Capítulo 668:

La mirada de Bettie quedó eclipsada por la presencia de Lance. El corazón le latía con fuerza en el pecho, una salvaje sinfonía de expectación. Qué se traía entre manos? ¿Estaba…?

Los labios de Lance, lentos y deliberados, trazaron un camino por la mejilla de Bettie, centímetro a centímetro.

Luego, con una ternura que le robó el aliento, sus labios encontraron los de ella, fundiéndose en un abrazo íntimo.

Los pensamientos de Bettie se dispersaron como hojas al viento.

Al cabo de unos instantes, Lance se dirigió al asiento del conductor y arrancó el coche.

Sin embargo, la mente de Bettie seguía siendo un torbellino, incapaz de orientarse.

Sólo podía fingir dormir, con sus pensamientos desordenados.

En ese momento, Bettie añoraba el dichoso olvido de la embriaguez. Permaneció acurrucada en el asiento trasero mientras volvían a casa.

Un bostezo escapó de los labios de Bettie. Sentía que había llegado el momento de despertarse.

Mientras Bettie pensaba en darse la vuelta y abrir los ojos, las palabras de sus amigos de la cámara resonaron en su mente.

«¡Apuesto a que terminarán durmiendo juntos esta noche!»

«Los hombres son todos iguales. Si Bettie está borracha y tumbada delante de él, ¡no creo que se comporte!».

«Bettie tuvo un pequeño percance con el vino antes. No olvides cambiarle la ropa cuando vuelvas a casa».

Sus comentarios sonaban como un disco rayado en los pensamientos de Bettie. ¿Qué haría Lance? ¿Haría caso a las predicciones de sus amigos o la sorprendería?

La curiosidad corroía a Bettie, pero una duda persistía. ¿Sería justo esperar algo más?

Justo cuando Bettie vacilaba en su incertidumbre, el suave zumbido del coche señaló su llegada al garaje subterráneo.

Lance abrió la puerta trasera y levantó a Bettie en brazos sin esfuerzo.

Momentos después, Bettie se encontraba en la cama de su casa, mientras el sonido de los pasos de Lance se desvanecía en la distancia.

Bettie estaba desconcertada. ¿Se había ido? ¿De verdad podía ser tan caballero?

Bettie abrió un ojo, escudriñando la habitación. ¿De verdad se había ido?

Un suspiro se escapó de sus labios, mezclando felicidad con una punzada de decepción.

De repente, se oyó un leve susurro en el guardarropa.

Bettie aguzó el oído, reconociendo el sonido. ¿Era Lance buscando ropa? ¿Estaba pensando seriamente en cambiarle la ropa?

Mientras reflexionaba sobre esta revelación, sus pasos se acercaban.

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