El CEO calculador y su inocente esposa -
Capítulo 219
Capítulo 219:
Si la cola fuera más larga, podría pasar más tiempo con ella. Tenía muchas ganas de secuestrarla y hacerla pasar la noche con él en su villa.
Después de pagar, Alan la envió de vuelta a su vecindario. La Señora Steele le había pedido que volviera a casa. No podían quedarse juntos por más tiempo, asi que se abrazaron y se despidieron.
En casa, la Señora Steele la vio trayendo una gran bolsa. «¿Por qué compraste tantas cosas?».
«Para aprovechar el tiempo». La Señora Steele no vio nada sospechoso en su explicación.
Annie, que estaba jugando al ajedrez con su abuelo, se apresuró a la pila de aperitivos. Su manita entro en la bolsa jugueteando: «Vaya, ahí está mi chocolate Dove favorito».
Oliva le enseñó a leer la palabra ‘Dove’. Le gustaba usar las cosas de alrededor para educar a Annie. «No te olvides de compartir con tus abuelos. No puedes comer demasiado o de lo contrario, se te caerán los dientes».
Annie era una niña obediente y compartió su chocolate con sus abuelos. Luego, tomo otra tableta de chocolate de la bolsa y dijo: «Mami, me lavaré los dientes más tarde para que no se me caigan. ¿Puedo llevar esto a la escuela mañana? Lo compartiré con Lan Lan y Zhang Xiaoli, ellos son mis mejores amigos. La última vez, Zhang Xiaoli me dio de su merienda y Lan Lan me dio una ciruela».
«Por supuesto». Oliva sonrió. Intentó no mimar a Annie desde que era una niña, ahora había demasiados niños mimados por ahí. Annie era su pequeña princesa, pero eso no quería decir que Oliva la dejaría desarrollara un síndrome de princesa.
Cuando terminó de comer su chocolate, Annie se cepilló los dientes y Oliva la bañó. Después de eso, puso a Annie en su cama para que fuera a dormir. «Mami, ¿Vas a dormir ahora? Quiero que duermas conmigo».
Oliva sacó un pijama del armario y le dijo: «Claro, pero ve durmiendo. Mami se acostará después de bañarse».
«de acuerdo». La niña se enrolló la sábana, sus ojos brillaban de felicidad.
Sin embargo, cuando Oliva salió del baño, Annie se había quedado dormida.
Había una pequeña sonrisa en su rostro, como si estuviera teniendo un buen sueño. Amarrándose el cabello, Oliva se sentó junto a ella en la cama.
Tomo su teléfono y le envió un mensaje a Alan: [¿Ya has llegado?].
[Sí, ya he llegado. Acabo de abrir la puerta, es una hermosa coincidencia, ¿No?], rió él.
La felicidad se sentía diferente cuando alguien más se preocupaba por uno. Al principio, le parecía que la villa estaba vacía y sin vida, pero ahora tenia los recuerdos y huelas que ella dejo. Si hubiera un niño que vagara por las habitaciones, el ambiente sería cálido y perfecto.
No era una persona a la que le gustara enviar mensajes. Sentía que no era tan directo como las llamadas telefónicas, pero ahora le gustaba pasar su tiempo con ella.
Ella en casa comía de los bollos que había hecho su madre. Ella eligió uno bollos, les tomo una foto y se la envió.
Ella sabía que él no había cenado, así que lo provoco diciéndole: [Los bollos que hace mi madre son realmente deliciosos. La piel es fina, pero tienen bastante relleno. Además, envolvía la piel de forma hermosa].
A Alan se le caía la baba. Se preguntó cuándo podría probar los bollos hechos por su suegra.
Oliva no sabía cuándo se había quedado dormida.
Cuando se despertó, las manos de Annie la estaban acariciando. La niña era muy juguetona por la mañana. «Annie, ¿Qué hora es?».
Había un reloj despertador al lado de la cama. Annie había aprendido a leer la hora, pero igual no le contestó. Ella solo siguió tocando juguetonamente a Oliva.
Olivia abrió bien los ojos y preguntó: «Annie, ¿Qué estás haciendo? Deja que mamá vuelva a dormir».
«Sólo estoy viendo tu nariz. Me pregunto si se alargara». Dijo la niña con curiosidad.
«¿Alargarse? ¿Por qué se alargaría mi nariz?». Oliva estiró la mano hacia la cabecera de la cama y tomó el despertador. Eran sólo las seis. Annie estaba tan llena de energía que consiguió molestarla a primera hora de la mañana.
«Mamá dijo que cuando alguien mentía, su nariz se hacía más larga. Quiero ver si tu nariz ha crecido».
«¿Cuándo mintió mamá?».
Annie apartó las manos y dijo seriamente: «Mentiste a mis abuelos y a la tía Chloe diciendo que el señor que me invitó a McD$nald’s era tu amigo. De hecho, es mi padre, ¿Verdad?».
Oliva estaba realmente sorprendida, al escucharla se había despertado del todo: «¿Cómo sabes que es tu padre?».
Excepto ella misma, sólo Chloe Malan e Ivy Paddington sabían de este asunto. ¿Se lo dijeron a Annie? Ella pensaba que eran discretos.
Annie se sentó y señaló el pequeño cajón bajo el armario: «Te olvidaste de cerrarlo. He visto muchas cosas sobre él ahí adentro». El cajón estaba lleno de recortes de periódicos y fotos de Alan Hoyle. Era su lugar secreto, pero inesperadamente, su hija de cinco años lo vio.
Aunque no lo entendió del todo, la niña captó la pista. «¿Cuándo lo supiste?», preguntó.
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