dijo Matteo rompiendo el silencio, y atrayendo todas las miradas hacia él mientras se recostaba en el sofá.
Sus palabras me sacaron de mis propios pensamientos y me senté apoyándome en un codo para mirarlo desde una posición semi recostada. Mis entrañas se revolvieron un poco, y mi ansiedad aumentó, al pensar que mi presencia podría poner en peligro a todos los que amaba.
Sobre todo porque no podía predecir si eso ocurriría.
“No, la vida de mi mamá está ligada a la de ella… si algo le pasa, entonces mi mamá también muere, y como ella sigue enlazada a mi papá, ese sería su fin. Está loco, pero no es estúpido. Nunca pondría en peligro su propia vida. No atacará porque tenemos más guerreros que él, y ya perdió una vez en la montaña”, dice Colton.
“Además, no tiene sentido intentar recuperarlas. Sabe que conocemos la verdad y pronto la esparciremos entre nuestra manada. Retenerla ya no es su objetivo, pues no puede retroceder en el tiempo”, continúa diciendo.
“La única amenaza ahora sería que Alora cumpliera la profecía y él no pudiera hacer nada al respecto. La protegemos, la mantendremos cerca dentro de nuestro círculo, igual que al resto. La protegeremos a ella y a mi madre. Son las dos personas más importantes en este asunto, y también lo son para mí”, Colton giró, se apoyó en la chimenea y exhaló con fuerza.
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