El contrato del Alfa
Capítulo 79

Capítulo 79:

«Dijimos… no, las um… ¿las brujas?».

«Madame Curie dijo que eran poderosas. Que nunca había visto nada igual. Te ató dos veces y no volvería a hacerlo. Maldita zorra». Mi puño golpea la mesa, haciendo saltar a Neah.

Neah aprieta las piernas con más fuerza mientras me mira con los ojos azules muy abiertos. «Ella conocía las consecuencias. No te ataría una tercera vez. A eso se refería cuando dijo que no lo haría». Estaba furiosa.

«Creía que…» Neah susurró: «Creía que te había dicho la verdad».

«Suele hacerlo, al final».

«Hay demasiados probando suerte con nosotros», murmura Aero. «Tenemos que recordarles quién es el Lobo superior».

Mirando a Neah, tenía la cara apoyada en las rodillas y los ojos cerrados.

«¿Está dormida?» pregunta Aero.

«¿Neah?» Acababa de hablar con ella. No se mueve cuando intento despertarla.

«Últimamente duerme mucho», murmura Aero. «¿Lo has notado?

«Probablemente aún se está adaptando a la vida aquí. Estaba agotada. Su cuerpo se está poniendo al día».

«¿A quién intentas engañar? Llevas días preguntándole si se encuentra bien».

Coloco el dorso de mi mano contra su frente y noto el calor extremo que desprende. Era nuevo; no lo había sentido cuando la rodeaba con el brazo.

«¿Neah?» Sigue sin moverse.

«¿Neah?» Intento sacudirle los hombros para despertarla. Se le caen las piernas y echa la cabeza hacia atrás. Su corazón sigue latiendo tan fuerte como siempre. No tenía sentido que no se despertara.

«¡RAVEN!» Enlazo a mi hermana, exigiéndole que venga enseguida. Llega en unos minutos y atiende rápidamente a Neah. La examina y me dice que no le pasa nada.

«Entonces dime, ¿por qué mi compañera está ardiendo?

«No lo sé. Levanta frenéticamente las mangas a Neah, investigando sus brazos. «¿Qué buscas?»

«No lo sé. Un pinchazo, un mordisco… ¿podría estar teniendo una reacción a algo?».

«Puede curarse».

Neah tose en su estado inconsciente, y en la comisura de sus labios aparece una pequeña mancha de color rojo brillante. La fuerzo a abrir la boca y huelo la sangre antes de verla. La boca empieza a llenársele rápidamente y, si no la hubiera inclinado hacia delante, probablemente se habría ahogado con ella.

«Joder, joder, joder. ¿Qué se ha comido?» murmura Raven mientras sigue registrando los brazos de Neah.

«No lo sé. No ha comido nada desde que estamos en la oficina». Miro por la habitación en busca de algo que pudiera haber tocado o que no perteneciera a ella. Nada parecía fuera de lugar.

«La necesito en el hospital, Dane. No puedo tratar aquí lo que sea».

Levantando a Neah, la llevo de lado para que no se ahogue con la sangre. Había muchas cosas de las que podíamos curarnos, pero la asfixia no era una de ellas.

Cuando llegamos al hospital, el corazón de Neah va a mil por hora. Es casi imposible oír un solo latido bajo el zumbido constante.

«Tenemos que desnudarla», murmura Raven. «Tiene que haber pasado algo».

«Seguro que no sería tan estúpido», murmuro, ayudando a quitarle la blusa a Neah.

«¿Quién?»

«Devon. Neah le dejó salir y él le sujetó la muñeca, momentos antes de lanzar una amenaza».

«Vaya, eso es mucha información en una sola frase», murmura Raven mientras tira de los vaqueros de Neah para quitárselos. «¿Dónde la agarró?»

«De la muñeca.

Volvió a comprobarle las muñecas, pero no había nada. Ni rastro de nada que pareciera mínimamente diferente.

Entonces lo vi. Un pequeño bulto levantado justo al lado del hombro y, al mirar a Neah, veo que le sale sangre por las orejas, y ya sabía lo que le habían inyectado. Esto no debería estar ocurriendo.

Raven extrae rápidamente un poco de líquido del pequeño bulto. Un líquido transparente mezclado con un poco de su sangre.

«¿Es lo que creo que es?»

«Sangre de acónito».

.

.

.