Capítulo 841:

«¿Hay alguien más? Algún otro amigo al que le haya gustado?».

Esta vez Bella ni siquiera dudó y contestó directamente:

«Creo que Blayze. Recuerdo que le pediste que te ayudara a encontrar piso. Cuando fuimos a ver el lugar, parecías sorprendida de verlo en persona por primera vez. Dijiste que casi le habías confundido con otra persona, algo así. En aquel momento no lo entendí muy bien, pero ahora me doy cuenta de que se parecía mucho al chico del que estabas enamorada».

«Oh, ¿entonces Blayze y yo teníamos una relación más cercana?» preguntó Sabrina, esperando obtener más claridad.

«Así es», confirmó Bella. «Blayze era el presidente de la Asociación Internacional. Ayudaba a todo el mundo a relacionarse, ¿sabes? Organizaba eventos y animaba a la gente a reunirse y ayudarse mutuamente, ese tipo de cosas. Estaba muy ocupado y rara vez ayudaba a alguien directamente, así que estaba claro que tú eras una excepción. Todos nos dimos cuenta de que le caías bien a Blayze. Es más, también mencionaste varias veces que era un buen tipo. Siempre pensé que acabaríais juntos».

Sabrina miró su regazo y guardó silencio un momento antes de suspirar y preguntar:

«¿Nadie más?»

«No», respondió Bella.

«Muy bien, entonces. Gracias», murmuró. Sabrina, insatisfecha, pero ya sin fuerzas para insistir, se dio por vencida.

Viendo que no llegaba a ninguna parte, Sabrina hizo algunas preguntas más, charló un poco más con Bella sobre cosas cotidianas y terminó la llamada.

Agotada, Sabrina dejó el móvil en la mesilla de noche y se frotó las sienes para aliviar la presión. Una sensación de total impotencia se apoderó de ella.

Si realmente había tenido un hijo durante su estancia en Filadelfia, Blayze parecía el padre más probable.

Sabrina forzó la memoria y pensó en cómo habían vuelto a conectar. Blayze la había encontrado en el chat del grupo, la había agregado a Facebook, la había invitado a salir e incluso le había ayudado con consejos de fotografía. Como había dicho Bella, estaban muy unidos.

Con esto en mente, Sabrina volvió a coger el móvil y empezó a revisar su historial de chats con Blayze para intentar averiguar algo.

Entre tantos mensajes comunes, destacó un audio: «Después de que me bloquearas, empecé a pensar que me odiabas».

En aquel momento, Sabrina no había prestado mucha atención a esa frase en particular, pero ahora parecía tener un significado más profundo. Quizás de alguien que acababa de salir de un romance.

Sabrina se mostró escéptica y la situación le pareció bastante extraña.

Recordaba claramente cómo veía a Tyrone como una luz brillante que le daba calor y consuelo en sus momentos más oscuros. Así que dudaba que pudiera transferir rápidamente sus sentimientos por él a Blayze, a pesar del increíble parecido entre ambos.

Con la mente llena de pensamientos, Sabrina hizo lo posible por reflexionar sobre sus propios sentimientos hacia Blayze. Sabía que estaba agradecida por la amabilidad que le había demostrado, pero enamorarse de él, sobre todo en tan poco tiempo, era sencillamente inimaginable.

Otro punto importante era el hecho de que Blayze nunca había mencionado nada sobre el supuesto hijo que tuvieron juntos desde el momento en que volvieron a conectar.

¿No era él el padre?

Por lo que había dicho Bella, parecía lo más probable. Pero si no era así, ¿quién más podía ser?

Con pensamientos confusos dando vueltas en su mente, Sabrina suspiró, colgó el teléfono y lo guardó.

Cada vez que intentaba recordar los acontecimientos de aquel año, un dolor agudo le atormentaba la cabeza, dejándola incapaz de entender nada.

Todo lo que había aprendido desde la noche anterior la había pillado por sorpresa. En un solo día, parecía que todo su mundo se había derrumbado. Quedó claro que en algún momento se había quedado embarazada y había dado a luz a un bebé durante su estancia en Filadelfia, y que probablemente el padre era Blayze, el hermanastro de Tyrone. Si alguien le hubiera contado todo esto antes, se habría reído, pensando que no era más que una broma.

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